Escarlata O'Hara ha aprendido a amar
Las librer¨ªas de 40 pa¨ªses ponen a la venta la continuaci¨®n de 'Lo que el viento se llev¨®'
Quienquiera que escriba la tercera parte de Lo que el viento se llev¨® tendr¨¢ oportunidades para hacerlo, "porque la historia no ha terminado del todo", declar¨® Alexandra Ripley, que ayer present¨® en Nueva York la continuaci¨®n de la legendaria novela de Margaret Michell. "Escarlata ha aprendido a amar y ha aprendido del fracaso", dijo Ripley como resumen de su trabajo. La segunda parte de la obra se somete a juicio p¨²blico desde las estanter¨ªas de las librer¨ªas de Estados Unidos y de otros 39 pa¨ªses, incluido Espa?a (Ediciones B). La URSS compr¨® ayer los derechos del libro, incorpor¨¢ndose a la larga lista de naciones interesadas en su edici¨®n.
Ripley, que ha cosechado ya algunas cr¨ªticas por hacer expresarse a los famosos personajes como lo har¨ªa un grupo de gente de los a?os noventa, ha tenido que ce?irse a su contrato con los herederos de Michell para no incluir homosexualidad ni escenas de amor demasiado expl¨ªcitas. La aproximaci¨®n a las escenas sexuales por las que se ha decidido la autora son, seg¨²n sus palabras, "moderadas y m¨¢s modernas".Los representantes de Warner Books, la editora del libro, portaban sobre sus solapas durante la conferencia de prensa celebrada ayer en Nueva York chapas en las que se le¨ªa: "Ma?ana ha llegado por fin", en alusi¨®n a la famosa frase con la que Escarlata se despide de su marido en el libro editado hace 55 a?os.
Todo est¨¢ perfectamente calculado, como en una exclusiva f¨®rmula de laboratorio, para que la sure?a de ojos verdes conquiste a las nuevas generaciones. "Hemos aceptado el reto por una cuesti¨®n de orgullo y no por negocio", declar¨® la autora, provocando carcajadas entre los periodistas. Ripley neg¨®, asimismo, que escribir un libro basado en la historia inventada por otra persona que nunca quiso acabarlo sea poco ¨¦tico.
Petunia
Los abogados de los herederos de los derechos del best-seller y la editorial Warner Books hab¨ªan mantenido celosamente lacrado el desarrollo de la novela de Mitchell. "Mi marido y yo acordamos utilizar la clave de Petunia para referirnos a Escarlata sin sentirnos espiados en los restaurantes", coment¨® Ripley, que fue elegida hace cinco a?os para alimentar con nuevos acontecimientos el mito del libro m¨¢s vendido despu¨¦s de la Biblia.
Una investigaci¨®n casi detectivesca sobre la ¨¦poca en la que se desarrolla el romance m¨¢s largo de la historia del cine precedi¨® a las 750 p¨¢ginas de esta segunda parte, por las que la editorial ha pagado a los herederos de Margaret Mitchell 4,5 millones de d¨®lares (472 millones de pesetas).
Las ¨²nicas concesiones que este nuevo libro hace a los 55 a?os transcurridos desde que sali¨® a la venta el primero son la supresi¨®n de cualquier contenido esclavista en las bocas de los sirvientes negros y un tratamiento m¨¢s evidente del sexo.
El resto est¨¢ fundamentado en un an¨¢lisis del original, que su autora escribi¨® para entretener los dolores de una enfermedad y que hasta el d¨ªa de su muerte se neg¨® a concluir. La sucesora, Alexandra Ripley, ley¨® seis veces el libro de la tambi¨¦n autora sure?a Mitchell, copi¨® a mano 200 p¨¢ginas para empaparse del estilo de su predecesora, visit¨® los archivos de la ciudad de Atlanta e incluso consult¨® los horarios de trenes de 1873 para dar credibilidad a los viajes de la terca y voluntariosa hero¨ªna de Tara.
Por aceptar el riesgo de continuar una historia m¨ªtica, y por todo el aislamiento al que tuvo que someterse para proteger la sorpresa, Ripley ha cobrado un mill¨®n de d¨®lares (105 millones de pesetas). Durante los cinco a?os en los que estuvo inventado nuevos paisajes, vestidos y situaciones para los legendarios personajes, a la autora se le prohibi¨® abrir su propio correo.
