La batalla econ¨®mica de Lituania
La peque?a rep¨²blica b¨¢ltica teme las consecuencias de romper el 'cord¨®n umbilical' con la URSS
Una vez conquistada la soberan¨ªa pol¨ªtica, Lituania encara una nueva batalla: la de recuperar la independencia econ¨®mica. Para esta peque?a rep¨²blica b¨¢ltica puede resultar especialmente dificil y peligrosa la ruptura del cord¨®n umbilical que la une con la agonizante URSS. El s¨ªmbolo de la vieja interdependencia es la continuaci¨®n del rublo como ¨²nica moneda oficial y el triunfo del d¨®lar en el mercado negro.
La privatizaci¨®n, la liberalizaci¨®n de los precios y la promoci¨®n de inversiones extranjeras ,son los principales temas de debates econ¨®micos en el Parlamento. No obstante, en ellos "prevalece la t¨¢ctica sobre una visi¨®n estrat¨¦gica", se queja Kestutis Glaveckas, un economista independiente, miembro de, la comisi¨®n parlamentaria que elabora el programa de reformas. El propio Glaveckas reconoce que los problemas que se amontonan ante Lituania no siempre dejan pensar en soluciones a muy largo plazo. "Si Rusia sube el precio del petr¨®leo al nivel mundial a partir del a?o pr¨®ximo, esto ser¨¢ una cat¨¢strofe para Lituania", advierte, recordando que en la actualidad una tonela da del crudo comprado a la URSS le cuesta a Lituania la irri soria cifra de 1,5 d¨®lares.
Las consecuencias de la subida del precio del petr¨®leo ser¨¢n aciagas para la poblaci¨®n. Y no s¨®lo se trata del transporte. La central t¨¦rmica de Vilna utiliza esencialmente gas¨®leo, mientras los inviernos en estas latitudes no suelen perdonar la falta de cale facci¨®n en casa.
Casimiras Antanavicius, socialdem¨®crata y presidente de la comisi¨®n parlamentaria de econom¨ªa, se?ala que la ¨²nica manera de mantener funcionando laeconom¨ªa lituana pasa por establecer 1as mejores y las m¨¢s estrechas relaciones con los socios econ¨®micos del Este".
No a la ruptura
Mientras todos los economistas lituanos est¨¢n de acuerdo en que las relaciones con la URSS, o con lo que quede de ella, deben sufrir una transformaci¨®n, pero en ning¨²n caso una ruptura, las discrepancias sobre el ritmo y la profundidad de las reformas eco n¨®micas son notorias. Tal es el caso de la ya pr¨®xima liberaliza ci¨®n de los precios. Glaveckas, conocido por su radicalismo, afirma que el "Estado deber¨ªa dejar de comportarse, por fin, como una madre que llora sobre sus hijos". Antanavicius, en cambio, apoya una tendencia mayoritaria entre las ¨¦lites, la de excluir de la liberalizaci¨®n de im portantes sectores del mercado: los transportes, los comestibles, la vivienda y la energia.
Otro enorme problema que encara Lituanla es la reforma de la banca y la introducci¨®n de la propia moneda, el lit. De momento, en el mercado s¨®lo circula el rublo, "la moneda de madera", y el todopoderoso d¨®lar estodounidense, que hace abrir las puertas de las tiendas en horas de cierre, llenar los dep¨®sitos de los coches por mucho que escasee la gasolina y permite comprar cualquier producto, desde coches a zapatos, en tiendas especiales.
La direcci¨®n de la banca sostiene que la reforma monetaria exige el cumplimiento de "ciertas condiciones previas", sobre todo en las relaciones financieras con las dem¨¢s rep¨²blicas de la URSS. Incluso el radical Glaveckas, partidario de aplicar a Lituania "la cura de caballo" a lo Erhardt en la Alemania de posguerra, reconoce que antes de introducir el lit habr¨¢ que transformar el ineficaz sistema bancario.
A los ojos de muchos ciudadanos, la clave del cambio econ¨®mico'es la privatizaci¨®n que empez¨® en abril pasado, cuando los ciudadanos recibieron los talones por valor de 10.000 rublos (unas 26.000 pesetas) con que comprar los bienes del Estado, propietario del 97% del patrimonio nacional. Esta privatizaci¨®n inicial, que permiti¨® la compra de algunas tiendas en Kaunas por valor de 2,5 millones de rublos y que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n desea aprovechar para la compra de su vivienda, se ampliar¨¢ a partir de febrero pr¨®ximo, conforme a los planes del Parlamento. Las sumas de dinero en poder de los ciudadanos son a veces enormes.
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