Espa?a y la venta de pistolas
Los CIUDADANOS de Yugoslavia, embarcados en una guerra civil no declarada, se han estado matando, y se matan, con pistolas fabricadas en Espa?a. Esa realidad, desvelada ayer por este peri¨®dico, provoca intranquilidad moral e interrogantes pol¨ªticos que deben ser despejados cuanto antes. Nuestro pa¨ªs fabrica armas cortas con una eficacia muy apreciada por los consumidores, lo que genera un volumen exportador destacado. Usualmente, este tipo de armamento no provoca pol¨¦micas p¨²blicas, al tratarse de un elemento secundario en los gran des conflictos b¨¦licos. Pero en este caso no es as¨ª: la guerra civil soterrada que est¨¢ viviendo con altibajos la Federaci¨®n Yugoslava no se est¨¢ librando sobre la base de dos ej¨¦rcitos que se enfrentan con una amplia panoplia de armamento pesado y estrat¨¦gico. Los protagonistas son, por el momento, junto al Ej¨¦rcito federal y los de las rep¨²blicas independentistas, las cuadrillas locales o vecinales, la acci¨®n semiguerrillera, las milicias religiosas y ¨¦tnicas... Es un conflicto multiforme que se expresa precisamente a trav¨¦s de la utilizaci¨®n de armas cortas.
?C¨®mo llegan desde las f¨¢bricas espa?olas hasta el escenario de las batallas? Datos y testimonios fehacientes indican que una v¨ªa legal de suministro privilegiado, seguramente la principal, ha sido hasta hace pocos d¨ªas la frontera austro-yugoslava. Al menos hasta que la Comunidad Europea decret¨® el embargo, el pasado 5 de julio, y, sobre todo, Austria se sum¨® al mismo, el d¨ªa 9. Espa?a hab¨ªa multiplicado por seis sus ventas de pistolas a dicho pa¨ªs en 1990, a?o en el que comenz¨® a agudizarse la crisis en los Balcanes y el Gobierno de Viena liberaliz¨® su venta al por menor.
Pero se sabe tambi¨¦n de otros canales, como la v¨ªa mar¨ªtima hacia la costa croata, por la que se filtra armamento procedente de distintos pa¨ªses. No hay evidencia de que cargamentos de material espa?ol hayan seguido esas v¨ªas alternativas, ni tampoco de las fechas exactas de llegada del material. En consecuencia, no hay constancia de que Espa?a haya incumplido en absoluto el embargo comunitario. No hay constancia, pero ello no basta: en estos complicados asuntos se necesitan seguridades. No se trata de pasar la carga de la prueba de inocencia al Gobierno, sino de que ¨¦ste informe con detalle de las medidas arbitradas para el cumplimiento de los acuerdos internacionales.
Esta exigencia no obedece a un mero prurito metodol¨®gico, sino a la constataci¨®n de dos problemas. El primero consiste en que los tr¨¢mites oficiales para la exportaci¨®n de armas cortas -a diferencia de las otras- no son aprobados directamente por la junta interministerial que debe autorizarlas, sino que son los delegados provinciales de Comercio quienes lo hacen, y s¨®lo despu¨¦s informan a la junta. ?Est¨¢ la Administraci¨®n en condiciones de garantizar que en el cumplimiento de lo acordado no ha habido errores?
El segundo problema radica en que el comercio mundial de armas sigue vericuetos complejos, a veces indescifrables, en el que los intermediarios de toda laya marcan la pauta: intermediario sobre intermediario, al final se diluye d¨®nde recaen las responsabilidades de cada transacci¨®n, qui¨¦n vendi¨® a qui¨¦n y si la venta era correcta desde el punto de vista de unas m¨ªnimas pautas jur¨ªdicas, pol¨ªticas y morales. Esta abigarrada tela de ara?a no es algo te¨®rico: durante la guerra entre Ir¨¢n e Irak, Espa?a sorte¨® repetidamente el embargo internacional decretado para el comercio de armas, que llegaban al teatro de operaciones desde las bodegas de barcos con bandera dudosa que cambiaban continuamente de nombre, fletados en los puertos de Santander y Barcelona. Ese incumplimiento qued¨® pol¨ªtica y parlamentariamente impune.
El pasado 8 de julio, los cinco pa¨ªses con mayor capacidad exportadora de armas (EE UU, la URSS, Francia, el Reino Unido y China, es decir, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) trataron de dar un cierto aire regeneracionista al negocio de la venta de material b¨¦lico. El Grupo de los Siete ha apoyado la creaci¨®n de un registro internacional del comercio de armas, dependiente de la Secretar¨ªa General de la ONU, para evitar en lo posible su venta irresponsable.
Fue irresponsable haber vendido armamento a una Yugoslavia situada al borde del caos, independientemente de cu¨¢les fuesen los canales de intermediaci¨®n. Pero m¨¢s all¨¢ de esta lamentaci¨®n hist¨®rica, es inexcusable la exigencia de garant¨ªas para que de ninguna manera se siga vendiendo ese material. Y para que este pol¨¦mico comercio no desmienta la pol¨ªtica declarada del Gobierno en pro de la paz en Yugoslavia.
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