Los pr¨ªncipes de Gales

ENRIC GONZ?LEZ, Dicen que ella se queja de que es celoso, aburrido, anticuado y poco amante de la vida familiar. El, dicen, la considera fr¨ªvola y posesiva. Y prefieren dormir en camas separadas. La situaci¨®n, pues, no parece demasiado distinta a la de muchas parejas con 10 a?os de matrimonio y dos hijos a las espaldas. El problema es que se trata de los pr¨ªncipes de Gales y que m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, se convertir¨¢n en el rey Carlos III de Inglaterra y en la reina consorte. Al cumplirse una d¨¦cada de su matrimonio, celebrada y televisada a todo el mundo en un d¨ªa como hoy, 29 de julio, de 1981, la sociedad brit¨¢nica escruta con ansiedad la relaci¨®n sentimental de la pareja y la so mete a una presi¨®n dif¨ªcilmente soportable.

Siguen siendo, como pareja extremadamente populares. Y por separado mantienen un alto grado de reconocimiento. Una encuesta divulgada la semana pasada por The Daily Telegraph revelaba que el 89% de los brit¨¢nicos ve con agrado los esfuerzos de Carlos Windsor, de 42 a?os, pr¨ªncipe de Gales, por ser ¨²til mientras espera la corona. Sus declaraciones p¨²blicas sobre arquitectura, ecolog¨ªa y el buen uso del ingl¨¦s son lo bastante obvias y peque?oburguesas como para recibir un general benepl¨¢cito.

Diana, de 30 a?os, entusiasma a las multitudes. Es guapa y elegante -nada que ver con el disparatado estilo del conjunto de la familia real-, ejecuta con eficacia su papel de madre, mantiene un aspecto juvenil, y su personalidad, mezcla de timidez y desenvoltura, fascina al p¨²blico.

Pero esa misma sociedad ¨¢vida de noticias sobre la real pareja admite que la presi¨®n period¨ªstica sobre ellos es excesiva (un 51 %, que se eleva al 58% entre los encuestados menores de 25 a?os) y que les perjudica (49%), seg¨²n la citada encuesta del Telegraph. Se han publicado muchos art¨ªculos en los ¨²ltimos d¨ªas sobre Carlos y Diana. Historiadores, soci¨®logos y bi¨®grafos de la familia real coinciden en que la pareja ha hecho bien su trabajo hasta hoy y que sus berrinches particulares y sus camas separadas deber¨ªan dejar de ser objeto de debate popular.

Pero no todo son titulares equ¨ªvocos en la prensa sensacionalista, espionaje fotogr¨¢fico y rumores sobre hipot¨¦ticas aventuras extramatrimoniales. Barbara Cartland, escritora de novelitas rom¨¢nticas y pariente lejana de Diana, sigue llam¨¢ndoles "la reina del amor" y "su pr¨ªncipe encantador".

La exitosa versi¨®n brit¨¢nica de ?Hola!, Hello!, por su parte, les ha dedicado una fastuosa edici¨®n especial con un sumario inequ¨ªvoco: "Edici¨®n especial de 324 p¨¢ginas para guardar como recuerdo, con 700 fotograf¨ªas que recogen a?o tras ano el esplendor de sus actividades p¨²blicas y la calidez de su vida privada". M¨¢s de medio mill¨®n de brit¨¢nicos, al parecer, ha comprado ya su ejemplar para no perderse detalle de lo que han sido los "diez ¨²ltimos maravillosos a?os" de "la pareja m¨¢s encantadora del mundo".

En realidad, la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica parece decidida a preservar en buen estado su realeza. Un 68% de la gente cree que el Reino Unido necesita una familia real. Y, pragmatismo ingl¨¦s, un 67% considera que, sin ella, el pa¨ªs perder¨ªa su mayor atractivo tur¨ªstico.