El cambio de estrategia permite a EE UU lograr su mayor ¨¦xito diplom¨¢tico
La Conferencia de Madrid constituye el mayor ¨¦xito logrado por la diplomacia de EE UU en cuatro d¨¦cadas de conflicto ¨¢rabe-israel¨ª. Para llegar a este punto, la Administraci¨®n del presidente George Bush ha tenido que introducir cambios en la pol¨ªtica norteamericana sobre Oriente Pr¨®ximo hasta ganarse la confianza de los pa¨ªses ¨¢rabes, ablandar a Israel y poder presentarse hoy como la ¨²nica fuerza capaz de armonizar los intereses de los contendientes en el conflicto.
Antes de Bush, s¨®lo Jimmy Carter hab¨ªa conseguido sentar a la misma mesa a un pa¨ªs ¨¢rabe con los dirigentes jud¨ªos para firmar en 1979 los acuerdos de Camp David junto a Anuar el Sadat y Menahem Begin, pero aquel pacto s¨®lo puso paz en la frontera egipcio -Israel¨ª. Camp David ¨²nicamente se ocup¨® del tema central del conflicto, el problema palestino, abogando por una autonom¨ªa en los territorios ocupados que Israel jam¨¢s cumpli¨®.Los acuerdos de Camp David fueron ¨²tiles para poner fin a un enfrentamiento local, pero desalentaron al resto de los ¨¢rabes, que consideraron que Israel hab¨ªa salido fortalecido de la negociaci¨®n sin grandes concesiones a cambio. Camp David, en opini¨®n de los ¨¢rabes, sirvi¨® para consolidar la legitimidad del Estado de Israel sin dar un solo paso adelante en la atenci¨®n de las reividicaciones palestinas.
Durante la Administraci¨®n de Ronald Reagan, Washington concibi¨® por primera vez una soluci¨®n global del conflicto de Oriente Pr¨®ximo, y ofreci¨® en 1982 un plan que recog¨ªa ya algunas de las aspiraciones ¨¢rabes y que mencionaba la f¨®rmula de una confederaci¨®n jordano-palestina. El Plan Reagan se estrell¨®, sin embargo, con la intransigencia de todas las partes involucradas, y el Gobierno estadounidense no volvi¨® a considerarlo durante el resto del mandato de Reagan.
Desde el comienzo de su gesti¨®n, Bush pareci¨® comprender que el salto cualitativo hacia una soluci¨®n en Oriente Pr¨®ximo era convencer a Israel de la necesidad de establecer conversaciones con todas las partes, incluidos los palestinos. El primer paso de Bush en esa direcci¨®n fue dar instrucciones a su secretario de Estado, James Baker, para que obligase al Gobierno israel¨ª a detener la construcci¨®n de asentamientos como medida imprescindible para crear un clima de confianza en la regi¨®n.La invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwalt en agosto de 1990 y la guerra de 1991 para recuperar el territorio ocupado dio a Bush el marco adecuado para poner en pr¨¢ctica su pol¨ªtica: EE UU gan¨® autoridad entre las naciones del ¨¢rabes, unas porque comprobaron la firmeza de Washington y otras porque agradecieron el esfuerzo militar para defender no s¨®lo a Israel, sino a pa¨ªses ¨¢rabes. Ello coincidi¨® adem¨¢s con la p¨¦rdida de la influencia de la URSS, lo que dej¨® hu¨¦rfana a Siria, a la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina y a otros pa¨ªses radicales con influencia en la regi¨®n, como Ir¨¢n.
Arrancar concesiones
De repente, todos esos pa¨ªses aceptaron que Estados Unidos era el ¨²nico interlocutor y el ¨²nico medio para arrancar concesiones a Israel. Siria fue la primera en ofrecerse a un nuevo di¨¢logo con el Gobierno norteamericano. Pero Estados Unidos puso sus condiciones: si, para llegar a Jerusal¨¦n, Egipto tuvo que pasar por Washington, la condici¨®n de Bush fue que, para llegar a Washington, Siria tendr¨ªa que pasar primero por Jerusal¨¦n; hab¨ªa que negociar con Israel.
Paralelamente, Bush busc¨® tambi¨¦n un nuevo tipo de comunicaci¨®n con Tel Aviv. Bush explic¨® al Gobierno jud¨ªo que la ¨¦poca en la que Israel era tratado como el Estado n¨²mero 51 de la Uni¨®n hab¨ªa terminado, y no dud¨® en congelar el aval para un cr¨¦dito de 10.000 millones de d¨®lares para vencer las ¨²ltimas resistencias jud¨ªas a la negociaci¨®n con los ¨¢rabes.
La ONU, relegada al papel de observadora
A. C.La Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU), que es la responsable de la creaci¨®n del Estado de Israel y que promulg¨® las dos resoluciones sobre las que gira la salida del conflicto de Oriente Pr¨®ximo, quedar¨¢ relegada al papel de mera observadora en la Conferencia de Madrid, porque, por el momento, ninguna de las partes conf¨ªa en su intervenci¨®n.
El secretario general de la ONU, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, ha calificado de "insuficiente e injusto" el mudo papel otorgado a la organizaci¨®n, aunque las conversaciones preliminares no descartan una mayor implicaci¨®n de las Naciones Unidas en el momento en que se consiga un acuerdo en alguna de las mesas de negociaci¨®n previstas.
Estados Unidos parece el primer interesado en no dar a la ONU un papel protagonista. El secretario de Estado norteamericano, James Baker, dijo ya el pasado mes de julio en relaci¨®n con la labor del representante de las Naciones Unidas: "Podr¨¢, por supuesto, comunicarse con los participantes y con los patrocinadores, pero ser¨¢ un observador".
Baker ha comparado el papel de la ONU en Madrid con el que tuvo el representante del secretario general en 1977 en El Cairo en el comienzo de las negociaciones de Camp David entre Israel y Egipto. "S¨®lo si, Israel y las partes ¨¢rabes consiguen acuerdos en sus conversaciones directas, se abrir¨¢ un proceso en el cual el Consejo de Seguridad de la ONU puede ser llamado a aplicar esos acuerdos", ha explicado Baker.
Fueron las Naciones Unidas las que aprobaron en 1948, cuando finaliz¨® el mandato brit¨¢nico, la partici¨®n de Palestina, dando con ello legitimidad al Estado de Israel. Y tambi¨¦n fue el Consejo de Seguridad de la ONU el que aprob¨®, en los a?os 1967 y 1973, respectivamente, las resoluciones 242 y 338, que son el marco de cualquier soluci¨®n en la regi¨®n.
Las resoluciones piden b¨¢sicamente el regreso de Israel a las fronteras de 1967 (sin Cisjordania y Gaza), reconocen el derecho a la existencia de Israel y exigen una soluci¨®n para el problema palestino.
Adem¨¢s, fueron las Naciones Unidas las que dieron cobertura legal a la guerra del Golfo. Y fue la propia ONU la que encomend¨® en 1983 al secretario general la convocatoria de un conferencia internacional sobre Oriente Pr¨®ximo. Aquella conferencia nunca se realiz¨®, pero la que el mi¨¦rcoles se inaugurar¨¢ en Madrid no le dar¨¢ a P¨¦rez de Cu¨¦llar -que dejar¨¢ su cargo a final de a?o- la oportunidad de retirarse tras poner en marcha una de las tareas m¨¢s complejas a las que jam¨¢s se enfrent¨® la diplomacia internacional.
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