Ese racismo
Barrios enteros se levantan en contra de la integraci¨®n de gitanos en su vecindad; patrullas ciudadanas salen a la caza de drogadictos y sus proveedores, y ya est¨¢n diciendo por ah¨ª que eso es racismo.Pero ser¨¢ que los espa?oles nos hemos hecho racistas de repente. Porque, seg¨²n una encuesta de la Comunidad Europea, en este pa¨ªs apenas hab¨ªa racismo hace un a?o. Ni siquiera cuando el fascismo y el racismo genocida hitleriano se metieron en nuestra sociedad y sus instituciones, nos dio la gana de ser racistas. Y luego, aqu¨ª han venido de visita, e incluso se han quedado a vivir, ciudadanos de todas las razas, sin que jam¨¢s tuvieran el menor problema. Aqu¨ª est¨¢n los japoneses, amarillos donde los haya, y nadie les pone ning¨²n reparo.
Los racismos no surgen de sopet¨®n, como un grano en la nariz. Otra cosa es que constituyan un excelente recurso para darse el gusto de teorizar desde lo abstracto sobre problemas concretos y, de paso, poner de vuelta y media a la gente. Abundan los especialistas en tremendismo social que est¨¢n al acecho de quien meta la pata para acusarlo de racista, o de fascista, o de xen¨®fobo, y si adem¨¢s descubren que fuma, lo hunden.
En cambio, el consumismo delirante, el af¨¢n de enriquecimiento, el desprecio a los m¨¢s d¨¦biles, la deformaci¨®n del concepto de libertad, el empobrecimiento cultural, las movidas, el pasotismo, la inducci¨®n al porro o la rayita como s¨ªmbolos de modernidad y otras basuras diversas que unos cuantos han metido en la conciencia de muchos ciudadanos llenando su vida de frustraciones o llev¨¢ndolos a la desesperaci¨®n, eso, al parecer, no tiene importancia. Si de ah¨ª sale la degradaci¨®n moral, y otros se oponen por las buenas o por las malas, y viene el caos, va uno, dice que es racismo y queda como los propios ¨¢ngeles.
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