Dominar un 'pregonao'
.Un torero -se llama Julio Norte- domin¨® un toro pregonao. No es normal que esto se produzca en la ¨¦poca taurina presente, pero sucedi¨®. Tiene su importancia. Tiempos atr¨¢s abundaban los diestros lidiadores, aquellos que se doblaban con los toros pregonaos haci¨¦ndoles crujir el esqueleto y los dejaban ahormaditos para un bien morir. En la ¨¦poca presente, en cambio, hay carest¨ªa aguda de lidiadores, pues los toros no tienen nada que lidiar; y si aparece uno molesto, a los toreros les basta con decir que es tobillero, para despabilarlo de un bajonazo.
El toro tobillero es voz de moda entre taurinos; expresi¨®n felic¨ªsima para justificar inhibiciones cuando el toro no se comporta como un borrego. En concordancia con la moda, puede ser que a ese toro de Los Eulogios, lidiado en tercer lugar, le llamen los taurinos tobillero, y se quedar¨¢n cortos. Porque era tobillero, s¨ª, y tambi¨¦n muslero, inglero, axilero, pescuecero; es decir, que tiraba cornadas sin miramiento alguno, all¨¢ penas d¨®nde pod¨ªa prender y calar.
Eulogios / Morenito, Caballero,
NorteToros de Los Eulogios, bien presentados y parejos, aunque muy astigordos y romos: mansos y broncos: l? y 6?, manejables. Morenito de Maracay: estocada corta ca¨ªda, rueda de peones y, dos descabellos (silencio); media atravesada escandalosamente baja (silencio). Andr¨¦s Caballero: media, rueda de peones y cuatro descabellos (pitos); estocada y descabello (algunos pitos). Julio Norte: dos pinchazos, estocada muy, trasera escandalosamente baja, rueda de peones y cinco descabellos (aplausos y salida al tercio), media trasera tendida y rueda de peones (oreja). Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de Yiyo, muerto en este coso hace seis a?os. Plaza de Colmenar Viejo, 30 de agosto. S¨¦ptima corrida de feria. Media entrada
Con semejante barrab¨¢s, cualquier torero moderno habr¨ªa tenido excusa para fulminarlo a la primera igualada. Sin embargo Julio Norte no parec¨ªa torero moderno, sino chapado a la antigua, y asumi¨® el compromiso de torearlo con todas sus consecuencias. Lo hizo con aplomo propio de lidiador experimentado, y esa fue una gran sorpresa. Es decir, que aguant¨® los ga?afones, ret¨® al toro intemperante, pis¨® su terreno hasta acobardarlo, ahorm¨® el violento cabeceo, y hasta se permiti¨® el lujo de correr la mano, llev¨¢ndolo sometido.
Cuando un torero torea, manda, domina de la forma descrita corresponder¨ªa llamarle maestro, mas se trata de un t¨ªtulo devaluado. Es otra de las modas que complementan la tauromaquia moderna: a cualquier histri¨®n incapaz de ligar dos pases. a cualquier desgarramantas contumaz, le llaman maestro. La moda est¨¢ tan extendida que cuando los taurinos empiezan a llamar maestro a un torero, lo convierten en sospechoso. De manera que silenciando la maestr¨ªa de Julio Norte con el toro pregonao, seguramente se le hace un favor.
Los taurinos prefieren en estos casos decir que estuvo hecho un t¨ªo. Pues valga: estuvo hecho un t¨ªo. Ahora bien, el t¨ªo ya no fue tan t¨ªo en el sexto toro. No es que le faltara valor; es que, al verlo tomar con boyant¨ªa la estupenda tanda de redondos que le lig¨® para ir abriendo boca, fue Julio Norte -el t¨ªo- y se apunt¨® r¨¢pidamente a la tauromaquia moderna. O sea, que ya no volvi¨® a ligar los pases. Daba uno, acaso dos, y ya estaba rectificando terrenos al objeto de reiniciar la tanda.
Morenito de Maracay y Andr¨¦s Caballero banderillearon, ?qu¨¦ horror! Morenito de mulete¨® despegado a sus dos toros, que mostraban cierta manejabilidad, y Andr¨¦s Caballero con regates y sobresaltos a los suyos, nada manejables y uno de ellos -el quinto- verdaderamente peligroso. Morenito agrav¨® su actuaci¨®n peg¨¢ndole al cuarto eulogio un sartenazo alevoso por los costados. No fue el ¨²nico sartenazo: Julio Norte perpetr¨® otro con el eulogio pregonao. A Morenito le pitaron la agresi¨®n alevosa mientras a Norte se la aplaud¨ªan, simplemente porque el m¨¦rito de la faena le ten¨ªa redimido de culpas. Ya lo dijo un colmenare?o maduro: "No sali¨¦ndose de la parva, to es trillar". El p¨²blico, que hab¨ªa recibido con recelo a Julio Norte dada su condici¨®n de desconocido, se hizo nortista de repente, y si en el toro pregonao no pudo darle una oreja, se la dio en el otro, con lo cual el nortismo quedaba legitimado.
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