Hasta que lleg¨® Paco
Cuando George Duke, conductor musical de la noche, anunci¨® que el recital comenzaba con un homenaje a Miles Davis, el p¨²blico comenz¨® a frotarse las manos porque adem¨¢s hac¨ªa fr¨ªo. George Benson comenz¨® con Footprints, John McLaughlin sigui¨® con In a silent way, Paco de Luc¨ªa interpret¨® el adagio del Concierto de Aranjuez y Stanley Clarke remat¨® con Tutu. El homenaje fue breve, emocionado y brillante. Clarke abri¨® el turno de actuaciones largas -dos temas por artista-, con Goodbye Pork Pie Hat, de Charlie Mingus, para continuar con su ¨¦poca rockera de School days. Clarke siempre da intensidad a sus actuaciones y su virtuosismo al bajo el¨¦ctrico oscil¨® entre la payasada y el lirismo. Cuando decidi¨® pararse, ense?¨® su dominio t¨¦cnico y t¨ªmbrico. Y apareci¨® Larry Coryell.
Leyendas de la guitarra
Stanley Clarke, Larry Coryell, Paco de Luc¨ªa, John McLaughlin, Rickie Lee Jones y George Benson. 4.000 personas. Precio: 2.800 y 8.500 pesetas. La Cartuja. Sevilla, 16 de octubre.
Cuando acab¨® su versi¨®n a la guitarra ac¨²stica de 12 cuerdas del Bolero de Ravel, el que ten¨ªa que haber salido corriendo era el p¨²blico, y al coger la el¨¦ctrica para recordar sus tiempos de fusi¨®n con Eleventh House demostr¨® que se encuentra en un callej¨®n de dif¨ªcil salida.
Paco de Luc¨ªa comenz¨® con un tema de Siroco y acab¨® por buler¨ªas. No se limit¨® a una faena de ali?o y alcanz¨® momentos de gran brillantez. Paco de Luc¨ªa puede estar bien o mal, pero siempre es capaz de sorprender en un instante de emoci¨®n y, en cualquier caso, es un placer escuchar su constante labor de enriquecimiento arm¨®nico del flamenco, ver su mano derecha que acaricia o golpea, y sentir el pellizco de sus falsetas. Alcanz¨® los momentos m¨¢s intensos de la noche.
John McLaughlin es otro excelente guitarrista que, adem¨¢s, tiene una mente inquieta. Sus veloces improvisaciones tienen un enorme inter¨¦s arm¨®nico por su constante intercambio de escalas y un sentimiento casi flamenco. Junto a Paco de Luc¨ªa record¨® a Falla, y el d¨²o se convirti¨® en otro de los momentos grandes.
El paso de Rickie Lee Jones por Sevilla fue triste. La cantante, g¨¦lida y distante, interpret¨® Hi-Lili Hi-Lo, del filme Lili (1959), con un sonido inapropiado para su intimismo. Su presentaci¨®n en Espa?a fue decepcionante porque no era el festival apropiado. Una pena.
George Benson, dom¨ªnador, seguro y extrovertido, ofreci¨® su comercial visi¨®n del jazz y para terminar, Benson, Coryell, Clarke y McLaughl¨ªn se divirtieron juntos, cerrando una noche veloz. Hasta que lleg¨® Paco.
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