Christian Barnard
Un conquistador que lucha contra el envejecimiento

"Yo disfruto de la vida. Si eso es ser un playboy, yo lo soy". Christian Barnard muestra la actitud vitalista propia de un hombre que a los 68 a?os est¨¢ casado en terceras nupcias con una mujer 40 a?os m¨¢s joven que ¨¦l. Una artritis en 1983 oblig¨® al m¨¦dico surafricano a abandonar la cirug¨ªa cardiaca, la actividad que le hizo mundialmente c¨¦lebre despu¨¦s de que el 3 de diciembre de 1967 realizase el primer trasplante de un coraz¨®n humano. Ahora dedica sus esfuerzos a luchar contra el envejecimiento y a seguir cultivando su conocida pasi¨®n por las mujeres j¨®venes.Mis mujeres son j¨®venes porque la juventud sabe captar mejor lo normal que lo anormal", dice Barnard entre constantes iron¨ªas acerca de la capacidad de las mujeres hermosas para acelerar el ritmo cardiaco, la importancia de preservar la actividad sexual durante la vejez e incluso sobre los cinco hijos habidos en sus tres matrimonios. "He tenido cinco hijos... que yo sepa", bromea.
Barnard, que ayer estuvo en Santiago de Compostela invitado por la televisi¨®n de Galicia para intervenir en un programa sobre salud, no reniega de su fama de vividor. Pero rechaza el apelativo de playboy "si eso significa alguien que malgasta una fortuna sin trabajar ni producir". "Yo he podido obtener mejores resultados que otros en mi trabajo", advierte, "sin renunciar a mi estilo de vida".
Su receta vital consiste, ante todo, en la moderaci¨®n, porque, seg¨²n explica, "cualquier exceso ayuda al envejecimientci". Las investigaciones para combatir los problemas derivados de la edad y la aplicaci¨®n de las t¨¦cnicas del l¨¢ser a la cirug¨ªa cardiaca ocupan ahora el tiempo de Barnard. La terapia contra el envejecimiento ya le report¨® sustanciosos beneficios hace a?os, cuando un medicamento suyo que combat¨ªa las arrugas y se vend¨ªa al fabuloso precio de 20.000 pesetas los 40 gramos hizo furor en Estados Unidos. Ahora ha renunciado a mejorar el aspecto exterior y prefiere estudiar la manera de mantener la actividad f¨ªsica y la lucidez mental, para lo que est¨¢ preparando la e laboraci¨®n de un componente inyectable que combatir¨ªa los efectos del paso del tiempo.
Barnard se declara favorable a la eutanasia, pero contrario al aborto que no se practique por indicaci¨®n m¨¦dica. "La mujer no puede decir que es due?a de su cuerpo", dice, "porque un feto no es su cuerpo, es un ni?o que no ha nacido y que no tiene derecho a destruirlo. No entiendo el concepto de embarazo no deseado, porque no se puede decir que uno no desea un ni?o hasta que no lo conoce".
Hijo de un pastor de la Iglesia reformada de Holanda, Barnard siempre mantuvo posturas pol¨ªticas afines a las del Gobierno surafricano. En la actualidad tambi¨¦n se felicita de la abolici¨®n de las leyes antiapartheid, que puede terminar con el boicoteo internacional a su pa¨ªs, una situaci¨®n que, seg¨²n se?ala, le ha producido grandes perjuicios profesionales.
Preocupado por el hambre en el mundo, el deterioro del medio ambiente y el clima de violencia en Sur¨¢frica, por el que estuvo a punto de abandonar el pa¨ªs hace alg¨²n tiempo, Barnard conf¨ªa ahora en que alg¨²n d¨ªa blancos y negros compartan el Gobierno de Pretoria. "Yo s¨¦ que, cuando abres un cuerpo, el coraz¨®n de un blanco es igual que el coraz¨®n de un negro".
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