A lo segundo
En primer lugar actu¨® Killing Joke, un grupo hist¨®rico. Corren tiempos de incomprensi¨®n para esta banda inglesa. Surgida en plena resaca punki, la Broma Asesina fue pionera en el ruidismo, y, donde s¨®lo hab¨ªa guitarras distorsionadas, Killing Joke coloc¨® la t¨ªmbrica futurista de unos sintetizadores que hoy suenan de primer¨ªsima generaci¨®n.Su concepto del no-g¨¦nero musical, absolutamente punki, les ha llevado a pretender intensidad mediante la velocidad percusiva, las guitarras saturadas y el etismo de la voz. Sin embargo, su recital tuvo un momento m¨¢gico. Killing Joke interpret¨® Love like blood, aquel extra?o tiempo medio, rico en tonalidades, triste e inquietante que sobrevive como diamante pulido de un sector de la generaci¨®n de los ochenta, que no quiso tener pasado, tradici¨®n, ra¨ªz musical. Curiosamente, aunque 10 a?os m¨¢s tarde, los mismos planteamientos parecen animar a la creaci¨®n a la banda que actu¨® en segundo lugar: los esperados y bien amados por el p¨²blico, los bostonianos Pixies.
Killing Joke / Pixies
Pixies: Black Francis (voz y guitarra), Joey Santiago (guitarra), Kim Deal (bajo) y David Lovering (bater¨ªa). 3.000 personas. Precio: 2.500 pesetas. Pabell¨®n de Deportes del Real Madrid. Madrid, 11 de junio.
Ac¨²sticos
El grupo cuenta con cuatro elep¨¦s publicados en Espa?a, y Surfer rosa, el segundo de ellos -editado en 1988-, provoc¨® la atenci¨®n internacional hacia un grupo que bajo la velocidad del hard-core (el otro gran no-g¨¦nero), escond¨ªa complejas arquitecturas tonales e inquietantes melod¨ªas a d¨²o que conjugaban la entonaci¨®n exacta con el grito desgarrado. Los Pixies parec¨ªan componer con la decisi¨®n del que otea entre los trastes de su guitarra en busca de la diferencia. Y ¨¦sta lleg¨®, en forma de canciones ocurrentes y con una t¨ªmbrica que favorece lo ac¨²stico.Una tarea "bieeen dif¨ªsil, pues", que dir¨ªa el cantante Black Francis, residente en Puerto Rico durante una temporada. Desaparecida la sorpresa inicial, los temas de los Pixies se escuchan con la atenci¨®n selectiva que precisa la lectura de un relato. Siempre complejos arm¨®nicamente, los desarrollos instrumentales empalagan por su densidad all¨ª donde la r¨ªtmica se dispara hacia el hard-core. En los tiempos medios, los Pixies les demuestran un sentido de la contenci¨®n sobre su propio discurso musical que les hace ganar en profundidad y en sugerencias.
En cualquier caso, no fue posible escuchar al grupo en las condiciones que su ruidismo cristalino requiere. Por obra y gracia del pabell¨®n de marras, los Pixies se vieron despojados de las inflexiones quebradizas en las voces y de la solemnidad de sus guitarras hirientes. Lo cual, unido a cierta reiteraci¨®n atosigante en sus formas de composici¨®n, hizo recordar la frase del castizo que, a principios del verano, se ba?a en un r¨ªo de aguas fr¨ªas y exclama: "A lo primero te da impresi¨®n; pero a lo segundo...".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.