Plan Marshall para la URSS
El autor del art¨ªculo se?ala la necesidad de planificar un plan de ayuda econ¨®mica a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y a los pa¨ªses del Este similar al denominado Plan Marshal que permiti¨® la recuperaci¨®n de los pa¨ªses de Europa occidental tras la Segunda Guerra Mundial. De lo contrario, aumentar¨ªa la inestabilidad mundial.
Cuando nuestros vecinos del Este se enfrentan al gran desaf¨ªo de la reconstrucci¨®n econ¨®mica, nosotros, los occidentales, no nos podemos proponer como la medida de la perfecci¨®n. Ser¨ªa rid¨ªculo sugerir otra cosa, dado nuestro entorno inestable, los 25 millones de desempleados de Occidente, y nuestros propios Pobres, las personas sin un hogar, sin una educaci¨®n y sin una formaci¨®n dignas.Lo que podemos ofrecer es una combinaci¨®n de democracia y econom¨ªa mixta que, siempre que dispongamos de la voluntad pol¨ªtica, ofrece el medio m¨¢s eficaz para superar nuestros problemas e incluso las mayores dificultades del Este.
En el mes de mayo pasado, el presidente sovi¨¦tico, Mija¨ªl Gorbachov, manifest¨® que la econom¨ªa sovi¨¦tica deber¨ªa servir a las necesidades del individuo, en lugar de verse sobrecargada por el gasto militar. Sus palabras no fueron ofrecidas simplemente con el sello de las buenas intenciones, sino que estaban inducidas por la necesidad m¨¢s desesperada.
Si la Uni¨®n Sovi¨¦tica no obtiene dinero de las econom¨ªas occidentales de cualquier forma, se deslizar¨¢ a¨²n m¨¢s en un completo colapso econ¨®mico y social, y en la agitaci¨®n pol¨ªtica. Este efecto no ser¨ªa sentido solamente por los pueblos que componen esa expresi¨®n geogr¨¢fica que a¨²n se conoce como la URSS.
La reuni¨®n entre los l¨ªderes de los Siete Grandes y Gorbachov se produce con estos antecedentes. Debido a que la reforma y el desarme deben ser partes fundamentales de cualquier plan de mejora del rendimiento en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, deben ser parte central de cualquier acuerdo.
Es muy importante que el enfoque occidental sea positivo y pr¨¢ctico, expresando una voluntad de ayudar donde sea probable que se produzcan resultados positivos. Esta es la base constructiva de la que deber¨ªan depender las relaciones entre el Grupo de los Siete y la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Resulta ¨²til poner en perspectiva la reconstrucci¨®n econ¨®mica del Este. El ¨²ltimo reto comparable se produjo durante la reconstrucci¨®n de la Europa occidental en la posguerra. Ese desaf¨ªo consigui¨® superarse. Las ruinas se limpiaron, y la destrucci¨®n fue sustituida por el crecimiento, por la prosperidad y por una paz duradera.
En 1945, el Producto Nacional Bruto (PNB) real de Austria era un 57% m¨¢s bajo que el de 1939; en Francia, un 47% inferior; en Italia, un 42%; en Alemania, un 20%. En comparaci¨®n, Polonia experiment¨® el a?o pasado una ca¨ªda del 23% en su producci¨®n industrial. En Europa oriental en su conjunto, la ca¨ªda se ha reducido en un 18%, y se espera que este a?o descienda todav¨ªa m¨¢s.
En la Europa occidental de 1945 hab¨ªa una grave escasez de productos alimentarlos, y la destrucci¨®n y el desacoplamiento de los medios de transporte hizo a¨²n m¨¢s grave esta escasez de materias primas y bienes de consumo. En la Europa oriental de nuestros d¨ªas, como resultado, no de una guerra, sino de una mala gesti¨®n, son frecuentes la escasez de alimentos y los graves problemas de distribuci¨®n, especialmente en la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Peor que en la posguerra
Asimismo, y al igual que los pa¨ªses de Europa occidental a finales de los a?os cuarenta, los pa¨ªses del Este carecen actualmente de las divisas que podr¨ªan sacarlos de sus dificultades inmediatas y facilitarles los cimientos para su reconstrucci¨®n a largo plazo. Su capacidad de exportaci¨®n se encuentra muy por debajo de sus necesidades de importaci¨®n, al igual que Europa occidental en 1945.
