Armilar
El proyecto de la esfera armilar que sus autores so?aron una noche de verano tumbados mirando las estrellas comenzar¨¢ a realizarse ma?ana junto al cerro Almod¨®var, entre Vallecas y Vic¨¢lvaro, tierra de frontera al este de Madrid, all¨ª donde las vaguadas est¨¢n sembradas de jeringuillas que crecen como el centeno. Todav¨ªa cruza aquellos alcores un viejo camino de arrieros con hondos relejes. Hay chabolas de lata en las trochas con perros fam¨¦licos y gente de quincalla bajo la l¨ªnea de vertederos que Kiefer ha incorporado a la est¨¦tica. En este rabo de la ciudad ma?ana nacer¨¢ el sue?o de un par de locos y las constelaciones se pondr¨¢n a rodar para que Pit¨¢goras vuelva a imponer el ¨¢lgebra sobre el caos. A este paraje acud¨ªa los s¨¢bados un grupo de artistas con la tortilla de patatas antes de la guerra a pintar el pueblo de Vallecas cuando las ovejas pac¨ªan en las veredas onduladas de trigo. Desde el cerro Almod¨®var est¨¢ ahora el pintor Antonio L¨®pez exprimiendo su alma en un lienzo con las crestas de Moratalaz al fondo. Atr¨¢s quedan los fulminados yesares y las cementeras de Valderrivas, cuyas chimeneas muertas son vol¨²menes o espectros de Giorgio de Chirico. Ayer atraves¨¦ este territorio de apaches antes de que las m¨¢quinas lo conviertan en parte de la V¨ªa L¨¢ctea. La esfera armilar, de 92 metros de di¨¢metro, engendrada a medias por el escultor Trenor y el ingeniero J. A. Fern¨¢ndez Ord¨®?ez pudo haberse levantado en Atlanta o en Berl¨ªn, pero no en vano Don Quijote ha pedido el carn¨¦ de UGT, y tampoco resulta f¨¢cil detener la locura de otro sue?o de Leonardo ni parar el impulso de una reina. Ser¨¢ un espect¨¢culo ver c¨®mo giran los planetas sobre los balcones de los obreros llenos de geranios, contemplar el sistema solar en medio de las coladas. All¨ª donde ahora fermenta la ciudad con el ¨¢cido del detrito volver¨¢ Galileo a mandar. Tal vez con el tiempo otras generaciones ver¨¢n en esta esfera un desaf¨ªo del final de milenio. Por mi parte me limito a saber que es el triunfo de las estrellas contra los basureros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Marginados
- Opini¨®n
- Rafael Trenor
- Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez
- Vic¨¢lvaro
- Monumentos
- Marginaci¨®n
- Servicios sociales
- Patrimonio hist¨®rico
- Ayuntamiento Madrid
- Patrimonio cultural
- Distritos municipales
- Madrid
- Grupos sociales
- Pol¨ªtica social
- Ayuntamientos
- Gobierno municipal
- Comunidad de Madrid
- Espa?a
- Pol¨ªtica municipal
- Cultura
- Administraci¨®n local
- Arte
- Problemas sociales
- Pol¨ªtica