El Ferrol que nunca fue del caudillo
"En el Ferrol se levantar¨¢ un monumento al general Franco como recuerdo perenne a su gesta heroica de oponerse a la invasi¨®n mas¨®nica" (El Ideal Gallego, 10/ 11 / 1936).Aunque Franco sigue de estatua ecuestre en la plaza radial que introduce al centro hist¨®rico de Ferrol, la ciudad ha dejado de ser de El Caudillo. ?Lo fue alguna vez? En la calle de Mar¨ªa, un bajorrelieve ¨¦pico proclama que all¨ª naci¨® Francisco Franco Bahamonde en 1892 y all¨ª creci¨®, aunque no tanto como ¨¦l hubiera querido. Pilar recuerda as¨ª a su hermano, el caudillo: "No era t¨ªmido ni retra¨ªdo. Ser pac¨ªfico no quiere decir que fuera t¨ªmido. Jugaba normalmente con los dem¨¢s ni?os de su edad. El que tuviera aspecto de estar siempre asustado, es otra de las imaginaciones e inventos de la gente. Lo que ocurre es que como era delgadito y muy poquita cosa, pod¨ªa parecer t¨ªmido. Le llamaban cerillita. El tiempo ha demostrado que de t¨ªmido nada".
El primo, Franco Salgado Araujo, en Mi vida junto a Franco recuerda con melancol¨ªa y cari?o, el Ferrol de su infancia, un duro Ferrol para el hu¨¦rfano que se acog¨ªa a la tutor¨ªa de su t¨ªo, el padre de Franco, y a las sobras de afecto y solidaridad de una familia numerosa y secretamente rota. Paquito y Pac¨®n eran inseparables y lo siguieron siendo a lo largo de su carrera militar, y cuando Paquito se convirti¨® en Franco, Franco, Franco, Pac¨®n sigui¨® a su lado, indudablemente fiel, aunque en la trastienda de su capacidad de observaci¨®n fue acumulando discrepancias que con el tiempo han sonado a disidencias. Pac¨®n recuerda los largos paseos a los que les obligaba el t¨ªo por los alrededores de Ferrol, en busca de las alturas desde las que poder dominar la r¨ªa y desgranar lecciones de cosas y de navegaciones que enfurru?aban a Pilar, dejaban indiferente a Paquito y, en cambio, encantaban al primo a?adido, tal vez porque necesitaba la estatura de un padre, aunque fuera prestado. Los Franco Bahamonde adoraban a su madre y reservaban para su padre desde el respeto ritualista de do?a Pilar -al fin y al cabo un padre es un padre- hasta el desprecio de Paquito, acentuado cuando don Nicol¨¢s se march¨® a Madrid y vivi¨® all¨ª "con otra mujer", con otra mujer que no era la abnegada, sufrida, martirizada santa madre, do?a Pilar Bahamonde Pardo y Taboada y Berm¨²dez de Castro y Tenreiro y Basanta..., una colecci¨®n de apellidos prestigiados en aquel Ferrol de pocas familias y calles, reticuladas unas y otras seg¨²n la racionalidad de urbanistas militares y con una vida social dominada por la aristocracia de la Marina: los oficiales del Cuerpo General. "El Ferrol siempre ha sido una ciudad pendiente de las apariencias", musita a mi lado un ilustre jurista. Estamos acodados sobre la balaustrada de los jardines de Comandancia y ante nosotros se despliegan los edificios del Arsenal. Cien a?os atr¨¢s, Ferrol era una de las sociedades m¨¢s cerradas de Espa?a cuando Franco la dej¨® en 1907 para ingresar en la Academia Militar de Toledo, casi al mismo tiempo su padre abandonaba el hogar familiar. En la ciudad de las apariencias, los Franco Bahamonde hab¨ªan quedado como desnudos y Franco s¨®lo volver¨ªa al Ferrol para ver a su madre, y, ya caudillo, para recorrer la senda que tantas veces sigui¨® do?a Pilar hasta la ermita de la Virgen de Chamorro a pedirle a la Virgen consuelo o tal vez explicaciones por el mal pago concedido a su virtud.
?Gallegos?
