Disputada 'mar¨ªa'
DE ACUERDO con el nuevo marco legal de la ense?anza de la religi¨®n establecido en un reciente decreto del Gobierno sobre desarrollo de la LOGSE, esta materia ser¨¢ voluntaria para los alumnos, aunque su oferta ser¨¢ obligatoria para los centros; no tendr¨¢ en el curr¨ªculo ninguna otra materia como alternativa (hasta ahora lo era la ¨¦tica), sustituy¨¦ndose esta opci¨®n por una hora de estudio asistido, y no ser¨¢, obviamente, evaluable a efectos acad¨¦micos.Esta ¨²ltima cuesti¨®n es la que m¨¢s pol¨¦mica ha suscitado, y a ello ha contribuido especialmente el confuso anuncio del responsable de Ense?anza de la Generalitat de Catalu?a de seguir considerando academicamente evaluable la religi¨®n en su territorio. Confuso porque ayer mismo rectificaba sus primeras manifestaciones, aunque sin aclarar qu¨¦ rango tendr¨¢ la ense?anza de la religi¨®n y moral cat¨®licas en esta comunidad.
En la disputa se observa por parte de algunos un inusitado inter¨¦s por vincular los compromisos del Estado sobre ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica a determinadas exigencias de nivel acad¨¦mico. Sin embargo, ni la Constituci¨®n ni los acuerdos con el Vaticano obligan a tal cosa. El decreto es plenamente coherente con el principio de aconfesionalidad del Estado, garantizando el derecho que asiste a los padres a que sus hijos reciban la formaci¨®n religiosa y moral que est¨¦ de acuerdo con sus convicciones (art¨ªculo 27.3 de la Constituci¨®n), y respeta la obligatoriedad de la oferta de la religi¨®n a la vez que la voluntariedad de. su ense?anza, exigidas por los acuerdos de 1979. De un lado, reserva un horario lectivo a la formaci¨®n religiosa cat¨®lica, impartida seg¨²n los contenidos y por los profesores se?alados por la jerarqu¨ªa cat¨®lica y pagados por el Estado (de nuevo seg¨²n los acuerdos de 1979), y de otro, suprime cualquier factor inductorio para matricularse en este tipo de ense?anza que no sea la confesionalidad del alumno (no cabe el regalo de la nota ni tampoco un suspenso puede bloquear el acceso a la Universidad).
Empe?arse en atribuir una dimensi¨®n acad¨¦mica a la ense?anza de la religi¨®n es una forma de reavivar las cenizas del nacionalcatolicismo en plena era democr¨¢tica. El Estado actual no puede, salvo que haga cesi¨®n de su soberan¨ªa, incluir en los planes acad¨¦micos una materia cuyo contenido y libros de textos los fija y los propone una instancia ajena a ¨¦l: la jerarqu¨ªa cat¨®lica (de nuevo seg¨²n los acuerdos de 1979). Por lo dem¨¢s, quienes buscan enconar la cuesti¨®n deber¨ªan, si son capaces de ello, aprender de la historia reciente: el car¨¢cter acad¨¦mico, obligatorio y fundamental de la ense?anza de la religi¨®n no impidi¨® su despectiva consideraci¨®n como una de las llamadas mar¨ªas por parte del alumnado.
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