El Papa llama a la reconciliaci¨®n a polacos y ucranios
Juan Pablo II pidi¨® ayer a ucranios y polacos que se reconcilien. El Pont¨ªfice recomend¨® que no volvieran a encenderse las hogueras de "viejos nacionalismos y aversiones". Esas palabras cobraron especial importancia dado el lugar geogr¨¢fico en que se pronunciaron: Przemysl, junto a la frontera con la rep¨²blica sovi¨¦tica de Ucrania.
En esa zona, escenario hist¨®rico de guerras y mosaico de lenguas y culturas, parad¨®jicamente es una misma religi¨®n -la cat¨®lica- la que divide a los ciudadanos en seguidores del rito latino y del bizantino. El problema es el conflicto por la posesi¨®n de templos que ha tra¨ªdo la ca¨ªda de los reg¨ªmenes totalitarios.La tensi¨®n era patente en las calles poco antes de la llegada del Pont¨ªfice a la ciudad de Przemysl. La polic¨ªa polaca hab¨ªa separado a los seguidores de ambos ritos. Los ucranios procedentes de la URSS -unos 30.000- deb¨ªan mostrar su pasaporte e invitaci¨®n para acceder a lugares perfectamente delimitados.
Estos cat¨®licos de rito bizantino (uniatas) explicaban que ellos no ponen impedimentos a la cesi¨®n de templos para los cat¨®licos de rito latino (la mayor¨ªa, unos 280.000, son polacos) en Ucrania. Pero aseguraban que en Polonia no se da esa reciprocidad, a pesar de que son 350.000 los uniatas de origen ucranio y nacionalidad polaca que viven en ese pa¨ªs.
El problema de fondo es producto del dise?o fronterizo que sigui¨® al reparto de Yalta y por las posteriores medidas tomadas por las autoridades sovi¨¦ticas y polacas.
Decisi¨®n salom¨®nica
Para llevar las aguas a su cauce, el Papa decidi¨® ayer ofrecer en propiedad a los uniatas el templo del Sagrado Coraz¨®n de Jes¨²s de Przemysl, que elev¨® a catedral. Una decisi¨®n salom¨®nica, despu¨¦s de que hace dos meses los cat¨®licos polacos de rito latino ocuparan la iglesia de Santa Teresa, que deber¨ªa haber pasado a los de rito bizantino. La soluci¨®n tomada por el Papa ayer no contentar¨¢ probablemente a nadie. Con ella, no obstante, Juan Pablo II ha intentado poner fin a esa guerra de nacionalismos y desprecios que ahora tiene su plasmaci¨®n en un peculiar combate por los altares.Por ello, el Pont¨ªfice abog¨® ayer por "el perd¨®n de antiguos errores". "Reencender los viejos nacionalismos y aversiones ser¨ªa actuar contra la identidad cristiana, ser¨ªa un anacronismo chocante, indigno de dos pueblos" que, a?adi¨® el Papa, deben "construir conjuntamente la Iglesia; una, cat¨®lica y apost¨®lica, independientemente de la pertenencia al rito".
Mientras, sin embargo, en la calle, las espadas segu¨ªan en alto. Las banderas ucranias eran portadas por los uniatas, al tiempo que las polacas colgaban de los m¨¢stiles. Los sacerdotes de uno y otro rito rehu¨ªan el enfrentamiento en sus declaraciones a la prensa. La polic¨ªa colaboraba en el mantenimiento del orden sugerido por los cat¨®licos de rito latino, con los que han mantenido todo tipo de colaboraci¨®n mientras ha durado la ocupaci¨®n de la iglesia en litigio.
Nadie ha puesto en duda, por el momento, la buena intenci¨®n de Juan Pablo II con su llamada a la reconciliaci¨®n. Pero la decisi¨®n de ceder un templo no inicialmente previsto a los uniatas es considerada por ¨¦stos como una concesi¨®n al nacionalcatolicismo polaco. Los propios ocupantes del templo manifestaron a los period¨ªstas que la c¨²pula eclesial de su pa¨ªs se ha visto sometida a las presiones del nuncio de la Santa Sede para ceder la iglesia en cuesti¨®n a los cat¨®licos de rito bizantino. No obstante, todos dicen que aceptar¨¢n la decisi¨®n del Papa.
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