El bicorne saltar¨ªn
El quinto de la. tarde, de nombre Impertinente, pudo pasar a la historia de Las Ventas, por el tremen,do y limpio salto que di¨®, nada m¨¢s salir, por encima de barrera y callej¨®n del tendido 1 y que le llev¨® en limpio vuelo a estrellarse contra los cables que protegen a los espectadores de las localidades bajas.?stos hu¨ªan con pavor tendido arriba, mientras los ocupantes del burladero interior de la Comunidad de Madrid, que ayer volvieron a nacer, se salvaron por los reflejos que demostraron al agacharse y echarse sobre los asientos del mismo. Vamos, que ocurre este incidente en la feria de San Isidro, cuando el callej¨®n y sus burladeros est¨¢n saturados a tope de personal, y la masacre s¨ª que hubiera sido hist¨®rica.
Molero / Espl¨¢, Cascales, Plaza
Toros de Molero Hermanos, bien presentados, mansos, nobles y flojos; 3?, sobrero, de conde de Cabral, manejable, y 4?, sobrero, de S¨¢nchez Cobaleda, manso (ambos en sustituci¨®n de dos de la divisa titular devueltos por inv¨¢lidos). Juan Antonio Espl¨¢: pinchazo hondo y estocada desprendida (divisi¨®n); estocada ca¨ªda (divisi¨®n). Manuel Cascales: dos pinchazos, estocada perpendicular y dos descabellos (ovaci¨®n); metisaca en los costillares, seis pinchazos -aviso- y estocada desprendida (palmas). Jos¨¦ Mar¨ªa Plaza: dos pinchazos y tres descabellos (silencio); estocada ca¨ªda (silencio). Plaza de Las Ventas, 11 de agosto, casi media entrada.
El bicorne, ya a duras penas, aguant¨® la mala lidia de la cuadrilla de Cascales en primer y segundo tercio, y, despu¨¦s de tanta sobanza, qued¨® reserv¨®n para la muleta. El coletudo, que se hab¨ªa lucido con ¨¦l en un quite por majestuosas ver¨®nicas, le extrajo subyugadores redondos, mandones naturales con la mano muy baja Ni un par de pases de pecho de cartel. Ten¨ªa ganada una oreja, pero, como a su anterior, lo mech¨® a sablazos. En ese segundo ya hab¨ªa apuntado muy alto con percal y pa?osa, alumbran.do gran clase, pero tambi¨¦n lo engorrin¨® con la espada.
Espl¨¢ pas¨® por Madrid como si ya poseyese un cortijo. Demasiado f¨¢cil y vulgar hasta con las banderillas, s¨®lo destacaron algunos dibujos al que abri¨® festejo. Se empe?¨® en protestar al de Cobaleda, un feo ejemplar de aspecto a?ejado, porque, seg¨²n ¨¦l, era burriciego y sordo, y as¨ª lo hizo ver al Delegado de la autoridad y al p¨²blico, con ostentosos; gestos. Hasta que su subalterno, Jos¨¦ Luis de la Casa, que pech¨® con la lidia, le demostr¨® que no era cierto. Espl¨¢, a la defensiva, lo trapace¨® y lo despen¨® de un mandoblazo en el rinc¨®n.
Plaza no pudo repetir su ¨¦xito de hace 15 d¨ªas, pese a su garra y entrega. Pero sus bureles, casi invalidos, topaban, en lugar de embestir, y se defend¨ªan, con lo que el triunfo era misi¨®n imposible.
Babelia
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