P¨ªo Cabanillas
La necrol¨®gica est¨¢ ah¨ª, de cuerpo presente, fr¨ªa y g¨¦lida, como todo resumen en blanco y negro de una vida y una vivencia no suficientemente relatadas. La frialdad de la nota necrol¨®gica es la ant¨ªtesis de lo que ha supuesto en la historia reciente espa?ola la figura de un gallego ecum¨¦nico, universal, cuya contribuci¨®n a la transici¨®n democr¨¢tica de nuestro pa¨ªs no ha sido, como la de tantos otros de su entorno, debidamente valorada.Pertenec¨ªa P¨ªo Cabanillas a esa generaci¨®n de espa?oles, herederos, con casi siglo y medio de retraso, del despotismo ilustrado de Jovellanos, que pretend¨ªa hacer una transici¨®n pol¨ªtica desde la dictadura a la democracia basada en la evoluci¨®n y no en la revoluci¨®n.
El credo pol¨ªtico de esa generaci¨®n -un amplio abanico que abarca desde Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez a Manuel Fraga Iribarne- se podr¨ªa resumir en una frase: "Frente a revoluci¨®n, reforma".
P¨ªo, hijo y nieto de republicanos gallegos, que gana la misma dur¨ªsima oposici¨®n que Manuel Aza?a como letrado de la Direcci¨®n General de Registros y Notariado, es reclutado por otro gallego, hoy presidente de la Xunta de Galleta, para dar la primera batalla democr¨¢tica iniciada desde dentro del franquismo: una nueva Ley de Prensa e Imprenta, la de marzo de 1966, que con todas sus imperfecciones y carencias, producto de la situaci¨®n imperante en aquellos momentos, se convertir¨ªa en uno de los pilares b¨¢sicos que hizo posible la transici¨®n democr¨¢tica espa?ola.
P¨ªo sale del Gobierno en la remodelaci¨®n ministerial de octubre de 1969, que supone el triunfo del oscurantismo de la tecnocracia de Carrero Blanco y del Opus Dei frente a la apertura del sistema iniciada por Fraga con la Ley de Prensa, de Fernando Mar¨ªa Castiella con la Ley de Libertad Religiosa y la negativa a firmar una renovaci¨®n de las bases norteamericanas lesiva para los intereses nacionales espa?oles y la Ley Sindical de Pepe Sol¨ªs.
Cabanillas se refugia en su Galicia natal hasta la formaci¨®n del Gobierno de Arias Navarro tras el asesinato de Carrero, el 20 de diciembre de 1973, en el que es llamado a desempe?ar la cartera que mejor conoc¨ªa: la de Informaci¨®n y Turismo. Pretende desde all¨ª, rode¨¢ndose de un equipo joven y del impecables credenciales democr¨¢ticas, plasmar en la pr¨¢ctica una reforma pol¨ªtica acorde con el entorno europeo de Espa?a.
El r¨¦gimen no le deja. Su inocente foto con la barretina catalana en la portada de un peri¨®dico nacional se interpreta nada menos que como un apoyo al separatismo catal¨¢n. Unos t¨ªmidos senos mostrados en Televisi¨®n Espa?ola se equiparan al Decamer¨®n. Una vez m¨¢s, Trento se impone al Vaticano II y P¨ªo es destituido fulminantemente.
Lo dem¨¢s pertenece a la an¨¦cdota pol¨ªtica reciente, y quiz¨¢ por ello es menos interesante. Naturalmente, P¨ªo es nombrado titular de la cartera de Justicia en uno de los Gobiernos de UCD -?qui¨¦n con mejores t¨ªtulos?-, e interviene desde las bambalinas en las composiciones de todos los Gabinetes centristas hasta el desastre electoral de la UCD de 1982.
Pero eso, a mi modo de ver, tiene menos, m¨¦rito. En la hora del an¨¢lisis, P¨ªo Cabanillas Gallas protagoniza la actitud gallarda, honesta y serena de una generaci¨®n que, con su postura abnegada, hizo posible el tr¨¢nsito pac¨ªfico a la actual democracia espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.