El templo de la discordia
La iglesia barroca de Santa Teresa, situada en una de las colinas que rodean la ciudad de Przemysl (sureste de Polonia), quedaba ayer cerrada a cal y canto, incluso ante el propio Pont¨ªfice, para evitar conflictos entre polacos y ucranios, dos pueblos enfrentados por sus eternas luchas hist¨®ricas y distintos ritos dentro de la Iglesia cat¨®lica romana.El cierre provisional del templo se produjo despu¨¦s de dos meses que hab¨ªa durado la ocupaci¨®n de la iglesia, antiguamente ucrania y conferida a la orden de los carmelitas, tras la II Guerra Mundial, por un grupo de cat¨®licos polacos de rito latino que con su acci¨®n intentaron impedir el traspaso del templo a los uniatas (ucranios).
El encierro, apoyado t¨¢citamente por los propios carmelitas, oblig¨® al Papa a cambiar el programa de su visita a Przemysl, donde Juan Pablo II ten¨ªa previsto un encuentro con los ucranios precisamente en esa iglesia.
El conflicto en torno a esta iglesia no hizo sino azuzar la tensi¨®n entre los ucranios y los polacos. Los resentimientos hist¨®ricos entre estos dos pueblos, que se remontan al siglo XVII, cuando los ucranios se levantaron contra el reino de Polonia, quedaron fortalecidos en la II Guerra Mundial, cuando el Ej¨¦rcito nacionalista de Ucrania, que cooperaba con los nazis, y la guerrilla polaca antinazi mantuvieron una aut¨¦ntica guerra. Despu¨¦s, las autoridades comunistas de Varsovia llevaron a cabo en 1947 la Operaci¨®n V¨ªstula, que consisti¨® en el traslado forzoso de casi medio mill¨®n de ucranios a otras regiones de Polonia.
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