Los nietos
Un periodista le pregunt¨® a Trotski: "?D¨®nde est¨¢n los Goethe, Kant, Hegel, Dostoievski., Heine... de la revoluci¨®n". Trotski contest¨®: "En el comit¨¦ ejecutivo". En efecto, el nivel intelectual de los primeros cuadros y dirigentes bolcheviques era excepcional, y a Stalin, hijo de sierva, le humillaba lo bien que Bujarin hablaba el alem¨¢n, la facilidad con que Trotski citaba a Hegel, la sabia retina literaria de Lunarcharski o lo Fina y burguesa que era la roj¨ªsima Kollont¨¢i. La revolucj¨®n cre¨® una nueva hornada pol¨ªtica rrienos le¨ªda y escribida, en gran parte extra¨ªda de los cuadros campe sinos y obreros que Stalin seleccion¨® a sia imagen y, sernejanza pasando so bre los cad¨¢veres pol¨ªticos o flisicos del espl¨¦ndido plantel de los bolchevi ques (le la primera hora. As¨ª se cre¨® el prototipo de nuevo cuadro dirigente que se fragua en Ztanov, M¨®lotov, Kaganovich, Jruischov y se prolonga hasta los Br¨¦Iznev, Kosiguin, Suslov, Cherneriko. Si la primera hornada hab¨ªa pasado la prueba del exilio, las c¨¢rceles, el alto debate pol¨ªtico y f-ilos¨®fico; de la revoluci¨®n, la guerra civil, el bloqueo interriacional, la segunda se legitimar¨ªa desde el terror, pero tambi¨¦n a trav¨¦s del salto industrial, la victoria en la Il Guerra Mundial y la. espectacular capacidad de competencia armament¨ªstica y tecnol¨®gica con el bloque capitalista, mientras el dinosaurio sovi¨¦tico crec¨ªa y se ?novia cada vez m¨¢s obsoleto en un universo lle-no de chips y bonsais. Y ah¨ª est¨¢n los nietos de Stalin. Son los yuppies del marxismo-leninisino. Sin la Revoluci¨®n de Octubre no habr¨ªan podido estudiar, trepar, prosperar, pero fueron convocados para llenar el vac¨ªo de una clase dirigente y dominante. Y as¨ª han. estado encondiciones de ejercer como tal, suprimir el partido que les ha hecho lo que son y poner en marcha uria lucha de clases homologada que hubiera puesto cachondo al mism¨ªsimo Lenin.
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