En la calle con lo puesto
Vecinos de un edificio parcialmente desplomado en Bravo Murillo est¨¢n sin casa desde hace cuatro d¨ªas
Asunci¨®n Mu?oz, de 75 a?os, vio c¨®mo su casa desaparec¨ªa el pasado lunes cuando intentaba entrar para recoger unas llaves. El desplome parcial del edificio donde vive, situado en el n¨²mero 315 de Bravo Murillo, oblig¨® a los bomberos a precintar nueve de sus 15 pisos. Los ocupantes m¨¢s afortunados consiguieron recuperar "los papeles" -documentos de identidad, recetas m¨¦dicas- antes de marcharse. Casi todos, sin embargo, abandonaron sus casas "con lo puesto".
Los vecinos del inmueble hab¨ªan observado como las paredes de sus viviendas se llenaban de grietas a medida que las excavadoras sacaban tierra del solar colindante, donde la empresa Bigeco construye un edificio desde hace un mes. Alarmada, Asunci¨®n Mu?oz hizo subir a los obreros a su casa, en el segundo piso, para que vieran las fisuras que recorr¨ªan los muros. "No sirvi¨® para nada. Las excavadoras continuaron sacando tierra y ni siquiera pararon el fin de sernar¨ªa", afirma Jos¨¦ Carlos Mu?oz Fuentes, que vive en el bajo.El lunes, Asunci¨®n Mu?oz estaba planchando cuando not¨® que las grietas se ensanchaban. "Una de las vecinas que entr¨® a verlas", explica Jos¨¦ Antonio Gallud, uno de los hijos de Asunci¨®n, "le dijo a mi madre que salieran porque el piso se ven¨ªa abajo". Una vez fuera, la anciana decidi¨® volver para recoger unas llaves. En ese momento, el piso se desplom¨®, llev¨¢ndose en la ca¨ªda todas las pertenencias de la familia.
Amelia Povedano, que vive con su marido y su hijo de dos meses en el piso de al lado, oy¨® como las paredes cruj¨ªan ese fin de semana: "La noche del domingo yo not¨¦ que las paredes hac¨ªan un ruido extra?o, como el pl¨¢stico cuando lo arrugas". Al d¨ªa siguiente, Amelia estaba durmierido la siesta cuando la despert¨® un gran estruendo. "Cog¨ª a mi hijo y sal¨ª corriendo al corredor".
Mirando el agujero
La misma idea tuvieron los dem¨¢s vecinos. "Est¨¢bamos paralizados mirando el agujero, sin atrevernos a ir ni para delante ni para atr¨¢s", comenta Paula L¨®pez, que vive en la casa desde hace 17 a?os. "Al final, yo me puse a preparar manzanilla para todo el mundo hasta que precintaron las nueve casas que tienen m¨¢s riesgo", explica esta vecina.La Junta de distrito de Tetu¨¢n instal¨® aquella noche a los desalojados en un hostal del paseo de las Delicias. El martes volvieron a sus casas, in¨²tilmente, para ver si los peritos les permit¨ªan entrar para sacar su ropa y los objetos m¨¢s necesarios. Las viviendas permanecer¨¢n precintadas hasta que los t¨¦cnicos municipales presenten un informe sobre el estado general del edificio y las posibles, causas del derrumbamiento,
Asunci¨®n Mu?oz sali¨® de su casa con una bata, unas zapatillas y las llaves "para recoger del buz¨®n las cartas de su hija, que vive en Estados Unidos", comenta uno de los vecinos. "Mi madre se ha quedado sin nada. Hasta los papeles del m¨¦dico se han perdido y los necesita porque padece demencia senil", se queja, desesperado, el hijo de Asunci¨®n.
La empresa que llev¨® a cabo ladernolici¨®n de las casas que hab¨ªa en el solar, Codesa, afirma que no puede ser responsabilidad suya, ya que termin¨® su trabajo el d¨ªa 12. A partir de esa fecha, la constructora Bigeco contrat¨® los servicios de otra empresa para continuar con la excavaci¨®n. El informe de los peritos no estar¨¢ listo hasta la semana que viene. Mientras, los vecinos desalojados esperan en un hotel cercano a Chamart¨ªn, sin m¨¢s ropa que la que llevaban puesta ni m¨¢s objetos que los que llevaban en los bolsillos. "La concejal del distrito, Mar¨ªa Antonia Su¨¢rez, nos ha dicho que demos gracias porque estamos vivos", afirma Rafael Llaces. "Y es verdad: hemos salvado la vida, pero olemos mal".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.