"Alemania siente algo menos de inter¨¦s por la construcci¨®n europea"
IGNACIO CEMBRERO La crisis sovi¨¦tica "ha pasado ya su peor momento", y ahora parece imponerse cierta sensatez, al tiempo que Mija¨ªl Gorbachov recupera la iniciativa, opina Francisco Villar, secretario general de Pol¨ªtica Exterior en el Ministerio de Asuntos Exteriores, un cargo desde el que desde marzo intenta coordinar la actuaci¨®n de Espa?a con sus socios de la CE en los foros y escenarios internacionales.
Despu¨¦s del deshielo en el Este en 1989, el estallido de la URSS en 1991 contribuye, sin embargo, en opini¨®n de Francisco Villar, -ex embajador ante la ONU en Nueva York y ahora n¨²mero dos de la diplomacia espa?ola-, a acrecentar el empe?o de Alemania por reactivar su zona de influencia tradicional en detrimento de una construcci¨®n europea a medio hacer por la que "parece sentir ahora algo menos de inter¨¦s".Pregunta. ?Amenaza el desmoronamiento de la URSS a la construcci¨®n europea?
Respuesta. Formalmente sigue habiendo voluntad de llegar pronto a la uni¨®n pol¨ªtica, pero qu¨¦ duda cabe que los cambios en la URSS son un factor perturbador para este proceso. Esos acontecimientos se producen cuando la CE no ha acabado a¨²n de madurar, y no se han cerrado, por ejemplo, las conferencias sobre las uniones pol¨ªtica y monetaria. El proceso de uni¨®n pol¨ªtica va a desarrollarse ahora en un entorno m¨¢s dif¨ªcil y complejo y corre el riesgo de resultar esquilado.
P. El eje Par¨ªs-Bonn, que fue el motor de la CE durante a?os, ?est¨¢ siendo sustituido por un eje Bonn-Berl¨ªn?
R. No exactamente. Es verdad que la unificaci¨®n alemana ha roto ciertos equilibrios demogr¨¢ficos o econ¨®micos entre los dos grandes protagonistas de la integraci¨®n comunitaria. Hasta hace poco, para Alemania la gran prioridad era la construcci¨®n europea, a trav¨¦s de la cual luchaba por conseguir un papel pol¨ªtico en el concierto mundial. Ahora parece sentir algo menos de inter¨¦s por ese proceso, y pone, en cambio, el ¨¦nfasis en volver a estrechar lazos con su zona de influencia tradicional en Europa central y oriental. Francia, por su parte, da la impresi¨®n de estar algo desorientada, como si estuviese en busca de nuevas coordenadas para su pol¨ªtica exterior.
P. La meta para los pa¨ªses o rep¨²blicas que salen de la ¨®rbita de influencia sovi¨¦tica es la CE. ?Est¨¢ la Comunidad a la altura de la esperanza que suscita?
R. Ofrecemos los acuerdos de asociaci¨®n, de los que se beneficiar¨¢n en breve Checoslovaquia, Polonia y Hungr¨ªa, que son una f¨®rmula a mitad de camino entre la mera cooperaci¨®n y la adhesi¨®n a la CE, que, hoy por hoy, las econom¨ªas de los ex pa¨ªses socialistas r¨ªo resistir¨ªan. Sus necesidades econ¨®micas son tales que incluso los Estados miembros menos desarrollados, como Espa?a, corremos el riesgo de convertirnos en contribuyentes netos de unas arcas comunitarias cada vez m¨¢s dedicadas a ayudar al Este. Para Espa?a es adem¨¢s de temer que el creciente inter¨¦s de la CE por Europa oriental se haga en detrimento de zonas que considera prioritarias, como el Magreb e Iberoam¨¦rica.
P. ?Se puede decir lo mismo desde un punto de vista pol¨ªtico?
R. Pol¨ªticamente, la CE se ha volcado, con cierto ¨¦xito, en apaciguar el volc¨¢n yugoslavo. Si en este caso o en otros no se ha ido m¨¢s lejos, como algunos hubi¨¦semos deseado, es debido a las propias carencias institucionales de la Comunidad Europea. El a?o pasado no cont¨¢bamos con el instrumento que nos permitiese, por ejemplo, enviar tropas al Golfo bajo un mando com¨²n, y este a?o tampoco disponemos de una fuerza de interposici¨®n para separar a croatas y serbios.
P. ?Sigue siendo v¨¢lida para 37 pa¨ªses ahora, y ma?ana 40 o 50, la casa com¨²n europea ideada hace 10 meses para 35?
R. Aunque no ha dado pruebas de una gran eficacia, sobre todo en la crisis yugoslava, la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) sigue siendo v¨¢lida. Se puede ampliar perfectamente aunque as¨ª no ganar¨¢ en eficacia. Otras instituciones, como la OTAN, no deben, en cambio, acoger a nuevos socios, pero s¨ª ser¨ªa ¨²til ahondar la pol¨ªtica de cooperaci¨®n establecida con varios ex miembros del Pacto de Varsovia.
Sensatez en la URSS
P. Si la d¨¦cada de los 80 signific¨® el Fin de la Europa nacida en Yalta, ?supone la d¨¦cada de los 90 el inicio de una nueva etapa tras la defunci¨®n de la URSS?
R. La vieja URSS ha dejado de existir. ?Qu¨¦ la va a sustituir? Nos gustar¨ªa que no fuese una colecci¨®n de 15 rep¨²blicas. El peor momento pol¨ªtico, no el econ¨®mico, ya ha pasado. Tras el sarampi¨®n independentista hemos entrado en una etapa de reflujo en la que parece imponerse cierta sensatez. La salida m¨¢s razonable que se vislumbra ahora ser¨ªa una uni¨®n sobre nuevas bases, integrada por Rusia y, una decena de socios, con una proyecci¨®n com¨²n en materia de pol¨ªtica exterior, defensa, emisi¨®n de moneda, etc¨¦tera. Esta es la apuesta de Gorbachov, que estos ¨²ltimos d¨ªas se ha apuntando unos cuantos tantos. Es evidente que algunas rep¨²blicas, y no s¨®lo las b¨¢lticas, no integrar¨¢n esa entidad. Eso no significa que, dada su interdependencia econ¨®mica, todas las rep¨²blicas sin excepci¨®n no tengan inter¨¦s en preservar una especie de mercado com¨²n. Aun recortada geogr¨¢ficamente, la nueva uni¨®n ser¨¢ una potencia de primera fila.
P. Debe un pa¨ªs como la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que se est¨¢ desmembrando, seguir siendo miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas?
R. La composici¨®n del Consejo es el reflejo de la situaci¨®n que prevalecia en el mundo tras la segunda guerra mundial. Las cosas han cambiado radicalmente, pero modificar el reparto de esca?os es abrir la caja de Pandora. Aunque al final Rusia se quede sola, y no lo creo, ser¨ªa un pa¨ªs con t¨ªtulos m¨¢s que suficientes para contar con un esca?o permanente en el Consejo.
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