Kirguizist¨¢n, todos con Ak¨¢yev
La rep¨²blica asi¨¢tica sovi¨¦tica sigue un rumbo democr¨¢tico al que amenazan las luchas ¨¦tnicas
El brazo derecho de Lenin apunta hacia los montes Ala Too, que dominan Bishkek, como marcando un camino, el comunista, que el ritmo vertiginoso de la historia ha barrido de la rep¨²blica asi¨¢tica, antes sovi¨¦tica, de Kirguizist¨¢n. El presidente, Askar Ak¨¢yev, de 47 a?os, sigui¨® abiertamente el rumbo trazado en Mosc¨² por Bor¨ªs Yeltsin y se opuso de inmediato a los golpistas de agosto. El pr¨®ximo d¨ªa 12, en una elecci¨®n en la que ser¨¢ candidato ¨²nico, legitimar¨¢ su poder, lo que le dejar¨¢ las manos libres para profundizar en el cambio de esta tierra fronteriza con China.
Los habitantes de Kirguizist¨¢n apuestan hoy abiertamente por la democracia, la independencia y el tr¨¢nsito a la econom¨ªa de mercado que, supuestamente, ha de llenar los bolsillos y los escaparates. Sus dirigentes tejen un complicado encaje de bolillos para hacer posible un resurgimiento nacional sin que los conflictos ¨¦tnicos lo ti?an de sangre.Con algo menos de 200.000 kil¨®metros cuadrados y apenas 4,5 millones de habitantes, deber¨ªa haber tierra, trabajo y pan para todos, a no ser por una geograf¨ªa adversa de cumbres con nieves eternas que llegan a superar los 7.000 metros, que reduce a un 7% la superficie cultivable.
Todo ha cambiado en Kirguizist¨¢n, pero todo sigue casi igual. Lenin continua en su pedestal, al igual que Frunze, el general bolchevique de origen moldavo, h¨¦roe de la revoluci¨®n de 1917, que dio nombre, hasta comienzos de este a?o, a la capital de Kirguizist¨¢n, en la que naci¨®. El partido comunista fue disuelto tras el golpe de agosto, pero los miembros de la antigua nomenklatura siguen en los puestos esenciales de la Administraci¨®n. El propio Ak¨¢yev fue comunista. Y el jefe de su aparato, Ednan Karab¨¢iev, de 38 a?os, se?ala la negativa a lanzar una caza de brujas como uno de los grandes aciertos del presidente.
Anatoli Sorokin, de 52 a?os, presidente de la Fundaci¨®n Eslava, est¨¢ contento porque acaba de consagrarse una catedral cristiana ortodoxa en Kara-Balt¨¢, pero eso no le hace ver con optimismo el futuro. "Desde 1989, m¨¢s de 150.000 rusos han abandonado Kirguizist¨¢n", dice. "La imposici¨®n el a?o pasado de la lengua kirguiz les acosa. Los rusohabalantes est¨¢n desapareciendo de la polic¨ªa, del KGB, de los ayuntamientos y de otras profesiones, como la m¨¦dica". Pese a todo ello, Sorokin apoya al presidente, "principal garant¨ªa de moderaci¨®n", e incluso reconoce su valent¨ªa al vetar la ley que pretend¨ªa que la tierra s¨®lo pudiera ser propiedad de los kirguizos.
El dirigente ruso recuerda con terror, que en julio de 1990 los enfrentamientos entre kirguizos y uzbekos en el valle de Osh causaron cerca de 300 muertos. Esos disturbios, como los de 1989 en el valle de Fergan¨¢ (entre uzbekos y turcos mesketios: 100 muertos), hacen temer que un d¨ªa no muy lejano los musulmanes decidan que, en lugar de enfrentarse entre ellos, pueden unir fuerzas para luchar contra el enemigo com¨²n: los rusos, s¨ªmbolo del imperio colonizador, ya fuera ¨¦ste zarista o bolchevique.
