?Abajo la mujer 'sexy', viva la mujer espiritual!
Los dise?adores presentan en la Pasarela Cibeles una moda para el verano de 1992 basada en el culto a la femineidad
La moda que presentan los dise?adores de la Pasarela Cibeles -que hoy cierra sus puertas- para el verano de 1992 no se arriesga ante la teor¨ªa ¨²nica y homog¨¦nea. Unos picotean de la arquitectura y los otros de la inspiraci¨®n oriental. Los colores vitamina -naranjas, amarillos o rojos brillantes- no descartan los pigmentos naturales. Se dibuja a una mujer masculinizada -con profusi¨®n del traje pantal¨®n-, pero se insiste en el culto a lo femenino, a la mujer sensual.
"La modelo m¨¢s sexy era aqu¨¦lla de camisa blanca y pantal¨®n negro", comentaba una espectadora a la salida del desfile de Verino. Otra testigo sentenciaba: "Ya nos hemos hartado de ense?ar tanto trasero, ahora la libertad". La ausencia de. minifaldas contribuye a corroborar que el supersexy se agota como modelo que ha sido durante media d¨¦cada, y da paso a una est¨¦tica m¨¢s holgada, con faldas largas repletas de cortes y sedas cadenciosas, como cruce entre el poshippy y la nueva vanguardia espiritual.La b¨²squeda de ra¨ªces ¨¦tnicas, la apropiaci¨®n de atuendos orientales y la propuesta del blanco sobre blanco revelan ya las primeras coincidencias con esa moda new age; la de Las Voces B¨²lgaras y las pir¨¢mides esot¨¦ricas, el tatami japon¨¦s o la del h¨¢bito de tuareg con cuarzos y topacios sobre el cuello.
Existe una teor¨ªa casera en el lenguaje de la moda que intenta conciliar el binomio ¨¦tica-est¨¦tica. Cuando se alarga un periodo de reflexi¨®n, se da rienda suelta a la apariencia, lo ef¨ªmero y lo suntuario. Y al rev¨¦s, despu¨¦s de una gran explotaci¨®n de la imagen, la sociedad regresa de nuevo hacia las prioridades morales. Los noventa corresponder¨ªan m¨¢s al segundo caso que al primero. Vale la pena recordar aquella autoparodia de Oscar Wilde: "Me resulta dif¨ªcil ya convivir con mi juego de porcelana azul". A la moda le resulta dif¨ªcil convivir con ella misma y con los estragos que ha causado la era del culto al cuerpo, de la imagen como clave del triunfo que se ha sucedido durante los ochenta.
Equilibrio
El revulsivo asoma en esta l4? edici¨®n de la Pasarela Cibeles. Se llama al equilibrio en unas colecciones que quieren permanecer en lugar de caducar cada seis meses. "En Espa?a se vive una situaci¨®n de crisis, la gente est¨¢ aterrorizada ante la posible extinci¨®n de la moda. Se ha roto el concepto del artista, de la genialidad, del valor diferencial que actualmente s¨®lo representa Jes¨²s del Pozo. En su lugar, entra la pauta comercial con car¨¢cter, lugar en el que se sit¨²a Roberto Verino. Hoy d¨ªa es imposible ser dise?ador de moda con menos de 17.000 prendas por temporada", opina Pedro Mansilla, soci¨®logo especializado en moda.
Mientras los peri¨®dicos hablan de racismo en medio pa¨ªs, Tr¨¢fico de Modas cerraba ayer su desfile con un himno gitano y se entrega en sus trajes con volantes y godets -estampados por Mariscal- a la carta de colores ¨¦tnica, a los chales inspirados en el kilim, o las faldas, casi pareo, de mujer africana con pa?uelo anudado a la cabeza.
El aire castizo del mant¨®n de Manila, las referencias a la carabela del V Centenario y de nuevo al traje de luces y a la plaza de toros estuvieron presentes en la extens¨ªsima colecci¨®n de Loewe.
Roberto Verino volvi¨® a dotar a la pasarela de clarividencia. El pantal¨®n recobra una elegancia reposada, y lo ce?ido se cubre de peque?as trincheras que ensalzan a una mujer urbana que a¨²n sabe refugiarse en el sue?o, como demostr¨® con sus gabanes de cola larga; entre el deshabill¨¦ y el traje de noche, o con sus versiones de blancos enteros que combinan vanguardia con funcionalidad. La moda Verino concreta, de alguna manera, el punto justo que necesita el dise?o en Espa?a.
Purificaci¨®n Garc¨ªa exhibi¨® una colecci¨®n ba?ada de referencias japonesas. El desfile de Jes¨²s del Pozo est¨¢ m¨¢s all¨¢ de las exigencias c¨ªclicas que demanda la moda. Evoluciona en el trabajo de laboratorio, exclusivista y altamente bello. Qu¨¦ m¨¢s da que lo bello peligre y que la urgencia comercial derribe los castillos de una moda espa?ola que quiso inscribirse en el arte con may¨²sculas.
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