Son abundantes las referencias a la galleguidad de Franco. Retranca gallega. Ambig¨¹edad gallega. En cualquier caso, los Franco pertenec¨ªan por tradici¨®n m¨¢s a la Armada. que a Ferrol, una garita de Espa?a, asomada a un oc¨¦ano por donde llegaban restos del imperio y su conciencia de galleguidad no iba m¨¢s all¨¢ del lac¨®n con grelos y la galta. Caracteriol¨®gicamente, ?qu¨¦ tiene que ver el fr¨ªo y calculador Francisco con el vehemente y vers¨¢til Ram¨®n? ?El acomodaticio Nicol¨¢s con la apasionada Pilar? ?La virtuosa y abandonada madre educadora de obreros cat¨®licos con el padre partidano de los tobillos femeninos y j¨®venes?Desde la muerte de su madre, en Madrid, cuando la buena mujer iba camino de Roma para que Su Santidad la bendijera, Ferrol dej¨® de tener inter¨¦s para Franco. Y viceversa, los ferrolanos acabaron considerando a Franco un exceso hist¨®rico que pocos beneficios les reportaba, hasta el punto de que las primeras elecciones municipales democr¨¢ticas las ganar¨ªa el doctor Qi¨²ntanilla, hijo del alcalde republicano fusilado por los rebeldes en 1936. Todav¨ªa hoy gobernar¨ªan las izquierdas en Ferrol de haberse puesto de acuerdo a tiempo socialistas y comunistas, pero se dejaron llevar por el pleito de si eran galgos o podencos, y se les col¨® una fr¨¢gil mayor¨ªa de derecha, hoy cuestionada, mientras las izquierdas tratan de recomponer su alianza. La evidente escasa qu¨ªmica entre Galicia y los Franco se capta en la ausencia de bibliograf¨ªa sobre esa relaci¨®n, salvo algunas muestra de cantos ditir¨¢mbicos y lameculos de los a?os cuarenta. Aunque do?a Pilar sigui¨® ejerciendo de ferrolana y Pontedeume consegu¨ªa concentrar a casi todos los herinanos en el verano, la marcha del padre, la dispersi¨®n de los hermanos por los ej¨¦rcitos de tierra, mar y aire rompi¨® un v¨ªnculo, y muy especialmente en el caso de Franco, Franco, Franco, porque su excelencia tuvo mando en plazo en La Coru?a y luego verane¨® en el Pazo de Meir¨¢s o rez¨® en el Chamorro por la memoria de su madre o se dej¨® llevar bajo palio en la catedral de Santiago, ante multitudes tan curiosas como las que esperaban al pr¨ªncipe Felipe y a Isabel Sartorius, pero Paquito de hecho nunca volvi¨® a Galicia, nunca volvi¨® a la calle Mar¨ªa, nunca volvi¨® a casa.
La casa deshabitada
El 108 de la calle de Frutos Saavedra de Ferrol, m¨¢s conocida por la calle de Mar¨ªa. Aqu¨ª naci¨® Franco, en un caser¨®n como tantos otros caserones ferrolanos donde viv¨ªan familias de la oficialidad naval. Hoy s¨®lo puede visitarse con un permiso expreso de la duquesa de Franco, y los guardianes de la llave de la casa respetan esta condici¨®n hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Pero ya Pilar Franco nos avis¨® en sus memorias, Nosotros, los Franco, que su cu?ada, Carmen Polo, la hab¨ªa dejado irreconocible, desde la sospecha de que el caser¨®n original no estaba a la altura hist¨®rica conquistada por su marido. Puedo imaginar los recorridos del ni?o hasta el paseo de la Herrera, los jardines de Comandancia, orientado por el racionalismo urbano del barrio de La Magdalena.Franco nunca volvi¨® realmente a esta casa y tras la muerte de su madre alcanz¨® el rango metaf¨ªsico de Sant¨ªsima Trinidad, Espa?a, Su Madre y ?l como una entidad esencial. Todo lo dem¨¢s, accidentes, de paisaje o de pa¨ªsanaje. Accidentes. De la lectura de Desarrollo urbano y crisis social en Ferrol, de Enrique Clemente Cubillas, deduzco que esta ciudad ha crecido y se ha autodestruido en relaci¨®n con leyes econ¨®micas y sociales objetivas, sin que interviniera el factor humano del padrinaje de Franco. De la misma manera que los problemas de Galicia, de identidad o materiales, recogidos en la monograf¨ªa Galicia, coordinada por Jos¨¦ Antonio Dur¨¢n, no tienen un antes y un despu¨¦s del franquismo, sino una l¨®gica interna marcada por el deshabitamiento y el olvido del Estado central, que siempre cont¨® con gallegos d¨®ciles o terribles al servicio de la supuesta unidad de destino en lo universal llamada Espa?a. Salgo de Gallcia y al llegar a la altura de Lugo los r¨®tulos me avisan por primera vez que puedo escoger la carretera de Sarria y Monforte y acercarme a recuperar la aldea de mi padre, aquel mi primer encuentro con parte de mis ra¨ªces, en el verano de 1947, cuando perd¨ª el primer diente y se muri¨® Manolete. Pero dejo pasar el reclamo, como m¨¢s adelante dejo pasar el de Puebla de San Jull¨¢n, aquella estaci¨®n ferroviarla en la que se reun¨ªa una familia gallega separada por emigraciones, guerras y c¨¢rceles y que durante todo un verano habl¨® de todo lo divino y lo humano sin mencionar a Franco, ni siquiera una guerra que les hab¨ªa herido y dividido tan innecesariamente.
Ma?ana: Euskadi / 1
Julio Llamazares
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