Selectividad
EN ESTOS d¨ªas, los aspirantes a una plaza en la Universidad est¨¢n conociendo las calificaciones obtenidas en la selectividad. Es, pues, un momento en el que, seg¨²n las previsiones, los menos ver¨¢n frustradas sus expectativas de entrar en la Universidad, mientras que los m¨¢s podr¨¢n rellenar su solicitud de plaza en un centro. Y ¨¦se puede ser motivo de nuevas frustraciones si, una vez superada la prueba, no pueden acceder a la opci¨®n elegida en primer lugar. El problema surge del desajuste entre una demanda social que puede variar r¨¢pidamente hacia un limitado n¨²mero de carreras rentables en el mercado de trabajo y una oferta que ineludiblemente var¨ªa con mayor lentitud.Los ex¨¢menes de selectividad est¨¢n cumpliendo una misi¨®n que va m¨¢s all¨¢ de aquella para la que fueron instaurados. La misi¨®n b¨¢sica consist¨ªa en verificar con aprovechamiento la capacidad para segu¨ª los estudios en la Universidad y tambi¨¦n para compensar, siquiera parcialmente, las posibles tendencias a calificar demasiado alto o demasiado bajo de los diferentes institutos y colegios. Esa misi¨®n sigue hoy en vigor. Su sola existencia disuade bastante de posibles excesos en la generosidad calificadora de ciertos centros de ense?anza secundaria. Por supuesto que esa posible discriminaci¨®n basada en el instituto o colegio de procedencia desaparecer¨ªa radicalmente si se tuviera en cuenta ¨²nicamente la prueba de acceso. Pero ello producir¨ªa el efecto indeseable de que la labor realizada durante los a?os de BUP y COU, reflejada en las notas obtenidas durante ese periodo, no contar¨ªa en absoluto, quedando como ¨²nica referencia la nota del examen de selectividad. Parece, pues, dificil separarse del modelo actual, en el que la calificaci¨®n con que el estudiante opta a una plaza es la media entre la que trae del bachillerato y la que obtiene en las pruebas de acceso.
Pero donde no hay duda que debe mejorarse, mucho y r¨¢pido, es en la estructura y el contenido de las pruebas, m¨¢s cercanas a un nuevo examen de COU que a una verdadera verificaci¨®n de la capacidad para aprender cosas nuevas. La inevitable extensi¨®n del neonato distrito compartido aconseja, adem¨¢s, ir a f¨®rmulas unificadas en todo el territorio espa?ol, aunque con diferencias, seg¨²n el tipo de estudios que se pretende seguir, que permitan una calificaci¨®n objetiva y homog¨¦nea. En este sentido, esperamos con inter¨¦s las conclusiones que se deriven del ensayo realizado este curso con un nuevo tipo de examen. El problema de fondo de la incapacidad, en material y en profesorado, de nuestras universidades para acoger a cuantos desean seguir determinadas carreras debe resolverse con otro tipo de medidas: destinando m¨¢s medios de los presupuestos del Estado a la Un?versidad y requiriendo a las universidades para que asuman con rigor las competencias que la Ley de Reforma Universitaria (LRU) les confiere en la Fijaci¨®n de normas de permanencia para los estudiantes universitarios.
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