Encrucijada argelina
EL NUEVO Gobierno argelino, encabezado por Sid Ahmed Gozali y destinado a preparar unas elecciones generales en un plazo de seis meses, aporta algunas novedades sustanciales al proceso de democratizaci¨®n en que se halla comprometida Argelia. Surgido de la crisis dram¨¢tica sufrida por el pa¨ªs magreb¨ª como resultado de la huelga general indefinida lanzada por los musulmanes extremistas del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS), este Gobierno significa el primer gran fracaso de quienes est¨¢n empe?ados en repetir la dolorosa experiencia de una revoluci¨®n isl¨¢mica que siga el ejemplo del jomeinismo. El anterior Gobierno, presidido por Mulud Hamruche, estaba directamente vinculado al aparato del viejo partido de la independencia: el Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN). Su objetivo era doble: llevar a Argelia a la democracia, pero sin soltar las riendas del poder. Los isl¨¢micos han convertido en impracticable el camino reformista y el paso de un poder totalitario del FLN a un poder democr¨¢tico del FLN: no puede haber democracia argelina con la reproducci¨®n del viejo poder anquilosado y burocratizado. El hombre del aparato Hamruche ha sido destituido por un brillante gestor, economista y diplom¨¢tico, imagen de la Argelia moderna y de la sociedad civil democr¨¢tica.
Al cerrar la v¨ªa a la perpetuaci¨®n del ex partido ¨²nico, el acceso al poder no ha quedado expedito para los islamistas. Al rev¨¦s. Este nuevo Gobierno, que cuenta en su programa con la realizaci¨®n de unas elecciones generales honestas y libres, prefigura la gran alianza laica que puede llevar en el futuro a la ruina al FIS, rompe por primera vez con la primac¨ªa de la burocracia de partido y recoge un abanico de personalidades perfectamente representativas de la realidad argelina (excepci¨®n hecha del fundamentalismo): dos mujeres, t¨¦cnicos surgidos de Sonatrac -la gran compa?¨ªa petrol¨ªfera y gas¨ªstica argelina y principal fuente de su riqueza-, y la indispensable conexi¨®n con las Fuerzas Armadas cemento y fundamento real, m¨¢s que el propio partido, del poder efectivo en Argelia desde la independencia.
En esta f¨®rmula convergen los intereses laicos de innumerables mujeres que no desean desaparecer tras los velos y las restricciones del islamismo radical; los intereses culturales y ling¨¹¨ªsticos del berberismo, que no desea una sociedad monol¨ªtica ¨¢rabe; las posiciones de realismo econ¨®mico representadas por los economistas e ingenieros de Sonatrac, y el realismo de Estado de las FF AA. Todo ello, con una singular guinda, altamente reveladora de la complejidad de la maniobra: ¨¦ste es el primer Gobierno magreb¨ª en el que hay un ministro de los Derechos del Hombre, circunstancia harto significativa, entre otros motivos, porque los primeros beneficiarios de su actuaci¨®n ser¨¢n los militantes isl¨¢micos, que sufren estos d¨ªas una dur¨ªsima represi¨®n tras sus intentos de implantar una rep¨²blica isl¨¢mica incluso por v¨ªa armada.
As¨ª se dar¨¢ la paradoja de que este Gobierno seguir¨¢ reprimiendo la subversi¨®n isl¨¢mica a la vez que intentar¨¢ ofrecer mayores garant¨ªas de respeto de los derechos fundamentales. Con ello incidir¨¢ en la contradicci¨®n m¨¢s importante en que se halla buena parte del mundo ¨¢rabe: si hubiera elecciones democr¨¢ticas ahora mismo, ¨¦stas dar¨ªan el poder a unos movimientos isl¨¢micos que inmediatamente suprimir¨ªan hasta el ¨²ltimo viso de libertad y de procedimiento democr¨¢tico. Romper este cerco, a partir de la ruptura del frente isl¨¢mico y de la formaci¨®n de un ampl¨ªsimo frente laico (que est¨¢ prefigurado en el nuevo Gobierno argelino), es el dificil¨ªsimo reto que deber¨¢n enfrentar los argelinos y que tendr¨¢ sensibles repercusiones en todo el Magreb y el mundo ¨¢rabe.
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