Espa?a, en Schengen
ESPA?A Y Portugal ingresan ma?ana como miembros de pleno derecho, tras permanecer algunos meses como observadores, en el llamado Grupo de Schengen, anticipo a escala reducida de un espacio ¨²nico en el que los ciudadanos europeos puedan moverse sin trabas: la "libre circulaci¨®n de personas" que quiere la CE y que pasa por ser el exponente m¨¢s significativo de la uni¨®n europea en curso. Condici¨®n indispensable para que Espa?a pudiera dar este paso ha sido la exigencia de visado a los ciudadanos magreb¨ªes (marroqu¨ªes, argelinos y tunecinos) que transitan por su territorio o pretenden residir en ¨¦l. Pues bien, Espa?a puso en marcha este mecanismo burocr¨¢tico el 15 de mayo pasado, dando garant¨ªas a los actuales integrantes del Grupo de Schengen -Francia, Alemania, B¨¦lgica, Holanda, Luxemburgo e Italia- de que sus fronteras exteriores quedaban selladas de acuerdo con las reglas del citado grupo.La adhesi¨®n de Espa?a s¨®lo ser¨¢ plenamente efectiva, sin embargo, cuando sea ratificada por el Parlamento espa?ol. Hasta ahora, s¨®lo Francia ha cumplimentado este tr¨¢mite -la Asamblea francesa se pronunci¨® sobre este asunto el pasado d¨ªa 4-, lo que da una, idea de las dificultades planteadas en la constituci¨®n de este grupo. Y no hay que extra?arse de ello. La supresi¨®n de las fronteras interiores, o lo que es lo mismo, la creaci¨®n de un nuevo espacio de libre circulaci¨®n de personas y mercanc¨ªas, no es tarea f¨¢cil en pa¨ªses que, como la mayor¨ªa de. los europeos, tienen un concepto de la soberan¨ªa nacional muy arraigado en su historia y en su cultura. Desde esta perspectiva es comprensible que el abandono de una parte de la soberan¨ªa nacional por cada uno de los integrantes del Grupo de Schengen implique la total confianza entre todos ellos respecto de las medidas de control adoptadas en sus fronteras exteriores.
Para Espa?a era un objetivo pol¨ªtico importante participar cuanto antes en esta experiencia de laboratorio de lo que ser¨¢ la Europa sin fronteras a partir de 1993. No s¨®lo por demostrar la seriedad de su compromiso en el cumplimiento de las normas comunes, sino tambi¨¦n por hacer valer sus puntos de vista en cuestiones tan delicadas como el control de las fronteras, la exigencia de visado a los ciudadanos de pa¨ªses terceros -la lista com¨²n comprende actualmente 110 pa¨ªses-, el derecho de asilo y la puesta en vigor de un complejo sistema de cooperaci¨®n policial y de auxilio judicial. Espa?a no puede aceptar interpretaciones de la. normativa com¨²n que pretenden convertirla en instrumento de la particular pol¨ªtica sobre extranjeros de algunos pa¨ªses comunitarios.
El Tratado de Schengen, esbozado en 1985 en la ciudad luxemburguesa de este nombre y operativo s¨®lo desde hace un a?o, puede ser la pieza m¨¢s simb¨®lica de la voluntad de los europeos de unirse en un solo espacio pol¨ªtico, pero tambi¨¦n el anuncio de un preocupante cambio en sus tradiciones hospitalarias. Las organizaciones humanitarias, e incluso algunos de los Gobiernos signatarios, han manifestado su temor ante las consecuencias de la ausencia de control democr¨¢tico en su aplicaci¨®n, pues ni siquiera los Parlamentos nacionales han participado en su elaboraci¨®n, y su rechazo o ratificaci¨®n s¨®lo puede serlo en bloque. Las principales consecuencias temidas son que comporte graves riesgos para los derechos individuales y refuerce en exceso el control policial e inform¨¢tico sobre las personas.
En este terreno, uno de los puntos m¨¢s inquietantes es el montaje de una estrecha cooperaci¨®n policial basada en un sistema informatizado, el sistema de informaci¨®n Schengen, ordenador com¨²n situado en Estrasburgo (Francia), capaz de fichar a cientos de miles de personas: extraditables, extranjeros indeseables, desaparecidos, llamados a declarar, etc¨¦tera. El tratado prev¨¦ la protecci¨®n de los datos personales informatizados y el compromiso solemne de respetar la inviolabilidad del individuo. Pero ser¨¢ necesario que ciudadanos e instituciones -y ojal¨¢ que tambi¨¦n los Gobiernos- est¨¦n vigilantes para que el sistema se atenga a las reglas y no act¨²e por su cuenta.
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