Una mecha en Meco
Crispaci¨®n vecinal en una urbanizaci¨®n ante los robos atribuidos a una familia gitana
"Hay mucha puta por aqu¨ª". "Aqu¨ª no hay m¨¢s puta que tuuuu¨²". "Pues cuando acabe todo esto te voy a arrastrar". "S¨ª, ?me vas a arrastrar t¨² del co?o!". As¨ª se gritaban ayer una paya y una gitana vecinas del mismo bloque en una urbanizaci¨®n humilde, Ciudad de la Luz, en Meco, a unos 30 kil¨®metros de Madrid. Entre las 900 familias de las casas hay crispaci¨®n ante los robos e intimidaciones atribuidos a un clan gitano -y a otro payo-, y la pasividad de la que acusan a la Guardia Civil, por los que se manifiestan a diario. La mecha la prendi¨® un concejal de Izquierda Unida quemando un chamizo de unos gitanos usado para picarse droga. Ellos dicen que hay racismo.
Pedro C¨¦sar de la Vega, edil de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Meco, orden¨® el martes quemar una caba?a construida en el esqueleto de un edificio en construcci¨®n en la urbanizaci¨®n. "Los vecinos hab¨ªan denunciado que se picaba la gente all¨ª. Era peligroso para los cr¨ªos, que tienen la escuela enfrente. Llegu¨¦ a recoger 20 jeringas". No sabe si hab¨ªa droga dentro. Tras la quema del chamizo, gitarios del clan Motos, blanco de las cr¨ªticas, amenazaron al concejal y a los suyos. Por la noche, manifestaci¨®n vecinal. Una manifestaci¨®n que aseguran que va a ser diaria, "por la pasividad de la Guardia Civil, que no investiga las denuncias de los robos que sufrimos", asegura Alberto, promotor de la recogida de firmas -"ya llevamos como 600 familias"- que rubriquen una carta al delegado del Gobierno.
R¨ªos de sangre
"Aqu¨ª no va a dormir nadie. Van a correr r¨ªos de sangre", dicen los vecinos que dec¨ªan los gitanos. Alfredo Motos, patriarca de la familia blanco de las acusaciones, grita: "Aqu¨ª hay mucho racismo". Su yerno Jos¨¦ se desga?ita, rodeado de chiquillos, "aqu¨ª todos los hombres trabajarnos". "Y no se pica nadie", dice la mujer de Alfredo. Los vecinos les acusan -junto a otra familia paya, los Granero- de cometer "30 o 40 robos mensuales"."Esa familia ocupa cinco o seis pisos del bloque 14 por el m¨¦todo de la patada en la puerta", asegura el citado edil. "Y tienen los coches m¨¢s caros", dice Manoli, se?alando desde la terraza de su casa a autom¨®viles, aparentes.
En Meco se palpa el miedo. Como el de Estrella, una viuda de 29 a?os que tiene tres hijos peque?os y a quien, en seis meses, le han robado en el piso y le han intentado dar un tir¨®n en el bolso. Al evitarlo, recibi¨® un bofet¨®n. "Y aqu¨ª estamos, teniendo que pagar una puerta blindada con el dinero que no tenemos. O el de Manoli, que se insultaba frente al portal destrozado de su bloque, el 14, con una mujer de la familia Motos, "hemos tenido que poner rejas en las ventanas; yo no soy racista, pero esta gente no puede convivir con las personas". La mujer, como otros vecinos, recuerdan a una chica embarazada que recibi¨® una paliza de unos gitanos y abort¨®.
"Aqu¨ª los marginados somos la gente honrada", explica otra vecina, "y no somos racistas, s¨®lo es con esa familia". No opina lo rmismo Suny, un gitano de 17 a?os con muchos amigos payos: "Cada cosa que ocurre se lo atribuyen a los gitanos, sin m¨¢s".
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