Nueva York, el mayor basurero del mundo
Las autoridades imponen una agresiva pol¨ªtica de reciclaje de envases contra los desechos
Walter, un vagabundo negro de 39 a?os, se compr¨® unos magnet¨®fonos de bolsillo y un casete de Prince con el primer dinero que obtuvo de recoger por las calles latas y botellas vac¨ªas. Ha pasado un a?o desde entonces y Walter sigue en el negocio. Hay d¨ªas en los que el contenedor que arrastra puede cargar hasta 1.000 envases reciclables, con los que puede obtener hasta 80 d¨®lares, pero Walter ya no tiene m¨¢s sue?os que comprar.
Los ecologistas han advertido que si no se detiene el ritmo actual, Nueva York se convertir¨¢ en pocas d¨¦cadas en el mayor basurero del mundo. La pol¨ªtica de reciclaje implantada por las autoridades de la ciudad trata de ser cada d¨ªa m¨¢s agresiva para disminuir las toneladas de desechos que desde el amanecer crecen en sus esquinas. Las estad¨ªsticas municipales advierten que la mitad de los residuos tienen su origen en el empaquetado de los productos.Estados Unidos consume proporcionalmente el doble de papel y cristal que todos los pa¨ªses europeos, mientras que s¨®lo recicla la mitad. Latas de refrescos, botellas, bolsas de pl¨¢stico, paquetes de cart¨®n se apoderan del espacio urbano a un ritmo muy superior a la capacidad de reciclaje de Nueva York. Los vagabundos han pasado a formar parte de la compleja cadena de reciclaje recogiendo los envases, que se pagan a cinco centavos.
Los miles de hombres y mujeres sin hogar se anuncian desde hace meses a trav¨¦s del tintineo de aluminio de las voluminosas bolsas de latas que acarrean con el resto de sus propiedades por donde quiera que van. Este es el sonido de los mendigos de fin de siglo que al caer el d¨ªa se acercan a los supermercados para canjear su bot¨ªn por monedas.
Duermen, como Walter, enfrente de tiendas abiertas las 24 horas para protegerse de los ladrones y contar con vigilancia adicional para su mercanc¨ªa. Durante el d¨ªa siguen los pasos de cada bebedor de lata en parques y calles para recoger el envase en las papeleras.
En esta ciudad donde las negocios y la gente se trasladan de un d¨ªa para otro nada es tan fugaz como una lata de coca-cola abandonada en medio de una calle. Ofrecer una lata de refresco vac¨ªa a un homeless (sin casa) es un nuevo modo de limosna.
Los desperdicios se amontonan desde la ma?ana y en ellos se puede encontrar cualquier cosa. A principios del mes de septiembre alguien intent¨® deshacerse de un cad¨¢ver abandon¨¢ndolo en una caja de cart¨®n junto con los residuos de un banco de Manhattan. En esta sociedad desarrollada en el h¨¢bito e usar y tirar, el ¨²nico est¨ªmulo que han encontrado las autoridades para favorecer el reciclaje es pagar por devolver basura cualificada.
Los vagabundos se mueven por la ciudad dependiendo del d¨ªa de la semana en que se recoge el material para reciclar. Walter est¨¢ los jueves en Greenwich Village escarbando en los cubos y distribuyendo el cristal y el aluminio en su contenedor de dos por dos metros, con cuatro escobas de pie en las esquinas, para sujetar las bolsas que sobresalen. Asegura que le caben hasta 1.000 envases, por los que puede llegar a obtener hasta 80 d¨®lares.
Bandos
"Nueva York apesta", explica Walter. "Todo lo tiran. No hay m¨¢s que seguirlos para encontrar un rastro de basura", dice, se?alando a los transe¨²ntes. "S¨¦ todo lo que hacen viendo su basura. En aquella casa, por ejemplo, s¨¦ que beben un litro de zumo de manzana al d¨ªa porque cada semana paso a recoger los siete cascos".Los bandos del alcalde Dinkins tratan de atajar la escalada de desperdicios con la construcci¨®n de tres instalaciones de eliminaci¨®n de residuos. Los expertos consideran, sin embargo, que, si no aumenta dr¨¢sticamente el reciclaje, estas tres plantas ser¨¢n insuficientes. Aunque el reciclaje es caro -110 d¨®lares por cada tonelada de basura-, cada edificio deber¨ªa tener su propio departamento para el reciclaje de peri¨®dicos, cristal y aluminio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Basura
- Legislaci¨®n ambiental
- Marginados
- Impacto ambiental
- Marginaci¨®n
- Recogida basuras
- Residuos urbanos
- Tratamiento residuos
- Servicios sociales
- Reciclaje
- Limpieza viaria
- Pol¨ªtica ambiental
- Residuos
- Estados Unidos
- Pol¨ªtica social
- Limpieza urbana
- Saneamiento
- Grupos sociales
- Salud p¨²blica
- Pol¨ªtica sanitaria
- Problemas ambientales
- Equipamiento urbano
- Protecci¨®n ambiental
- Legislaci¨®n
- Sanidad