El Mediterr¨¢neo, puente o trinchera

La pasi¨®n mediterr¨¢nea por la ret¨®rica no se adue?¨® de los coloquios reci¨¦n celebrados en los jardines de Petrarca, de Montpellier. La veintena de intelectuales que, invitados por France Culture, Lib¨¦ration y EL PA?S, discutieron sobre el Mare N¨®strum fueron al grano. El ¨²nico modo de evitar que la parte occidental de este mar se convierta en un limes, en una trinchera entre el Norte y el Sur, es la ayuda coordinada de los pa¨ªses latinos a la democratizaci¨®n y desarrollo econ¨®mico de sus vecinos magreb¨ªes.A los participantes no se les escap¨® que se trata de un arduo programa. Francia, Espa?a, Italia y Portugal apenas empiezan a pensar en la posibilidad de una acci¨®n magreb¨ª conjunta. Sus posibilidades pol¨ªticas y econ¨®micas son limitadas. El Magreb, por su parte, oscila entre la renacida admiraci¨®n por el poder¨ªo norteamericano y la tentaci¨®n de cerrar puertas y ventanas y recluirse en lo que el arabista franc¨¦s Bruno Etienne llam¨® "una visi¨®n estrecha" del islam.

Tan viejos como la historia del Mare N¨®strum son los flujos migratorios. Y, sin embargo, pocas veces han sido vividos de modo tan conflictivo como en la actualidad. El escritor liban¨¦s Am¨ªn Maalouf subray¨® la "fascinaci¨®n" que el modelo occidental de democracia y prosperidad despierta en los pueblos ¨¢rabes. El hecho de que ese modelo sea "inabordable" en la propia casa explica tanto "la frustraci¨®n que lleva al repliegue integrista" como la decisi¨®n de cruzar el Mediterr¨¢neo.

La creciente presencia de inmigrantes magreb¨ªes despierta una actitud defensiva en los pa¨ªses de la Europea meridional. Los inmigrantes provocan fen¨®menos tan extra?os como la uni¨®n ocasional de los ultraderechistas xen¨®fobos y los dem¨®cratas que temen que la presencia de un islam poderoso erosione los valores democr¨¢ticos del Viejo Continente. En Francia, estos ¨²ltimos se agrupan bajo la bandera de la defensa del laicismo.

El fil¨®sofo Alain Finkielkraut y su compatriota Bruno Etienne expresaron en Montpellier las dos concepciones enfrentadas a prop¨®sito del caso de las alumnas musulmanas que pretend¨ªan acudir con los cabellos cubiertos a una escuela p¨²blica francesa. ?Merec¨ªa la actitud de esas muchachas el violento debate que agit¨® a la opini¨®n p¨²blica francesa? ?Era justo y necesario imponerles la eliminaci¨®n del velo?

Partidario de la necesidad de proseguir "el viejo combate republicano" a favor del laicismo, Finklelkraut respondi¨® afirmativamente a ambas preguntas. Los integristas musulmanes, dijo, son "el gran peligro" en uno y otro lado del Mediterr¨¢neo. Etienne, "incapaz de separar democracia y tolerancia", predic¨® las virtudes de "la paciencia y la pedagog¨ªa" y afirm¨® que esas muchachas hab¨ªan sido "puestas brutalmente en la picota" por el hecho de que los signos exteriores del islam sean m¨¢s visibles.

"Laicismo tolerante"

Manuel Azc¨¢rate, editorialista de EL PA?S, tuvo entonces ocasi¨®n de explicar las diferencias entre el "laicismo duro" de la II Rep¨²blica espa?ola y el "laicismo tolerante" de la actual democracia en este pa¨ªs. Azc¨¢rate afirm¨® que la "lucha por los s¨ªmbolos" emprendida por la II Rep¨²blica -"la pretensi¨®n de arrancar todos los crucifijos en los lugares p¨²blicos"- fue una de las causas de su desastroso final. Haciendo una autocr¨ªtica personal, declar¨® no conceder hoy tanta importancia al hecho de que "el rey Juan Carlos presida una ceremonia religiosa".Una espectadora explic¨® la soluci¨®n inglesa al caso de las estudiantes musulmanas. Los ingleses han aceptado que esas muchachas lleven velos en la escuela, siempre y cuando "sean del mismo color que el uniforme del centro". La f¨®rmula fue aplaudida, pero Finkielkraut se anot¨® un punto al preguntarse si hay alg¨²n modo de evitar que esa "actitud hiperliberal" ante las minor¨ªas conduzca a la creaci¨®n de los "guetos raciales caracter¨ªsticos de los pa¨ªses anglosajones".

La quinta y ¨²ltima jornada de los coloquios resumi¨® las dem¨¢s. Slimane Zeghidour, escritor argelino, afirm¨® que si los pa¨ªses de la ribera norte tienen miedo al integrismo isl¨¢mico y a la afluencia de inmigrantes, los del sur viven con terror "la agresi¨®n cultural". Bombardeados por los productos audiovisuales de Occidente, los magreb¨ªes, dijo Zeghidour, "est¨¢n perdiendo su identidad".

Gilles Martinet denunci¨® como "falsa" la creencia europea de, que en el Magreb no hay otra alternativa a los integristas que los reg¨ªmenes totalitarios. El periodista y ex embajador franc¨¦s lament¨® que "una equivocada raz¨®n de Estado" conduzca a los gobiernos europeos a seguir apoyando sistemas dictatoriales. "En todos los pa¨ªses norteafricanos", record¨®, "hay amplios movimientos democr¨¢ticos que esperan una colaboraci¨®n m¨¢s decidida por nuestra parte".

Espa?a, Francia, Portugal e Italia, proclam¨® Martinet, deben elaborar una pol¨ªtica magreb¨ª com¨²n basada en la "ayuda inteligente" al desarrollo econ¨®mico y la "vigorosa defensa" de los derechos humanos. Del p¨²blico vino entonces la siguiente pregunta: ?es posible pacificar el Mediterr¨¢neo sin resolver el problema palestino?