Una casa
Aquel d¨ªa, al hacer el recorrido habitual hacia el trabajo, vio una casa en la que no hab¨ªa reparado antes. Una tapia rota delimitaba un jard¨ªn enfermo. En las heridas del muro crec¨ªan hierbas y, peque?os arbustos de hojas p¨¢lidas. La fachada principal de la vivienda ten¨ªa costras y manchas que suger¨ªan la existencia de alguna enfermedad. Las ventanas estaban desencajadas y sus cristales rotos.Continu¨® andando algo sobrecogido por aquella visi¨®n. Lleg¨® al trabajo y se entreg¨® a la rutina diaria, pero, la imagen de la casa volv¨ªa una y otra vez a su memoria como si fuera portadora de un mensaje que no lograba. descifrar. La obsesi¨®n fue creciendo con las horas, de manera que al mediod¨ªa abandon¨® el trabajo con el oscuro prop¨®sito de contemplarla otra vez.
Pero la casa ya no estaba; en su lugar hab¨ªa una ferreter¨ªa ante cuyo escaparate recordaba vagamente haberse detenido alguna vez. Curiosamente, las herramientas evocaban instrumentos de cirug¨ªa o part¨ªculas ortop¨¦dicas de indescifrable uso.
A los pocos d¨ªas volvi¨® a aparecer la casa. Aun con riesgo de llegar tarde al trabajo, se detuvo ante ella asom¨¢ndose por una de las grietas de la tapia para contemplar el jard¨ªn. Podr¨ªa estar deshabitada, aunque hab¨ªa se?ales que suger¨ªan la existencia de alguna clase de vida atenuada. Nose atrevi¨® a entrar.
Durante los meses siguientes la casa apareci¨® y desapareci¨® varias veces altern¨¢ndose con la ferreter¨ªa. Finalmente, un d¨ªa entr¨®, atraves¨® el jard¨ªn, abri¨® la puerta principal y penetr¨® en ?in lugar oscuro cuya humedad le result¨® muy familiar. Hab¨ªa muebles, espejos rotos, luces apagadas. Vio una cama de hierro, un ba¨²l, dos mu?ecas. Todo el pasado de alguien, de alguien que quiz¨¢ era ¨¦l.
No ha vuelto a saberse nada de este hombre.
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