35 pises al d¨ªa
Los 12 aseos p¨²blicos autom¨¢ticos de la capital s¨®lo han ingresado 100.000 pesetas anuales
En Par¨ªs hay unos 400 aseos callejeros autom¨¢ticos. En Madrid, s¨®lo 12. Llevan un a?o a prueba, y cada uno ha sido visitado 35 veces al d¨ªa por t¨¦rmino medio. El nuevo equipo de Gobierno debe decidir hasta qu¨¦ punto conviene pagar los dos millones anuales que cuesta el alquiler de cada uno. De momento, los turistas son sus m¨¢s fervorosos usuarios. Los t¨¦cnicos municipales creen que son feos pero m¨¢s eficaces que los subterr¨¢neos.
No siempre cuestan 25 pesetas. En los 60 evacuatorios subterr¨¢neos del Ayuntamiento el precio oficial contin¨²a siendo la ¨ªnfima cantidad de una peseta. Los subterr¨¢neos tienen a su favor el ser marco de los debates m¨¢s encarnizados y haber presenciado entre sus paredes las historias m¨¢s descabelladas."Hace poco", cuenta Luis, empleado de un evacuatorio en el Retiro, "vi que entraban dos hombres y que tardaban mucho tiempo en salir. Cuando me acerqu¨¦, me percat¨¦ de que los dos estaban enganchados a sus partidas de nacimiento " Es en esos momentos cuando surgen las opiniones m¨¢s dispares entre los propios empleados sobre la libertad sexual en un Estado de derecho y la hipot¨¦tica potestad represiva del empleado.
Sin embargo, los expertos municipales de mobiliario urbano afirman que los subterr¨¢neos tienden a desaparecer por problemas de seguridad, aunque los empleados de evacuatorios se resisten: "No todo el mundo puede pagar 25 pesetas por sus necesidades". ?sa es la opini¨®n de Teresa, encargada de la recaudaci¨®n de los siete subterr¨¢neos que hay en el parque del Retiro. Ella, como la mayor¨ªa de los 340 empleados que cubren los 60 subterr¨¢neos de Madrid, sobrepasa el medio siglo de edad.
Mujeres generosas
La gente, cuenta Teresa, suele quedarse perpleja cuando se le informa dela cantidad a desembolsar, y la mayor¨ªa bucea en sus bolsillos para no soltar ni una peseta de m¨¢s. Las mujeres suelen ser m¨¢s generosas y no se inhiben a la hora de dar monedas de uno o cinco duros.Luis recuerda que hace 15 a?os, en el evacuatorio de Nuevos Ministerios, entr¨® un se?or y pag¨® con un billete de 1.000 pesetas los 50 c¨¦ntimos que costaba entonces el boleto. El empleado, que no era precisamente un dechado de generosidad, en vez de dejarlo pasar, le dio 999 pesetas de vuelta, previamente contabilizadas una a una. El se?or se par¨® a contarlas tambi¨¦n una a una y cuando termin¨® sac¨® una pistola y la emprendi¨® a tiros con las paredes del servicio.
Sin embargo, la realidad cotidiana suele presentarse un poco m¨¢s mon¨®tona y sobre todo m¨¢s sucia. En el subterr¨¢neo de Atocha, Bernardo aprendi¨® a arreglar los servicios, que se averiaban a menudo: se sub¨ªa a una silla y sacaba de la cisterna las billeteras que previamente hab¨ªan tirado los carteristas. Ahora, en el Retiro suelen recoger en las cisternas una media de siete carteras al mes, alg¨²n que otro bolso y var¨ªas jeringuillas. En junio del ano pasado se recaudaron m¨¢s de 30.000 pesetas en los subterr¨¢neos del Retiro.
Rafael Calvo, jefe de mobiliario urbano, asegura, en ese sentido, que los aseos autom¨¢ticos son mucho m¨¢s higi¨¦nicos. "Est¨¢n capacitados para llevarse todos los residuos, desde una jeringa hasta un chicle".
Sin embargo, su aceptaci¨®n no ha sido precisamente masiva, y los cinco duros que cuesta entrar en ellos -ya sea para evacuar o consumir droga- s¨®lo han servido para que el Ayuntamiento ingrese en sus arcas algo m¨¢s de cien mil pesetas al a?o.
Demasiados bares
En cuanto se sobrepasan los 25 usos diarios, seg¨²n los expertos municipales, la instalaci¨®n merece la pena. Los t¨¦cnicos del departamento de mobiliario urbano opinan que en Madrid hay demasiados bares donde saciar las necesidades mayores y menores para no tener que colocar cientos de servicios autom¨¢ticos, "pero s¨ª que ser¨ªa menester distribuir al menos una cincuentena por los lugares m¨¢s frecuentados"."No son demasiado feos, aunque bonitos no pueden ser afirma Rafael Calvo, "pero, desde luego, por su fin social son imprescindibles. Para los quiosqueros, por ejemplo, les son de una utilidad incuestionable".
En los autom¨¢ticos se puede permanecer un cuarto de hora antes de que suene una alarma indicando que se va a abrir la puerta. Despu¨¦s, la puerta se abre "para evitar que permanezca alguien desmayado dentro".
Hasta el momento, ha sido la empresa concesionaria la encargada de correr con los gastos, pero dentro de pocos meses cumple el plazo de prueba y ser¨¢ el nuevo equipo de gobierno el que decida si merecen lo que valen.
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