La generaci¨®n perdida en Sur¨¢frica
Los colegiales negros vuelven a las aulas tras 15 a?os de abandono
Decenas de colegiales negros surafricanos est¨¢n encaramados a la tapia que rodea a una iglesia de Alexandra, una barriada negra del noreste de Johanesburgo, con torre rematada por una ladeada cruz de madera. El edificio ya hace tiempo que dej¨® de servir como centro religioso y hoy es una saturada escuela sin puertas ni servicios y con la mitad de sus cristales rotos, cristales por los que asoman las caras sonrientes de algunos estudiantes.
ENVIADO ESPECIAL
Los colegiales esperan la llegada de unos autobuses que han de trasladarles a la escuela de Orange Drove, a unos siete kil¨®metros de distancia. No es un viaje rutinario: los alumnos van a ocupar el centro, vac¨ªo desde primeros de a?o y cerrado por falta de estudiantes blancos.Un vistoso despliegue policial impide el paso de los autobuses, y los colegiales que iban a viajar tienen que suspender sus ¨¢nimos de aventura: el Gobierno no va a permitir que los negros se tomen la justicia por su mano y se autoconcedan servicios de primera necesidad de los que carecen y que a los blancos les sobran. La crisis de la educaci¨®n es una de las m¨¢s graves a la que se enfrenta la nueva Sur¨¢frica, donde el Congreso Nacional Africano (ANC) aspira a formar el pr¨®ximo Gobierno y trata a la desesperada de ganar el tiempo perdido en los ¨²ltimos lustros, en los que la consigna Liberaci¨®n antes que educaci¨®n ha condenado al analfabetismo a toda una generaci¨®n de j¨®venes negros, la llamada generaci¨®n perdida.
A la semana de la amputaci¨®n de la tercera pata del tr¨ªpode que sosten¨ªa el apartheid, Amon Msane, secretario general del comit¨¦ coordinador de la Educaci¨®n Nacional (NCC), organizaci¨®n afecta al ANC, en el sur de Transvaal, no est¨¢ nada satisfecho: la intervenci¨®n policial "demuestra que el apartheid sigue intacto y que es una mentira que el ¨²ltimo pilar que lo sosten¨ªa se haya hundido". Los 300 colegiados que a primera hora de la ma?ana del mi¨¦rcoles iban a subirse a los autobuses -de los 700 que se hacinan en las 12 aulas de la escuela primaria de Skeen y su adyacente antigua iglesia- le dan la raz¨®n.
El color de la piel todav¨ªa rige la infraestructura educativa del pa¨ªs, aunque los colegios blancos pueden aceptar estudiantes de color y el 72% de los padres lo aprueban. A primeros de a?o, poco m¨¢s de 200 de un total de 2.000 colegios blancos abrieron sus puertas a estudiantes de otras razas, pero las cantidades absolutas de colegiados beneficiados por esa mejor educaci¨®n son m¨ªnimas: apenas unos 1.000 chavales negros, mestizos e indios fueron admitidos en 37 escuelas blancas de Transvaal, la provincia norte?a donde hay casi medio mill¨®n de estudiantes blancos.
?xodo de blancos
A lo largo de la pasada d¨¦cada, m¨¢s de 200 colegios blancos han cerrado en Sur¨¢frica, en la mayor¨ªa de los casos porque la relajaci¨®n en la pr¨¢ctica de la Group Area Act -otra de las patas que sosten¨ªan el apartheid, que forzaba a los surafricanos a vivir en determinadas zonas seg¨²n el color de piel- llev¨® a ¨¢reas de blancos gentes de tez tostada a cuyos hijos no se permit¨ªa el acceso a la escuela para blancos. La llegada de los extra?os provocaba un ¨¦xodo de blancos y la consiguiente reducci¨®n del n¨²mero de colegiales y el cierre de la escuela.Es lo que vino a ocurrir con la escuela de Orange Grove, abandonada mientras colegiales negros carec¨ªan de lo m¨¢s elemental. "Lo que quieren hacer est¨¢ bien", dec¨ªa una madre que acudi¨® a dar su apoyo a los estudiantes sublevados en Alexandra. "Los maestros hacen lo que pueden, pero la escuela no sirve. Los chicos tienen que ir a casa durante el recreo para ir al servicio".
El NCC hab¨ªa anunciado a bombo y platillo, para beneficio policial, su intenci¨®n de ocupar la escuela de la zona blanca de Orange Grove, pero aprendi¨® la lecci¨®n y en el futuro no dar¨¢ pistas. "Tenemos localizadas varias escuelas" en la zona "y vamos a seguir con nuestros planes de ocupaci¨®n", dice Msane.
La necesidad de lograr futuras generaciones educadas no termina de calar en los guetos negros. "Tengo que beber para poder enfrentarme a la clase", dice un maestro de Soweto, donde es f¨¢cil ver inh¨®spitos colegios que s¨®lo tienen de tal el nombre, apenas unos barracones desprovistos de casi todo tras largos a?os de abandono y vandalismo.
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