El diccionario de las ideas recibidas
No me canso de admirar y de recordar el diccionario flaubertiano de las ideas recibidas. Vivimos rodeados por una selva mental, por una mara?a de obsesiones, de lugares comunes, de ideas recibidas y congeladas. Nuestras peores c¨¢rceles contempor¨¢neas son c¨¢rceles intelectuales, que tienden a transformarse muy pronto en prisiones reales y tangibles, en gulags.Asisto a un foro acad¨¦mico y me esfuerzo por transmitir una visi¨®n matizada, razonable, no exclusivamente negra, como es la costumbre actual, del momento latinoamericano, y me dicen: "Interesante, pero excesivamente optimista". ?Ni siquiera tenemos derecho al optimismo, esa actitud tan higi¨¦nica del esp¨ªritu humano!
Yo me pregunto si el pesimismo absoluto, la noci¨®n, que parece haberse puesto de moda, de una Am¨¦rica Latina dejada de la mano de Dios, africanizada, no es otra idea recibida insidiosa, producto de la pereza colectiva. Ya me imagino lo que anotar¨ªa un Flaubert de ahora en su diccionario. Am¨¦rica Latina: regi¨®n extremadamente calurosa, malsana, poblada por narcotraficantes, guerrilleros mao¨ªstas y deudores que nunca pagan sus deudas.
La verdad es que Espa?a, que hizo el descubrimiento de Am¨¦rica hace ya cinco siglos, ha descubierto en estos a?os a Europa, cosa que era muy necesaria para la propia Espa?a y para todo el mundo hisp¨¢nico, pero hasta ahora no ha sabido aportar a sus socios europeos un conocimiento mejor, m¨¢s complejo, m¨¢s rico, de los asuntos latinoamericanos. Por lo menos en el terreno de los medios de comunicaci¨®n y de la opini¨®n p¨²blica. Por el contrario, los medios peninsulares parecen contaminados por los tics, por las simplificaciones y las generalizaciones r¨¢pidas de sus colegas del Norte. Hasta las dificultades y las lentitudes de la transici¨®n chilena provocan reacciones malhumoradas, como si el turismo err¨¢tico del general Pinochet no fuera una buena prueba, precisamente, de su desplazamiento pol¨ªtico, y como si la memoria de la historia reciente se hubiera borrado en la Pen¨ªnsula.
Un comentario publicado en estos mismos d¨ªas admite que M¨¦xico y Chile podr¨ªan ser relativas excepciones dentro de la negrura del cuadro general. Si son excepciones, me digo, son excepciones que no confirman, sino que alteran, por su importancia, la regla. En dos a?os, M¨¦xico ha reducido su inflaci¨®n en forma espectacular y avanza en un proceso de integraci¨®n econ¨®mica con Canad¨¢ y con Estados Unidos, hecho que contradice prejuicios arraigados, ?ideas recibidas!, y que produce mayor inquietud, aunque esto parezca parad¨®jico, en los sindicatos norteamericanos que en sus colegas mexicanos. De todos modos, quiz¨¢ sea mejor para M¨¦xico, a pesar de las teor¨ªas, en lugar de una sangr¨ªa constante de trabajadores miserables, desprotegidos, que las industrias de su vecino se instalen dentro de sus fronteras. Ya sabemos, aun cuando el diccionario de Flaubert dir¨ªa lo contrario, que la naturaleza primigenia, la ecolog¨ªa, sufren mucho m¨¢s con el subdesarrollo.
En el sur chileno, el dinamismo de la econom¨ªa determina un cambio regional que todav¨ªa no se percibe desde aqu¨ª. Bolivia, el gran olvidado del continente, alcanza niveles notables de integraci¨®n econ¨®mica con sus vecinos de Chile, y esto, por s¨ª solo, sin que intervengan negociaciones diplom¨¢ticas, coloca los viejos problemas de fronteras en una perspectiva nueva. El Congreso boliviano, por estrecha mayor¨ªa, acaba de aprobar la venta de gas natural a Chile, lo cual exigir¨¢ inversiones en un gasoducto superiores a los 500 millones de d¨®lares. Qued¨® establecido por escrito que las autoridades bolivianas no olvidaban el tema de la salida al mar, pero lo interesante es que un tema viejo no impidiera el encuentro de soluciones modernas.
Todo esto no significa que la situaci¨®n continental no sea terriblemente dif¨ªcil, en muchos casos negra. Pero revela que hay algunos aspectos positivos, algunas luces, alg¨²n vago resplandor al final del t¨²nel. Los acuerdos de integraci¨®n de los pa¨ªses del Atl¨¢ntico encuentran obst¨¢culos abrumadores, sobre todo a causa de las disparatadas finanzas brasile?as y argentinas, pero ocurre que las exportaciones de Argentina a Brasil, al cabo de poco tiempo, han experimentado un aumento espectacular.
Los dos casos aparentemente perdidos del continente, los dos puntos verdaderamente negros, son Per¨², destruido por la guerrilla senderista, cuyos atentados han causado decenas de miles de muertos y han costado m¨¢s del doble de su deuda externa, y Cuba, donde el diario Granma, despu¨¦s de 30 a?os de castrismo, ense?a a la poblaci¨®n m¨¦todos para alimentarse con c¨¢scaras de pl¨¢tano. En buenas cuentas, el discurso anacr¨®nico, anticuado, es el de las revoluciones de los a?os cincuenta. Las ideas recibidas sobre Am¨¦rica Latina, que circulan con ¨¦xito en Europa, todav¨ªa est¨¢n marcadas por los populismos y los estalinismos de toda la vida. Tenemos que recurrir a un Flaubert de hoy para que lo ponga en evidencia.
Jorge Edwards es escritor chileno.
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