"Bush tendr¨ªa muchas dificultades para aprobar un curso de filosof¨ªa"
Pregunta. ?Cree usted que George Bush es un blando?Respuesta. No creo que sea blando. Su gran ventaja es parecerlo. Para tina figura p¨²blica siempre es un punto fuerte ser concebida err¨®neamente. La gente trata con ese hombre o esa mujer desde una base falsa y entonces no est¨¢ preparada para encontrarse con lo que realmente es esa persona.
George Bush es una figura pol¨ªtica muy astuta, dura y equilibrada que tendr¨ªa muchas dificultades para aprobar un curso de filosof¨ªa. Es, en cierto modo, como Maggie Thatcher, aunque no de su talla. (De todas las figuras pol¨ªticas que me desagradaron en mi vida, ella es la de m¨¢s talla. Su ¨²nico igual es Gorbachov). Al igual que Thatcher, Bush cree en cada momento lo que debe creer. No tiene ninguna filosof¨ªa.
P.. Usted dice todo eso, pero ?c¨®mo se explica entonces el hecho de que tenga un ¨ªndice de aceptaci¨®n del 68%?
R. Porque en este momento de la historia la seguridad espiritual de este pa¨ªs es an¨¢loga a la seguridad espiritual de la esposa maltratada. Como pa¨ªs hemos sufrido muchos golpes.
Hemos tenido los tres asesinatos de J. F. Kennedy, Martin Luther King y Bobby Kennedy. Tuvimos una guerra tremenda, Vietnam. Despu¨¦s tuvimos ocho a?os del Flautista de Hamelin que nos dec¨ªa que todo estaba bien, que ¨¦ramos una gran naci¨®n y que no nos preocup¨¢ramos.
Y ahora estamos ante una depresi¨®n. Como naci¨®n no queremos enfrentarnos a los hechos. Al igual que la esposa maltratada que solamente pide un poco de seguridad, algo de paz y tranquilidad. Por eso en estos momentos para la mayor¨ªa es de inter¨¦s nacional creer que el presidente es un buen hombre, un hombre agradable. Y quiz¨¢ sea cierto, pero eso no es lo que importa, porque las buenas personas pueden ser tan incapaces de resolver los problemas como las malas. Incluso m¨¢s incapaces.
P. No hace mucho, usted advirti¨® que Estados Unidos bien pod¨ªa ir camino del fascismo. ?Ve alg¨²n indicio de represi¨®n en el Gobierno actual?
R. Totalitarismo, dir¨ªa. No creo que vayamos a tener nunca un fascismo de mascarada de camisas pardas y paso de la oca ni nada por el estilo. Somos demasiado americanos para eso, lo encontrar¨ªamos rid¨ªculo.
Pero s¨ª hay indicios de represi¨®n y tambi¨¦n se pueden notar en un Gobierno dem¨®crata. Siempre hay entre nosotros personas rectas. Pero todo ir¨¢ bien mientras nos defendamos econ¨®micamente. Pero en caso de una ca¨ªda, de una cat¨¢strofe, es entonces cuando no soy en absoluto optimista sobre lo que podr¨ªa pasar.
Suponga que hay disturbios en el gueto. El trastorno podr¨ªa ser de tales dimensiones que multitudes de personas empezar¨ªan a proclamar que necesitamos la ley marcial. Entonces, podr¨ªa haber campos. Entonces, cierto grado de libertad de expresi¨®n ser¨ªa considerado como un lujo y ¨¦se es el principio de la represi¨®n. Espero que podamos evitarlo.
P. Usted fue un pilar de la nueva izquierda despu¨¦s de la segunda guerra; sin embargo, se considera conservador de izquierdas.
R. Me encanta la idea de un conservadurismo de izquierdas, porque elimina los t¨®picos pol¨ªticos. Nos estamos ahogando en ellos. Uno de los males de la derecha es la rectitud. La m¨¢s importante enfermedad pol¨ªtica de Estados Unidos es ser un pa¨ªs recto.
