La banda de los ocho
La junta golpista ha obtenido lo contrario de lo que pretend¨ªa
"Han obtenido exactamente lo contrario de lo que quer¨ªan. Deseaban orden, pero obtienen desorden. Quer¨ªan un Estado unitario, pero han reforzado las tendencias centr¨ªfugas. Se planteaban detener la crisis econ¨®mica, pero la han agravado. Quer¨ªan elevar el prestigio internacional de la URSS, pero lo han socavado". Con estas palabras resum¨ªa Gueorgui Shajnaz¨¢rov, asesor del presidente Mija¨ªl Gorbachov, las actuaciones del Comit¨¦ Estatal de Emergencia, integrado por ocho hombres grises.
En la madrugada del pasado lunes, los ocho se hicieron con el poder en el Kremlin para tratar de hacer volver atr¨¢s la rueda de la Historia. Algunos de los integrantes eran personajes archiconocidos de la vida pol¨ªtica sovi¨¦tica, mientras que otros figuraban muy poco, por lo menos en p¨²blico.Entre los primeros se cuentan Dmitri Y¨¢zov, ministro de Defensa; Vlad¨ªmir Krluchkov, presidente del KGB, y Valent¨ªn P¨¢v1ov, primer ministro, todos ellos otrora estrechos colaboradores de Gorbachov.
Y¨¢zov era uno de los militares relativamente blandos, blanco constante de las cr¨ªticas por parte de los halcones del grupo parlamentario conservador Soyuz. A ¨¦l se culpaba por haber permitido el desmantelamiento de Europa del Este y de claudicar ante Estados Unidos.
Kriuchkov dirigi¨® el temible KGB durante la perestroika tratando de hacerlo m¨¢s abierto para cambiar la imagen de esta organizaci¨®n. Ten¨ªa fama de ser una persona sensata que sab¨ªa escuchar y comprend¨ªa las situaciones dif¨ªciles.
Lev¨®n Ter-Petrosi¨¢n, l¨ªder independentista de Armenia dec¨ªa que cuando ten¨ªa alg¨²n problema, se dirig¨ªa a Kriuchkov, persona accesible y comprensiva. Curiosamente, ninguno de los dos apareci¨® en la conferencia de prensa que dieron los golpistas el d¨ªa 19, y los rumores de que hab¨ªan dimitido el martes, independientemente de que fuera cierto o no, delataba que hab¨ªa grietas en la junta.
El car¨¢cter de las diferencias, si las hubo, es dificil de precisar, pues no se puede decir que ellos no fueran partidarios de medidas severas. En julio, ambos apoyaron las pretensiones de P¨¢vlov de obtener facultades extraordinarias a espaldas de Gorbachov, y Kriuchkov ¨²ltimamente no se cansaba de denunciar las actividades saboteadoras de los servicios de espionaje occidentales.
El mismo P¨¢vlov, que tampoco compareci¨® en la conferencia de prensa del lunes, al parecer debido a problemas de tensi¨®n arterial que luego se agudizaron, era partidario de imponer el orden introduciendo, aunque limitadamente, el estado de excepci¨®n. El por qu¨¦ Gorbachov lo eligi¨® para reemplazar a Nikol¨¢i Rizhkov es un misterio. Encabezaba el Ministerio de Finanzas, y, seg¨²n un diputado con gran sentido del humor, "es como nombrar cirujano jefe al m¨¦dico que m¨¢s pacientes ha matado".
Adem¨¢s, el cambio de los billetes de 50 y 100 rublos y la acusaci¨®n de que los bancos europeos preparaban un compl¨® para colapsar las finazas sovi¨¦ticas demostraron r¨¢pidamente su grado de competencia. P¨¢vlov ten¨ªa la suerte sellada, pues estaba claro que con ¨¦l no se pod¨ªa pasar a una aut¨¦ntica econom¨ªa de mercado, y Gorbachov seguramente estaba preparando reemplazarlo por el primer viceprimer ministro, VIad¨ªmir Shcherbakov. Tampoco cab¨ªan dudas de que el presidente sovi¨¦tico, despu¨¦s del incidente de j¨²lio, estaba esperando la ocasi¨®n propicia para liberarse de Y¨¢zov y de Kriuchkov.
De los que aparecieron en la mencionada conferencia de prensa, Guennadi Yan¨¢yev -quien en su calidad de vicepresidente aparec¨ªa como cabeza de los golpistas- es una figura oscura que lleg¨® a la cima del poder s¨®lo debido a la gran crisis que sufr¨ªa el partido comunista. En efecto, salt¨® a la presidencia desde el Politbur¨® del PCUS, pero en tiempos normales jam¨¢s hubiera podido llegar al ¨®rgano comunista m¨¢ximo, pues su carrera de dirigente no la hab¨ªa hecho en el partido, que es lo importante, sino en organizaciones sat¨¦lites de ¨¦ste, como los sindicatos, y estaba condenado a ser de segunda categor¨ªa en la nomenklatura.
Bor¨ªs Pugo s¨ª que era un duro reconocido. Hab¨ªa sido jefe del KGB de Letonia y, posteriormente, cabeza del partido comunista en esa rep¨²blica, miembro del Politbur¨® del PCUS, y hab¨ªa llegado a encabezar el Ministerio del Interior precisamente en su calidad de halc¨®n, reemplazando al liberal Valent¨ªn Bakatin.
Oleg Bakl¨¢nov, primer vicepresidente del Consejo de Defensa, era un hombre clave, que ocupaba puestos estrat¨¦gicos -responsable de la industria militar en el PCUS en tiempos en que ¨¦ste era el verdadero Gobierno en la URSS- pero que figuraba poco. Muchos analistas piensan que precisamente este hombre relacionado con el complejo de la industria militar era el cerebro de la junta.
Los otros dos miembros del equipo golpista parecen haber sido introducidos en el Comit¨¦ Estatal de Emergencia especialmente para que no cupieran dudas del car¨¢cter reaccionario del golpe y para restar toda credibilidad a las declaraciones de Yan¨¢yev sobre que pensaba seguir adelante con las reformas econ¨®micas.
Koljosiano entusiasta
En efecto, Vasili Starodubtsev es un koljosiano entusiasta de las formas sovi¨¦ticas de propiedad colectiva en el agro, que en los m¨¢s de 70 a?os de poder comunista han demostrado su ineficacia. Presid¨ªa la Uni¨®n Campesina y defend¨ªa a brazo partido la superviviencia de los koljoses y sovjoses.Alexandr Tiziakov, el jefe de la asociaci¨®n de empresas estatales de la URSS, es uno de los representantes m¨¢s caracter¨ªsticos del complejo militar industrial que se resisten a aceptar el paso de una pol¨ªtica de proteccionismo y abundancia de medios de la que ha disfrutado el sector de defensa a la industria civil y a las duras condiciones del mercado.
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