Racismo y droga
La droga est¨¢ destruyendo muchas de las costumbres gitanas arraigadas desde hace 500 a?os. Una de ellas: la jerarqu¨ªa y el respeto a los mayores. Otra: la ortodoxia sexual. Hasta hace 10 a?os era muy dif¨ªcil encontrar una prostituta gitana por temor a las represalias de los suyos. Ahora no resulta tan complicado ver alguna echada a la mala (calle), como no lo es encontrar una gitana yonqui en el poblado de La Celsa, dentro de una cultura donde las mujeres apenas fuman. Los patriarcas guardan en sus manos, junto a la garrota o vara de mando, las esencias de c¨®digos y costumbres centenarios. Pero su poder se difumina por momentos. Tambi¨¦n por culpa de la droga.
Las drogas rompen el poder de los jefes gitanos
La palabra patriarca no se utiliza entre los gitanos. Ellos dicen t¨ªo Basilio, y ya saben qu¨¦ lugar ocupa (muy alto, por cierto) en la jerarqu¨ªa. Hay quien cree que el patriarca hoy d¨ªa es el se?or con doce hijos detr¨¢s de ¨¦l dispuestos a respaldar hasta las ¨²ltimas consecuencias lo que ¨¦l diga.Otros, como el presidente de Integraci¨®n Gitana, Enrique Maya, a¨²n van m¨¢s lejos: "Esa figura [el patriarsa] intenta promoverla la Administraci¨®n. Al Estado le conviene decirnos 'ten¨¦is vuestras leyes, vuestros clanes y vuestros jefes. asi que encargaos vosotros de erradicar la droga. El patriarca existe, pero es menos respetado. No es como antes, cuando ven¨ªan cuatro viejos de fuera y nos pon¨ªan firmes a los j¨®venes".
T¨ªo Aquilino
El t¨ªo Aquilino, de La Celsa, representa un caso at¨ªpico. No tiene hijos a sus espaldas y, sin embargo, muchas de la familias de La Celsa le respetan. Ha presenciado m¨¢s de 200 bodas y ha intermediado en varias disputas familiares. "He viajado, he disfrutado, he vendido telas y he enga?ado al que he podido. No soy, un santo; soy gitano, y, si he podido vender una tela mala por lo que vale una buena, lo he hecho, pero siempre con verg¨¹enza y educaci¨®n. No es como la gente ¨¦sta de la droga. Pero yo no puedo decirles nada a ellos, porque terminar¨ªamos a tiros".
Habla un poco el cal¨®, aunque desde que termin¨® la dictadura no tiene sentido usar esa lengua. "Me gustan las cosas bien hechas". Y bien hechas significa, por ejemplo, que, en caso de casamiento, los familiares del novio son los que piden la mano a los de la novia.
En cualquier caso, el patriarca es un personaje con el que hay que contar siempre. En el Consorcio para el Realojamiento de la Poblaci¨®n Marginal se muestran especialmente orgullosos del poblado Plata y Casta?ar. Fue una obra de relojer¨ªa. Reunieron a las familias chabolistas de los t¨ªos Emilio, Basilio y Rufino. Les explicaron la distribuci¨®n que tendr¨ªan en Plata y Casta?ar, y ellos se comprometieron a que all¨ª no se traficase con droga. La autoridad del patriarca se impuso en ese caso.
Cuando en el Consorcio quieren reunir a las 118 familias de La Celsa, acuden a sus oficinas 14 patriarcas. Son lo representantes del poblado. Jos¨¦ Luis G¨®mez, gerente del Consorcio, cree que m¨¢s del 80% de las familias chabolistas de Madrid se agrupan en clanes gitanos.
Todos los viejos no son patriarcas, pero todos los patriarcas s¨ª son de avanzada edad. Dif¨ªcil es que una gitana se eche a la mala, pero m¨¢s a¨²n lo es ver a un gitano anciano en una residencia. El Estado se ha ahorrado mucho dinero gracias a esta costumbre de cuidar a sus mayores. "Si tenemos que quedarnos sin vacaciones, lo hacemos, pero los viejos, con nosotros siempre", explica el presidente de Integraci¨®n Gitana, Enrique Maya.
Maya no cree que el chabolista pueda ser m¨¢s gitano que el que convive en la sociedad paya. "Me lavo todos los d¨ªas, trabajo y soy tan gitano como el que m¨¢s".
?Y en qu¨¦ se distingue de sus amigos pavos? "En que mis hijos, salvo raras ocasiones, a las doce de la noche est¨¢n sentados conmigo, en que respeto y cuido a mis mayores hasta el final y en que mis hijas nunca van a tener seis o siete novios o van a venir por la ma?ana de las discotecas".
Camelamos Parrugar
F. P. Agust¨ªn Romero ofrece una imagen de gitano culto que disfruta de una posici¨®n econ¨®mica y social acomodada. Preside la asociaci¨®n Camelamos Parrugar. Distingue entre los gitanos que llegaron a la capital desde Extremadura (unos 3.000) y los que nacieron en Madrid. "El de Madrid suele vestir con gabardina y gafas negras. Las de Madrid tambi¨¦n van muy elegantes siempre, guap¨ªsimas. Sin embargo, la gitana de Extremadura es la mujer m¨¢s limpia del mundo. En sus chabolas todo se ve limp¨ªsimo: los almohadones, los mandiles y las s¨¢banas, todo bordadas a mano". Romero quiere cambiar la imagen del gitano. "Me gustan las camisas de lunares y me gusta cantar, pero tambi¨¦n ir limpio y trabajar. No hace falta tener los pantalones rotos y los mocos en la nariz para ser gitano". De ah¨ª, el nombre cal¨® de Camelarnos Parrugar (Querernos Cambiar). Le gustar¨ªa mantener otros valores como el hecho de que las novias vayan coronadas (v¨ªrgenes) al casamiento y que a los muertos se les guarde el luto que merecen.
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