Guante de seda

LA SEDA de Barcelona cumple ya un mes largo en crisis, sin que los accionistas, la direcci¨®n y la banca acreedora hayan alcanzado ning¨²n acuerdo satisfactorio. Entretanto, las administraciones p¨²blicas tratan el problema con guante de seda y lo observan desde el tendido: m¨¢s distante el Ministerio de Industria, m¨¢s pr¨®ximo el Gobierno de ' la Generalitat.El titular de Industria, Claudio Aranzadi, ha expresado su intenci¨®n de no intervenir en la crisis, con el argumento de que el problema de La Seda es empresarial "y debe ser resuelto entre los distintos interlocutores que participan en la empresa". Aranzadi olvida que no se est¨¢ ante una simple querella de empresarios que luchan por controlar una sociedad privada. Bien al contrario, se asiste al intento de una poderosa multinacional de realizar una desinversi¨®n por la menos ortodoxa de las maneras posibles, es decir, sin haber tenido la prudencia de preparar esa marcha -leg¨ªtima en s¨ª misma, de conformidad con las normas del libre mercado- con la suficiente discreci¨®n como para que el anuncio, de esa fuga no pueda influir en el entierro de una empresa que a?os atr¨¢s le proporcion¨® sustanciosos dividendos.

M¨¢s preocupante a¨²n es que el organismo oficial encargado de velar por la limpieza de las transacciones de las sociedades que cotizan en Bolsa, la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, se haya revelado incapaz de dictaminar qui¨¦n es hoy el verdadero propietario de La Seda, dejando en la m¨¢s absoluta indefensi¨®n a todos los posibles afectados: accionistas, trabajadores y acreedores.

La pasividad de la Administraci¨®n contrasta con la vocaci¨®n intervencionista en casos de captaci¨®n de importantes inversiones extranjeras. Es m¨¢s, la instalaci¨®n de plantas automovil¨ªsticas o de grandes empresas en Espa?a se ha vendido como un m¨¦rito del Gobierno de turno, resultado de sus propias gestiones. ?Tiene sentido esta escrupulosa pol¨ªtica actual de manos fuera de La Seda?

La Generalitat ha tenido mayor sensibilidad ante el problema, pero con resultados igualmente ineficaces que los del Gobierno central. El presidente Pujol no ha tenido inconveniente en reconocer que solicit¨® la suspensi¨®n de cotizaci¨®n de La Seda para dificultar las maniobras de Akzo, y ha proclamado su sorpresa y falta de comprensi¨®n por la actitud de la multinacional, pero el Gobierno aut¨®nomo rechaza las propuestas que signifiquen ir m¨¢s all¨¢ de la declaraci¨®n p¨²blica, el compromiso pol¨ªtico o la promesa de mediar ante la m¨¢s alta direcci¨®n de Akzo.

La desaparici¨®n de La Seda, en el caso de consumarse, no dejar¨ªa sin mancha a unas administraciones que todav¨ªa no han requerido -que se sepa- informaci¨®n oficial sobre las circunstancias que han llevado a una multinacional a desinvertir en Espa?a con el menos constructivo de los m¨¦todos posibles y a transferir sus acciones por una, peseta simb¨®lica a un abogado mercantilista, sin que ello haya llamado tampoco la atenci¨®n en los despachos oficiales. Las sospechas que ha motivado esta ¨²ltima operaci¨®n exigir¨ªan como m¨ªnimo que la Administraci¨®n se dirigiera al intr¨¦pido abogado y explicara cu¨¢les son los verdaderos objetivos de su compra, de la misma forma que la multinacional deber¨ªa justificar las causas por las que malbarata as¨ª una empresa que desempe?a un papel estrat¨¦gico en el sector de obras textiles sint¨¦ticas.