Caballero Bonald y el Planeta

Tambi¨¦n a m¨ª, como a Rosa Montero, me han atribuido la posibilidad de ser premio Planeta sin haberme: presentado. Es como si me adjudicaran sin m¨¢s la derrota en un lance en el que ni siquiera he pensado participar, lo cual resulta por lo menos inc¨®modo. Tampoco es la primera vez que recae en mi persona esa gratuita suposici¨®n: la verdad es que no s¨¦ qui¨¦n es el que la hace circular. Debe de tratarse de un juego de adivinanzas para uso de agentes publicitarios y prefiero dejar las cosas claras. Tal vez porque a mi edad no me seduce para nada andar metido en esos gatuperios literarios-