Medidas draconianas
Si alg¨²n admirador le escrib¨ªa diciendo que Escarlata deber¨ªa padecer sarampi¨®n y ella lo inclu¨ªa en el libro pod¨ªa verse envuelta en una demanda. Los herederos de la novela quer¨ªan evitar a toda costa que se escapara un s¨®lo d¨®lar de esta nueva, medida y prometedora fuente de ingresos. Tampoco pod¨ªa recibir amigos en su casa de Virginia, para que no se filtrara cualquier dato de los planos y esquemas en los que trabajaba para dar nueva emoci¨®n a una historia de amor inacabada.
Una operaci¨®n empresarial perfectamente orquestada llevar¨¢ a Escarlata m¨¢s all¨¢ de la escalera en la que se qued¨® hace m¨¢s de medio siglo amenazando con asediar la voluntad del hombre que se le resist¨ªa. El t¨ªtulo de la continuaci¨®n no es casual. Con Escarlata los sobrinos de la autora tratan de adelantarse al fin de sus derechos sobre la obra, que expiran en el 2011.
Por su parte, la filial editorial de la multinacional Warner tratar¨¢, a trav¨¦s del mill¨®n de copias que salen a la venta en todo el mundo, de tomar la temperatura a los admiradores de la saga de Tara para preparar una nueva versi¨®n cinematogr¨¢fica. Del problema que supondr¨¢ cambiar las cara de Vivien Leigh-Escarlata O'Hara y Clark Gable-Rett Butler ya se ocupar¨¢n ma?ana.
"No me atrev¨ª hasta los 40 a?os"
Alexandra Ripley (57 a?os), la escritora que fue elegida para reinventar las haza?as de Escarlata O'Hara, se present¨® ayer a la prensa como esencialmente una sure?a de Estados Unidos. Con gestos que quedaban a medio camino entre las ca¨ªdas de ojos de Vivien Leigh y la coqueter¨ªa tard¨ªa de la tambi¨¦n sure?a int¨¦rprete de Las chicas de oro, Ripley hizo gala de una educaci¨®n esmerada que se le supone a los originarios de Carolina del Sur. Ripley fue a una escuela privada para chicas de Charleston, tom¨® lecciones de piano y ley¨® debajo de las s¨¢banas con una linterna. Despu¨¦s de su graduaci¨®n trabaj¨® durante una ¨¦poca para la revista Life y, gracias a su conocimiento del franc¨¦s, para las l¨ªneas a¨¦reas de este pa¨ªs en Washington. Despu¨¦s de casarse y vivir durante un tiempo en Florencia, regres¨® a Nueva York divorciada y trabaj¨® para una editorial. "Siempre so?¨¦ con ser una escritora pero no me atrev¨ª hasta los 40 a?os".Despu¨¦s de instalarse en el Estado de Virginia en medio del campo tuvo la satisfacci¨®n de ver su primera novela publicada en 1972. No fue hasta nueve a?os m¨¢s tarde cuando consigui¨® el ¨¦xito con su libro Charleston, una t¨ªpica novela de aeropuerto que precedi¨® a Dejando Charleston y El legado de Nueva Orle¨¢ns.
C¨®moda, ocupada y feliz
Casada por segunda vez, rodeada de sus hijas y cuando se sent¨ªa, seg¨²n sus propias palabras, c¨®moda, ocupada y feliz, recibi¨® la oferta de tres abogados que administran la Fundaci¨®n de Margaret Mitchell para aceptar el reto. "No pude resistirme a enfrentarme con Mitchell cara a cara", afirma. Sin atreverse a decir que Escarlata es la continuaci¨®n que su predecesora hubiera escrito, se muestra confiada en que los admiradores de la novela reconocer¨¢n a los personajes y los respetar¨¢n. La escritora ha firmado un contrato para escribir dos nuevos libros que no van a tener nada que ver con este argumento.
Gran parte de los cinco a?os que han transcurrido desde que recibi¨® la oferta los ha pasado discutiendo con los abogados sobre el desarrollo que deb¨ªa tener la novela. Ripley ha limado algunas de las expresiones utilizadas en la primera parte para que sonara m¨¢s actual. Sin embargo, no quiere imaginar unos nuevos actores que lleven al cine su libro. "Si me preguntan por qui¨¦n apuesto, les debo decir que no habr¨ªa nadie mejor que Vivien Leigh y Clark Gable", dice ri¨¦ndose cuando alguien le sugiere que pueden no estar disponibles en este a?o.
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