Grave cogida de Juan Ramos
El deb¨² de la divisa gala de Yonnet fue todo un fiasco con ribetes tr¨¢gicos poir la tremebunda e impresionante cogida de Juan Ramos. El segundo maul¨®n de la tarde estaba adornado de la misma bella estampa que sus hermanos, en realidad un disfraz de sus aviesas intenciones, su bronquedad y mansedumbre a tope, como demostr¨® en cuanto el coletudo le cit¨® por la izquierda y carg¨® la suerte nada m¨¢s iniciar la faena. La alima?a lo corne¨® con sa?a, lo volte¨® dram¨¢ticamente en el aire y, tras semejante sobanza, estrell¨® el desmadejado y ensangrentado cuerpo de su v¨ªctima contra la arena.El ahogo de los corazones de los espectadores, que ya hab¨ªa comenzado en el primer bicorne -que impidi¨® a Norte confirmar la alternativa con alg¨²n festoneo art¨ªstico-, no desapareci¨® en toda la tarde. Los boyancones franceses siguieron pegando tomillazos a diestros y siniestros hispanos hasta el punto de que si el racial alcalde de M¨®stoles que protagoniz¨® el levantamiento de 1808 hubiese asistido al festejo habr¨ªa roto las hostilidades de nuevo, tras pronunciar incendiario discurso.
Yonnet / Ramos, Galindo, Norte
Toros de Hubert Yonnet, bien presentados, mansos y peligrosos, 1? y 4?, flojos.Juan Ramos: cogido por su primero. Ra¨²l Galindo: tres pinchazos y estocada (silencio); estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); dos pinchazos y bajonazo (ovaci¨®n). Julio Norte, que confirmaba la alternativa: pinchazo sin soltar, estocada ca¨ªda y dos descabellos (silencio); tres pinchazos y cuatro descabellos (silencio); dos pinchazos, estocada baja y descabello (ovaci¨®n). Juan Ramos ingres¨® en la enfermer¨ªa con una cornada, en el escroto y muslo izquierdo, con dos trayectorias de 15 cent¨ªmetros cada una, que produce evisceraci¨®n de test¨ªculos, abundantes destrozos musculares y hemorragia. Pron¨®stico grave. Plaza de Las Ventas, 4 de agosto, un tercio de entrada.
La guerra
Porque aquello m¨¢s semejaba una guerra que un festejo taurino. Una guerra o un torneo medieval, pues los hulanos casi hab¨ªan de perseguir a los moruchos para elavarles puya, ya que ¨¦stos al sentir merodear a penco y caballero a su alrededor espetaban: "?Tes mortes!". Despu¨¦s hu¨ªan presos de pavor.Triunfar con estos regalitos era como pedirles peras al olmo. Ramos cay¨® en la batalla tras colocar dos magn¨ªficos pares al quiebro, con el m¨¦rito a?adido de que eligi¨® el centro del platillo para sus vistosas suertes, y otro de gran riesgo y emoci¨®n al sesgo, a la salida del cual el bicorne ya le avis¨® con un derrote del que se salv¨® de milagro. Con la pa?osa ya no se repiti¨® el milagro.
Galindo y Norte, unos jabatos, lo pasaron peor que el que se trag¨® las tr¨¦bedes. A¨²n as¨ª, a base de valor y tragaderas, Galindo extrajo algunos bellos naturales al tercero, y Norte hizo lo propio por redondos, aunque con los aceros mech¨® a sus rivales con poca fortuna. Ambos y el herido merecen otra oportunidad con toros de lidia, no importa su nacionalidad, pero no con abantos que s¨®lo perrniten haza?as b¨¦licas.
Babelia
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