Podr¨ªa ocurrir
Con la Ley de Seguridad Ciudadana que el Ministerio del Interior se trae entre manos podr¨ªa ocurrir que la polic¨ªa supiera de una vivienda donde trafican con droga y, sin necesidad de mandato judicial, entrara de improviso en ella, y atrapara a los traficantes, que llaman camellos y se les distingue porque tienen cara de cabra, y se los llevara esposados, y los interrogara en comisar¨ªa, y averiguara contactos, encubridores, jefes, lo que desbaratar¨ªa tramas, y ¨¦se ser¨ªa un avance en la lucha contra el narcotr¨¢fico, cuya erradicaci¨®n todo bien nacido desea.Con la Ley de Seguridad Ciudadana esa podr¨ªa ocurrir que cualquier enloquecido, por satisfacer sus fobias, denunciara a un vecino inocente. Y, con el dato del soplo y la simple sospecha como motivo para pasar a la acci¨®n, asaltara la polic¨ªa esa casa pistola en mano, ?manos arriba!, ?todo el mundo contra la pared!, la abuela sorprendida en bragas, los ni?os corriendo despavoridos por el pasillo, la madre con un soponcio, el padre a punto del infarto, ipim!, ?pum!, ayes, llantos, crujir de dientes. Y s¨®lo faltar¨ªa que el denunciante, en el colmo de la perfidia, hubiera introducido en la olla expr¨¦s una papelina, pues en el registro la descubrir¨ªa un guardia y aparecer¨ªa en el comedor con la olla expr¨¦s bajo el brazo diciendo: ?Os pill¨¦! ?Todos a comisar¨ªa!".
Durante la larga noche de la dictadura, el dictador decret¨® estados de excepci¨®n para dejar en suspenso derechos ciudadanos fundamentales, entre otros la inviolabilidad de los domicilios. Es el derecho constitucional que la nueva Ley de Seguridad Ciudadana pretende dejar asimismo en suspenso, lo cual seguramente servir¨ªa para coger a unos cuantos narcotraficantes con las manos en la masa, s¨ª, pero a lo mejor convert¨ªa la democracia en estado de excepci¨®n. Y ¨¦ste es un disparate que podr¨ªa ocurrir tambi¨¦n.
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