Amistades peligrosas
El profesor Jean-Marle Maurice Sch¨¦rer, m¨¢s conocido por Eric Rohmer, ha ido cultivando con paciencia una filmograf¨ªa sorprendentemente igual, y m¨¢s sorprendentemente a¨²n diferente a s¨ª misma, desde su filme inicial, El signo de Leo y hasta hoy mismo. No s¨®lo ha recreado cinematogr¨¢ficamente la rica tradici¨®n literaria moralizante del XVIII franc¨¦s, sino que con el tiempo se ha demostrado como un consumado modelo para otros.Ahora nos llega otro de sus disc¨ªpulos m¨¢s o menos ap¨®crifos, Christian Vincent que debuta con La discreta y que juega con sus mismas cartas y hasta se da el lujo de invocar en su ayuda a uno de los actores que, a las ¨®rdenes de Rohmer, ha repetido trabajo: Fabrice Luchini, el genial Perceval de una de las pocas locuras que el habitualmente circunspecto Sch¨¦rer se ha permitido en su ya larga filmograf¨ªa.
(La discr¨¦te) La discreta
Direcci¨®n: Chr?stian Vincent. Gui¨®n: C. Vincent y Jean-Pierre Ronssin. Producci¨®n: Alain Rocca para Les Productions Lazennec, Sara FiIms, FR3 Films, Canal Plus y el CNC, Francia, 1990. Int¨¦rpretes: Fabrice Luchini, Judith Heriry, Maurice Garrel, Marle Bunel, Fran?ois Touniarkine. Estreno en Madrid: sala Alphaville 2 (versi¨®n original subtitulada).
La elecci¨®n no tiene nada que ver con h¨¢biles jugadas buscando la taquilla porque lo cierto es que sin Luchiril, sin su arrolladora capacidad para la arrogancia, la boutade y la pedanter¨ªa, en siama, para ponerse en la picota , La discreia, sencillamente, no habr¨ªa existido jam¨¢s.
Por lo dem¨¢s, el filme parte de una situaci¨®n inicial que se parece mucho -a Las amistades peligrosas.- un comprorniso, esta vez entre dos homibres, que obliga a uno de ellos aer¨ªainorara una chica con el Fin de ir creando, en el camino, una Ficci¨®n literaria de encargo. La apuesta por una estructura narrativa de este tipo permite a Vincent centrar el conflicto en. la. pareja protagonista -Luchini y tina sorprendente Jud?th Henry- y olvidarse pr¨¢cticamente del resto de los personajes sin que en ning¨²n momento se eche en falta una mayor profundizaci¨®n en ellos.
Vincent, puesto a darte vueltas a un min¨ªmalismo de conclusiones previsibles, pone todo su esfuerzo en la construcci¨®n de unos di¨¢logos brillantes, que ftincionan rnuy bien cuando los o¨ªmos y en pu.lir unas actuaciones no merios competentes, forzando el tono de un realismo aparentemente intrascendente que, una vez m¨¢s, debe mucho a la inspiraci¨®n rohmeriana, y no es ning¨²n dernerito. Para cuando el espectador se percata de que est¨¢ ante una ficci¨®n hecha de evocaciones ajenas manipuladas con habilidad de prestidigitador, el Filme termina, discreto como su propio nombre.
Babelia
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