Peregrinaci¨®n a la meca de los jesuitas

Con su visita a Loyola (Guip¨²zcoa) ma?ana mi¨¦rcoles, los Reyes se suman a m¨¢s de un mill¨®n de peregrinos que han pasado desde enero por la meca de los 24.000 jesuitas repartidos por el mundo. El deseo de los disc¨ªpulos de Ignacio de Loyola de acudir al lugar al menos una vez en la vida se ve reforzado este a?o por el quinto centenario del nacimiento del fundador. Las dos instituciones, la dinast¨ªa espa?ola y la Compa?¨ªa de Jes¨²s, han mantenido durante siglos excelentes relaciones pese a conflictos como la expulsi¨®n ordenada en 1767 por Carlos III.Un ilustre mon¨¢rquico vasco, Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, cree que el Rey, "sucesor de monarcas tan europeos como Felipe II o Carlos V, ha querido acudir a Loyola para reconocer la importancia y la significaci¨®n europea y tambi¨¦n universal de la obra de San Ignacio, la Compa?¨ªa de Jes¨²s". Para Areilza, el conflicto de la expulsi¨®n de los jesuitas "est¨¢ muy lejos, y no dej¨® de ser en su momento el reflejo de una tendencia general, que culmin¨® con la disoluci¨®n de la Compa?¨ªa por el papa Clemente XIV seis a?os despu¨¦s". En este momento no hay ninguna diferencia que salvar entre la dinast¨ªa espa?ola y los jesuitas, opina Areilza. "Creo, m¨¢s bien lo contrario", subraya.

Fernando Garc¨ªa de Cort¨¢zar, jesuita y catedr¨¢tico de Historia de Espa?a de la Universidad de Deusto (Bilbao), va a¨²n m¨¢s lejos. "Las relaciones entre los Borbones y los jesuitas han sido siempre extremadamente cordiales". Garc¨ªa de Cort¨¢zar recuerda que los jesuitas apostaron claramente por los Borbones frente a los Austrias en la Guerra de Sucesi¨®n espa?ola, y desplazaron de la qorte a los dominicos como confesores reales.

"En ese papel, una especie de ministerio de cultos, fueron medianamente regalistas y defend¨ªan las prerrogativas del rey frente a algunos privilegios de la Iglesia. El incidente de la expulsi¨®n", explica Garc¨ªa de Cort¨¢zar, "fue debido a la influencia de ministros como Roa y Campomanes, y formaba parte de una cadena de medidas similares por toda Europa. En todo caso, fue otro Borb¨®n, Fernando VII, el que m¨¢s tarde levant¨® la orden y autoriz¨® el regreso de la Compa?¨ªa".

Antes de que lo hagan los Reyes, m¨¢s de un mill¨®n de peregrinos habr¨¢n visitado este a?o el santuario de Loyola. Ante la avalancha previsible el d¨ªa 31, fiesta del santo y patr¨®n de Guip¨²zcoa, la misa de pontifical, cantada por el Orfe¨®n Donostiarra, se celebrar¨¢ en la explanada, ante la bas¨ªlica. En vez de presidirla y pronunciar la homil¨ªa, como sucede otros a?os, el obispo de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n, lo har¨¢ como legado pontificio ?ngel Suqu¨ªa, cardenal y arzobispo de Madrid. Suqu¨ªa es natural de Zaldibia (Guip¨²zcoa).

Los Reyes tendr¨¢n la opprtunidad de visitar la casa de I?igo de Loyola, cuya restauraci¨®n ha finalizado este a?o. La casa ha recuperado su aspecto medieval, de principios del siglo XV, que hab¨ªa quedado sepultado por la sucesiva construcci¨®n. de altares y complementos en siglos posteriores.

Para Ignacio Cacho, a la visita oficial de los Reyes a Loyola no es l¨®gico buscarle ning¨²n significado de reencuentro entre la dinast¨ªa de los Borbones y los jesuitas. "Las cuentas de la historia, si es que existieron", afirma prudente el rector del santuario, "se saldaron hace tiempo. Para nosotros, los jesuitas, Loyola es como una meca particular, y los reyes i.ambi¨¦n se: han sentido atra¨ªdos no s¨®lo ahora. Por aqu¨ª han pasado antes Alfonso XII, Alfonso XIII y el propio don Juan Carlos cuando era pr¨ªncipe".