LeMond fren¨® un t¨ªmido salto de Delgado
El belga De Wilde gan¨® la tercera etapa del Tour, de 210 kil¨®metros entre Villeurbanne y Dijon, tras escapar en el ¨²ltimo kil¨®metro, y a riesgo de ser atropellado por el pelot¨®n y la ¨¦lite de los sprinters. La jornada result¨® tranquila. Fue un tr¨¢mite para todo el mundo aunque dos espa?oles, primero Delgado y luego Cabestany, estuvieron en un par de escapadas leves. LeMond neutraliz¨® la de Delgado en un santiam¨¦n, Cabestany dur¨® en pantalla algunos minutos m¨¢s. Todos quedaron contentos.
Muchos aficionados espa?oles detestan las etapas que acaban al sprint, la llegada masiva como suele decirse. Parece que el mero hecho de que los ciclistas tomen la salida juntos y lleguen igualmente agrupados revela falta de diligencia, ausencia de verdadero combate. Son muchos los que interpretan estas jornadas como resultado de un alto al fuego previamente acordado. No suele ser as¨ª, aunque a veces lo parezca. Lo pareci¨® ayer a la vista del parte de incidencias de la tercera etapa, un parte escueto y reiterativo: "pelot¨®n agrupado", "pelot¨®n agrupado con ritmo vivo", "saltos aislados", "pelot¨®n agrupado con ritmo muy vivo".As¨ª empez¨® la jornada y as¨ª acab¨®. En el cap¨ªtulo de an¨¦cdotas, asuntos menores. Por ejemplo, una escapada de tres corredores entre los que estaba el espa?ol Ruiz Cabestany, fuga que dur¨® unos 25 kil¨®metros y no lleg¨® a mayores. Ligera expectaci¨®n produjo tambi¨¦n un salto del italiano Giarmi Bugno, elegante pedalada la suya, que apenas rebas¨® el kil¨®metro, pero en el que se le vio intenciones de hacerse con la etapa.
Y bastante antes, as¨ª como 45 kil¨®metros antes de la meta, otro salto breve de una docena de corredores. He aqu¨ª, sin embargo, que entre ellos andaba Delgado. Noticia bomba. Y fue el propio LeMond quien tom¨® el mando para neutralizar la avanzadilla en unos minutos. Tan leve fue la cosa que el parte de incidencias no hace una ligera menci¨®n a este hecho. Estaba en el cap¨ªtulo de "saltos aislados". Los velocistas, pues, se mostraron implacables en los ¨²ltimos kil¨®metros aunque no pudieran evitar el zarpazo de De Wilde, que aguant¨® hasta la l¨ªnea de meta por unos metros de distancia.
En consecuencia, los espa?oles poco hicieron ayer. En realidad, poco ten¨ªan que hacer, dado su secular desinter¨¦s por el primer tercio del Tour, al que consideran un per¨ªodo m¨¢s propio de recogimiento y reflexi¨®n. La reflexi¨®n no es profunda; estamos en lo de siempre: la eterna espera de la monta?a. Y para ello quedan exactamente diez dias, algo as¨ª como medio Tour, una hibernaci¨®n excesivamente larga.
Pol¨¦mica espa?ola
Los directores espa?oles decidieron ayer polemizar para dar ambiente a la jornada, a falta de otras cosas de inter¨¦s mucho m¨¢s materiales. El debate abund¨® en lo sucedido en la jornada dominical, cuando ning¨²n corredor espa?ol fue capaz de acompa?ar la los escapados que guiaba LeMond. La pol¨¦mica ha provoca do una profunda revisi¨®n de los hechos, que seguramente no servir¨¢ para nada. De esa forma se supo que Delgado parec¨ªa hace de aguador cuando atac¨® Le Mond (un jefe de filas solidario el espa?ol, a lo que parece), que Indur¨¢in estaba pero no estaba que Lejarreta segu¨ªa fiel a su costumbre de ir en cola del pelot¨®n y, adem¨¢s, no est¨¢ fino el hombre, y que Cabestany estuvo a punto de meterse en la fuga. Pregunta tras pregunta, resulta que m¨¢s de medio pelot¨®n espa?ol se hab¨ªa percatado de la escapada. Es decir, sumando respuesta tras respuesta, resulta que todos iban delante, que todos lo vieron. Y el que m¨¢s delante estaba era Cabestany, aunque no se explique muy bien porqu¨¦ no entr¨®. Pero ninguno sigui¨® a LeMond. Cosas de los espa?oles.
Debi¨® ser la conciencia o el af¨¢n de pol¨¦mica, quien sabe, lo que propici¨® que estuvieran ayer tan desacostumbradarnente activos. Pero la de ayer fue una de esas etapas que pueden resolverse en dos l¨ªneas, como hace el parte de incidencias: "saltos aislados". Aunque escaparan Delgado y Cabestany.
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