Comer en Mosc¨²
El aprovisionamiento de alimentos y medicinas en Mosc¨² es, hoy por hoy, extraordinariamente inc¨®modo, pero suficiente como para que no se pueda hablar de malnutrici¨®n ni de falta de asistencia sanitaria. La mayor¨ªa de los moscovitas ha procurado, adem¨¢s, acaparar productos b¨¢sicos. El d¨ªa despu¨¦s del golpe las tiendas aparecieron mejor abastecidas, y muchos repusieron su despensa. El pasado viernes se liber¨® tambi¨¦n az¨²car.Serafina K. tiene 66 a?os, es contable Jubilada y vive en un piso de propiedad estatal con dos piezas (26 metros cuadrados), cocina y cuarto de ba?o. Su pensi¨®n es de 212 rublos mensuales. Su marido, con una pensi¨®n de 280, estuvo 12 a?os en un campo de concentraci¨®n y posee la cartilla de represaliado que da acceso a tiendas especiales. En la vivienda disponen de radio, televisi¨®n y frigor¨ªfico, todos modelos antiguos, as¨ª como tel¨¦fono, calefacci¨®n y agua, caliente. Los gastos fijos no superan los 24 rublos.
El pasado viernes fue a una tienda especial. Cuando lleg¨®, le dieron el n¨²mero trescientos y pico. Observ¨® atentamente los escasos productos exhibidos y compr¨® de todo, excepto carne de calidad mediana. La compra consisti¨® en: un litro de aceite de girasol (tiene cinco en casa), medio kilo de jam¨®n chino, una lata de leche condensada, 24 cubitos de caldo, una lata de bonito, un paquete de conguitos de chocolate, dos kilos de grano de trigo piara papilla, 100 gramos de t¨¦ y un kilo de manzanas. En otra tienda consigui¨® dos litros de leche, un paquete de nata, un kilo de pan, mantequilla y medio kilo de mortadela. Para conseguir vegetales frescos acudi¨® al mercado de precio libre, de tres a cinco veces m¨¢s caro que el estatal.
En la despensa guarda 30 kilos de patatas, aceite, t¨¦, varios kilos de grano, algunos paquetes de pasta (que pr¨¢cticamente ha desaparecido del mercado), as¨ª como latas de pescado, conservas de hortalizas saladas y cantidades ingentes de mermelada y zumos que fabrica ella misma. No cree que tenga dificultad para pasar el invierno, aunque reconoce que en su dieta no habr¨¢ m¨¢s prote¨ªna que la del pescado congelado, de bastante mala calidad. Serafina se queja m¨¢s de la ropa que de los alimentos. El invierno pasado compr¨® un abrigo por 115 rublos. Hoy no podr¨ªa por menos de 300.
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