Hilari¨®n Capucci

Repite desde hace a?os los mismos argumentos sin perder en ning¨²n momento el entusiasmo y convencimiento que hacen de Hilari¨®n Capucci, el arzobispo de Jerusal¨¦n, uno de los s¨ªmbolos de la lucha palestina. "La paz s¨®lo es posible si el Consejo de Seguridad de la ONU aplica en los territorios ocupados de Israel las mismas resoluciones que aplic¨® a Irak por haber ocupado injustamente otro pa¨ªs", asegur¨® el pasado viernes en Barcelona el obispo melquita. "Estamos cerca de la paz, pero, si el comportamiento de la ONU es diferente, es decir, si la raz¨®n de los m¨¢s fuertes se impone de nuevo, desgraciadamente se desencadenar¨¢ una nueva guerra surgida de las condiciones de paz impuestas por el anterior enfrentamiento".Para Capucci, la guerra del Golfo no ha acabado, "est¨¢ empezando ahora", y la actual paz es, en su opini¨®n, "una simple tregua que puede romperse en cualquier momento. "Mientras los problemas palestinos no encuentren una soluci¨®n justa, Oriente Pr¨®ximo, y el mundo entero, estar¨¢ siempre al borde de una guerra", a?adi¨®. Para Capucci, los problemas liban¨¦s y kurdo o el fanatismo integrista de los pa¨ªses ¨¢rabes no se solucionar¨¢n hasta que no se aplique la resoluci¨®n 181 de las Naciones Unidas, que prev¨¦ la creaci¨®n de un Estado palestino.

Hilari¨®n Capucci habl¨® ante un auditorio de unas sesenta personas, ya convencidas de antemano, que asist¨ªan a las jornadas sobre el Mundo ¨¢rabe y Occidente, que patrocina la organizaci¨®n cristiana Justicia y Paz. Capucci record¨® a los palestinos en el exilio, como ¨¦l, a los que viven en campos de refugiados y a los que sobreviven en los territorios ocupados.

Defensor de la paz, pero comprensivo con la resistencia, incluso violenta, de su pueblo, Capucci no duda en asegurar que "la paz sin territorios es imposible", y advierte que la resoluci¨®n del problema palestino es la mejor manera de evitar al mundo una cat¨¢strofe.

Cuando habla este hombre de 64 a?os, de mirada esperanzada y vestido con sotana oriental, sus palabras y gestos adquieren un aire casi tan combativo y exaltado como las piedras que lanzan sus j¨®venes compatriotas de, la Intifada. Padeci¨® cuatro a?os de c¨¢rcel en Israel, acusado de colaborar con la OLP, y, tras su liberaci¨®n, hace ahora poco m¨¢s de 15 a?os, vive exiliado en Roma. El Gobierno israel¨ª puso como condici¨®n para su excarcelaci¨®n que nunca pudiera volver a Jerusal¨¦n -la ciudad tres veces santa y a la que querr¨ªa ver bajo jurisdicci¨®n internacional-, ni tampoco a ning¨²n otro pa¨ªs ¨¢rabe. La ¨²nica excepci¨®n fue el viaje humanitario que realiz¨® en noviembre del a?o pasado a Irak para conseguir la liberaci¨®n de 86 rehenes italianos.

"Vivo exiliado de Palestina, de mis feligreses, de mi gente", explica Capucci. "Mi sue?o es volver un d¨ªa a mi patria, a Jerusal¨¦n; entonces ser¨¦ el hombre m¨¢s feliz del mundo". Su cuerpo est¨¢ en Europa, perosu coraz¨®n, dice ¨¦l, est¨¢ siempre con los suyos. Los cambios en el Este han dado alas a su esperanza, y cree que, al igual que cay¨® el muro, tambi¨¦n Israel puede cambiar y aceptar una conferencia de paz internacional que asegure su retorno y el de todos sus compatriotas. Por ello, cuando acab¨® su parlamento, emocionado, dijo: "Hasta lo m¨¢s pronto posible en Jerusal¨¦n, ciudad de la paz".