"S¨ª Walesa disuelve el Parlamento polaco, perpetrara un golpe de Estado"
"Cualquier medida del presidente Lech Walesa para disolver ahora el Parlamento polaco es ilegal; por tanto, tal disoluci¨®n bien podr¨ªa considerarse como un golpe de Estado". ?sta es la opini¨®n de Mikolaj Kozakiewicz, de 68 a?os, presidente del Parlamento de Polonia.
Seg¨²n Kozakiewicz, nada justifica la guerra declarada por Walesa a la Dieta. "No se han incumplido por los diputados ninguno de los supuestos constitucionales por los cuales el jefe del Estado puede disolver las C¨¢maras: la falta de elaboraci¨®n del presupuesto nacional, la no elecci¨®n del primer ministro o un recorte de los poderes presidenciales".El presidente de la Dieta no cree que Walesa tenga "tentaciones dictatoriales", pero admite que la opci¨®n del antiguo dirigente obrero del sindicato Solidaridad est¨¢ a favor del presidencialismo. "De todas formas", a?ade kozakiewicz, "los hechos futuros determinar¨¢n el futuro r¨¦gimen pol¨ªtico polaco". Ahora bien, seg¨²n Kozakiewicz, no es conveniente sobrevalorar el apoyo popular a las decisiones de Walesa. "Como ocurre con todos los pol¨ªticos polacos, su popularidad ha descendido, de creer las ¨²ltimas encuestas de opini¨®n. El polaco m¨¢s popular es el cardenal primado Glemp, y Walesa ocupa el s¨¦ptimo lugar, con un apoyo estimado del 40% de la poblaci¨®n".
En cuanto a que Lech Walesa representa m¨¢s una opci¨®n pol¨ªtico-religiosa que una ideolog¨ªa, cualquiera que ella sea, a secas, Kozakiewicz admite "que hay riesgo de un fundamentalismo cat¨®lico, influyente en la pol¨ªtica, pero me parece impensable un Estado confesional, porque la mayor¨ªa de los polacos no lo admitir¨ªa. Aunque es cierto que asuntos como la derogaci¨®n de la ley del aborto o la ense?anza religiosa obligatoria son asuntos cuya discusi¨®n ha quedado suspendida en la Dieta".
El papel del Papa
Kozakiewicz es tremendamente claro en la pregunta acerca del eventual papel pol¨ªtico que el Papa puede desempe?ar en la pol¨ªtica polaca. "No tiene un papel directo", dice escuetamente. "Juan Pablo II se concentra en los problemas morales y sociales, y jam¨¢s he escuchado en nuestro pa¨ªs hablar de tal o cual pol¨ªtico en particular. Bien es cierto que defiende unas opciones claras. En su ¨²ltimo viaje se entrevist¨® con los diputados antiabortistas y se?al¨® de una manera indirecta que ellos eran la representaci¨®n del buen parlamentario".
Kozakiewlez disimula mal su antipat¨ªa hacia los modos pol¨ªticos del presidente Walesa y su desgana por los temas fundamentales. "Le he escrito al menos cuatro cartas", dice el presidente de la Dicta, "solicitando que se defina sobre si acepta o no la Constituci¨®n que tenemos para saber de una vez qu¨¦ es lo que quiere. Estoy esperando la contestaci¨®n".
En todo este panorama de conflictividad pol¨ªtica entre Walesa y el Parlamento no est¨¢ exento el entorno que rodea y aconseja a Walesa desde hace un a?o, cuando culmin¨® la ruptura entre el l¨ªder de Solidaridad y sus antiguos asesores como Tadeusz Mazowiecki, ex primer ministro, el profesor Bronislaw Geremek o el periodista Adam Michnik. "Se trata de un grupo de personas muy j¨®venes", dice Kozakiewicz, "sin formaci¨®n pol¨ªtica alguna y que son unos arribistas".
Pero todos estos problemas de luchas pol¨ªticas, cambios constitucionales o funcionamiento parlamentario "son menores comparados con la situaci¨®n econ¨®mica", dice Kozakiewicz, "que es el verdadero peligro para nuestra democracia. Tenemos mill¨®n y medio de parados y la agricultura en bancarrota. La econom¨ªa condiciona nuestra transici¨®n pol¨ªtica".
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