Karab¨¢iev asegura que "el presidente ha hecho todo lo posible por eliminar este riesgo, e incluso, tras las matanzas de Osh, firm¨® con el jefe del Estado uzbeko, Islam Karimov, un acuerdo mediante el cual se reconocen como inmutables las fronteras actuales, se renuncia a establecer zonas aut¨®nomas para las minorias respectivas, a las que se reitera el derecho a su propio desarrollo cultural y social."
Todos apoyan a Ak¨¢yev en la elecci¨®n del d¨ªa 12, incluso el jefe espiritual de los musulmanes de la rep¨²blica, el koz¨ª Kinsambai Adzhi. Tocado con el kalpak tradicional kirguizo, Kins¨¢mbai, de 51 a?os, asegura que m¨¢s del 90% de los mul¨¢s apoyan al presidente, "que es un aut¨¦ntico musulm¨¢n" y, junto a Gorbachov ("al que guardaremos agradec¨ª?miento eterno") favorece "la construcci¨®n de decenas de nuevas mezquitas y el resurgimiento religioso".
El jefe musulm¨¢n se atreve a decir abiertamente lo que en otras rep¨²blicas del Asia central s¨®lo se afirma en voz baja: que es partidario del establecimiento de una rep¨²blica isl¨¢mica. "No nos hace falta ning¨²n partido confesional porque tenemos nuestro propio programa, el Cor¨¢n. Se construir¨¢ aqu¨ª un Estado isl¨¢mico en el que regir¨¢ la shar¨ªa, pero cuando la gente est¨¦ preparada. Los rusos no tienen por qu¨¦ temerlo. El islam ya ha dado muestras de su tolerancia."
El despertar kirguiz
"Hay que ense?ar a la gente lo que es la democracia", afirma el portavoz presidencial, Ednan Karab¨¢iev, quien, como otros 19 altos cargos, forma parte del comit¨¦ organizador de Unidad Popular (UP), un movimiento de perfil centro-Izquierdista que apoya a Ak¨¢yev y "agrupa a las fuerzas m¨¢s sanas del antiguo partido comunista".La UP est¨¢ a favor de la transici¨®n r¨¢pida hacia la econom¨ªa de mercado y la extensi¨®n de la propiedad privada; de una independencia (proclamada el 31 de agosto) compatible con un espacio pol¨ªtico y econ¨®mico com¨²n bajo el modelo de la Comunidad Europea, y de un resurgimiento de la naci¨®n kirguiza (que supone el 53% de la poblaci¨®n), sin violar por ello los derechos de las minor¨ªas, incluyendo 21,5% de rusos y 13% de uzbekos.
Poca diferencia hay entre el ideario econ¨®mico de la UP y el del Movimiento, Democr¨¢tico de Kirguizist¨¢n (MDK), en el que se integran 37 organizaciones. Su copresidente, Topshubek Turgunaliev, de 50 a?os, muestra su pleno, apoyo a la continuidad de Ak¨¢yev pero marca distancias en cuanto a las relaciones con la antigua URSS. "Ser¨¢n la libertad y la independencia las que, de forma natural, sin que nadie lo ordene desde arriba, regular¨¢n la actividad econ¨®mica. Queremos relaciones libres con todos los pa¨ªses, y desde luego con los Estados que surjan de la uni¨®n rota, pero nos interesa sobre todo con los desarrollados, que tienen lo que a nosotros nos falta: tecnolog¨ªa de punta. No es ese el caso de Rusia, que por ello dif¨ªcilmente podr¨ªa actuar de locomotora de los dem¨¢s".
El MDK cree que ha llegado el momento del resurgimiento de la naci¨®n kirguiza. "En determinados casos hay derechos nacionales que deben estar por encima de los individuales, y en Kirguizist¨¢n el elemento definidor del Estado debe ser la poblaci¨®n aut¨®ctona que vive aqu¨ª desde tiempo inmemorial", asegura Turgun¨¢liev. En cuanto a los grupos minoritarios, como los rusos, "es l¨®gico que haya una emigraci¨®n natural, pero debe controlarse por m¨¦todos civilizados.
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