Aunque resulta comparable del modo que acabo de sugerir, la situaci¨®n actual de Europa oriental y de la Uni¨®n Sovi¨¦tica es realmente peor que la de las econom¨ªas devastadas por la guerra en Europa occidental. En el Este, las Instituciones apropiadas para una sociedad libre y para cualquier forma de econom¨ªa de mercado -desde unos sindicatos libres hasta unas formas de contrataci¨®n eficaces y vinculantes desde el punto de vista legal- est¨¢n decr¨¦pitas o son inexistentes. Est¨¢n ausentes casi por completo los conocimientos de direcci¨®n, tanto en el Gobierno como en el sector privado.
Aquellos que arguyen en Occidente que la inquietud y la miseria son compa?eros obligados de la reconstrucci¨®n no s¨®lo se muestran inhumanos, sino que est¨¢n ignorando la realpolitik.
Si el crecimiento de la libertad en Europa del Este y la URSS se ve acompa?ado por una depresi¨®n prolongada, no s¨®lo constituir¨¢ una tragedia humana, sino que ser¨¢ una amenaza para la estabilidad mundial. La pobreza masiva y el desempleo obstaculizar¨ªan la reforma, generar¨ªan conflictos y nuevas oportunidades para el extremismo pol¨ªtico y ¨¦tnico. Los acontecimientos de Yugoslavia constituyen una seria advertencia para todos nosotros.
La construcci¨®n de unas instituciones econ¨®micas seguras en la Uni¨®n Sovi¨¦tica llevar¨¢ tiempo, por supuesto. El precedente de la reconstrucci¨®n occidental nos da una idea del tiempo que puede ser necesario. Pasaron 13 a?os entre el fin de la guerra y la consecuci¨®n de la convertibilidad de la mayor¨ªa de las principales divisas de Europa occidental. Los controles cambiarlos s¨®lo se eliminaron en la mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales a mediados de la d¨¦cada de los ochenta. El proteccionismo era moneda corriente en Europa y Jap¨®n hasta mediados de los sesenta, e incluso quedan en la actualidad restos de proteccionismo.
Tiempo y facilidades
De acuerdo con lo observado en Occidente, ser¨ªa totalmente irreal esperar que las reformas del Este tengan ¨¦xito de la noche a la ma?ana. Y ello s¨®lo podr¨¢ ocurrir en un periodo de tiempo razonable si tenemos voluntad de darles las facilidades que ofrecimos a los habitantes de Europa occidental hace casi 50 a?os.
Los pa¨ªses de Europa occidental recibieron recursos -sin que ¨¦stos fueran concedidos en pr¨¦stamo- por un importe de 55.000 millones de d¨®lares a lo largo de un periodo de varios a?os, para poder poner en marcha la maquinaria del crecimiento econ¨®mico.
Ahora se necesitan en Europa oriental recursos a escala comparable, e igualmente, si bien de modo independiente, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, cuando se alcancen las condiciones necesarias. Esto significa proyectos de financiaci¨®n que sean econ¨®micamente viables y que generen potencia a largo plazo, contribuyendo de este modo a la transici¨®n hacia una econom¨ªa mixta.
Por ejemplo, el sistema de distribuci¨®n sovi¨¦tico es ca¨®tico y manirroto. La venta al por menor, la venta al por mayor, la refrigeraci¨®n y la automoci¨®n son sectores en los que pueden triunfar las peque?as y medianas empresas. La ayuda dirigida hacia el establecimiento de dichas empresas mejorar¨ªa la eficacia, as¨ª como la modernizaci¨®n pol¨ªticoecon¨®mica.
Occidente deber¨ªa identificar positivamente las oportunidades de cooperaci¨®n econ¨®mica en el esfuerzo de reconstrucci¨®n, utilizando el Banco Europeo para la Reconstrucci¨®n y el Desarrollo, de reciente constituci¨®n.
Hemos de establecer un nuevo Plan Marshall para la Uni¨®n Sovi¨¦tica, relacionado con la reforma econ¨®mica y constitucional. En la actualidad, esta es la pol¨ªtica de mi partido. Y si adoptamos la opini¨®n de que un plan de ayuda de este tipo debe enfocarse y controlarse cuidadosamente, no deber¨¢ ser tan insignificante ni tan lento que pueda perder su eficacia.
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