Una de las enfermedades de la izquierda es la rectitud pol¨ªtica. Si uno est¨¢ fuera del poder demasiado tiempo, entonces se convence m¨¢s y m¨¢s de lo importantes que son las propias ideas.
P. ?Cu¨¢l es el panorama actual de la novela norteamericana?
R. Los novelistas pueden acabar siendo algo tan especial como los poetas, porque la gran maquinaria de la sociedad se est¨¢ moviendo hacia la satisfacci¨®n inmediata del consumidor. Podr¨ªamos quedar totalmente suprimidos, aunque espero que no, pero quiz¨¢ seamos una especie en peligro.
P. ?Por qu¨¦?
R. La televisi¨®n. Tengo nueve hijos y he visto lo que les hac¨ªa la televisi¨®n sin poder hacer nada en contra. La est¨¢n viendo continuamente. Su cultura es la televisi¨®n.
P. El movimiento feminista es sin lugar a dudas pol¨ªticamente liberal; sin embargo, usted lleva mucho tiempo debatiendo con las feministas.
R. Bueno, digamos debatiendo conmigo. En un libro, El prisionero del sexo, escrib¨ª que la biolog¨ªa es la mitad del destino de las mujeres. Freud dijo que la biolog¨ªa es el destino, pero si ellas rechazan totalmente la afirmaci¨®n de Freud, est¨¢n perdiendo el contacto con algo absolutamente vital. A medida que se liberan, las mujeres tienen que reconocer que llevan una carga. Lo mismo que los hombres llevan otras cargas.
P. ?Ha cambiado usted sus opiniones en todo ese tiempo de diatriba?
R. Ten¨ªa muchos prejuicios que se han ido desvaneciendo. Lo que todav¨ªa odio sobre el movimiento feminista es su insistencia sobre la aceptaci¨®n sumisa del hombre en tal respecto. No me gusta ir por ah¨ª de rodillas diciendo lo siento, mea culpa. Ahora las mujeres han conseguido cierto poder y reconocimiento; son pr¨¢cticamente las iguales de los hombres en cada estupidez, vicio y error que hemos cometido a lo largo de la historia.
P. ?Qu¨¦ ve cuando mira a Estados Unidos hoy?
R. Aqu¨ª tenemos una vida agradable y confortable, pero bajo esa capa hay una tremenda ansiedad latente. Nuestras vidas interiores, nuestro paisaje interior, es como ese cielo de ah¨ª fuera: est¨¢ lleno de contaminaci¨®n. Ya no sabemos realmente lo que queremos, todo nos pone nerviosos.
P. Usted tiene algunas opiniones sorprendentes; por ejemplo, cree en la reencarnaci¨®n.
R. A m¨ª me parece que si llevamos nuestras vidas con todos los errores que contienen y entonces morimos y ¨¦se es el fin, eso no tiene mucho sentido. O si morimos y vamos al cielo o al infierno, tampoco le veo mucho sentido. Me da la impresi¨®n de que son dos enormes estaciones de lujo a las que ir.
Pero si renacemos, todo lo que hab¨ªa de bueno y de malo en nosotros pasa a la reencarnaci¨®n. Y Dios, sospecho y espero -si no est¨¢ demasiado cansado-, es tremendamente ingenioso. Entonces, cuando uno llega a ese juicio, la plaza que recibe para la pr¨®xima vez puede no ser exactamente la que uno desear¨ªa.
P. Para ser una persona conocida por su polemismo y descaro, ¨²ltimamente se le ve muy sereno.
R. Esa leyenda tiene 30 a?os. Es una impresi¨®n err¨®nea el que soy agresivo. Me gustar¨ªa serlo todav¨ªa, pero ya tengo 68 a?os. La rabia est¨¢ ahora tan profunda que casi es confortable. Incluso he alcanzado ese punto en el que puedo vivir filos¨®ficamente con ella. El mundo no es lo que me gustar¨ªa que fuera, pero tampoco nadie ha dicho que yo tuviera dere cho a dise?ar el mundo. Ade m¨¢s, eso ser¨ªa fascismo.
Time
Traducci¨®n: Leopoldo Rodr¨ªguez Regueira.
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