Soy un imb¨¦cil
Mi dentista me hace tres empastes, me pide 20.000 pesetas en cheque al portador y me da la mano a cambio. En el taller, por unas cosillas en el coche me piden 80.000 pesetas sin factura u 80.000 m¨¢s IVA con factura; como son de confianza, les doy las 80.000 (en met¨¢lico, por faPasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior
vor: no se admiten talones); el coche ahora tironea en las marchas cortas, mientras que antes lo hac¨ªa en las largas: algo vamos ganando.
La chica que hay en casa (o empleada de hogar o como se quiera llamar) me pide 10.000 pesetas m¨¢s al mes, pagas extras completas y seguros sociales. Ya supera el salario m¨ªnimo, s¨®lo tiene 22 a?os y trabaja cinco horas diarias, no tiene retenciones y no declara a Hacienda.
Un amigo se ha hecho empresario, y ahora se queda con las facturas del restaurante cada vez que comemos juntos: todo desgrava, hasta hacerse socio del Casino de Madrid. No ha vuelto a pagar a Hacienda y le ha comprado a su empresa un BMW.
Otro amigo, abogado, levanta al a?o m¨¢s de 12 millones de pesetas (s¨®lo hay que ver los signos externos, que se dec¨ªa antes), pero la declaraci¨®n de la renta le sale negativa, mientras que yo no bajo nunca de las 100.000 pesetas, porque no tengo dinero bastante para el Fondtesoro ese o los pagar¨¦s aquellos, y me declaran hasta las 25.000 pesetas anuales que me regala mi empresa para ayuda escolar.
Cada vez que llueve en Madrid, Hidroel¨¦ctrica Espa?ola me corta la luz y mi vida electrificada (acumuladores el¨¦ctricos, congelador, v¨ªdeo, riego autom¨¢tico, etc¨¦tera) se apaga: s¨®lo quedan los recibos bimestrales (triste consuelo), que nunca fallan. El cartero considera una p¨¦rdida de tiempo echar la correspondencia en los buzones, y la deja fuera, para que se oree, cuando estima que se han cumplido las dos semanas m¨ªnimas de cuarentena en la estafeta local. El tel¨¦fono me hace pedorretas o me comunica sistem¨¢ticamente con una se?ora gorda.
Pretenden que use un tren que regularmente lleva media hora de retraso y en el que es imposible leer The Times, como los ejecutivos londinenses de las pel¨ªculas; un autob¨²s perif¨¦rico que me martiriza con El Fary o El primero de la ma?ana, y parece conducido por Carlos Sainz momentos antes de volcar, o un metro en el que los usuarios mas cercanos pertenecen invariablemente a la edad del ajo. Y si digo que no, que voy m¨¢s feliz en mi coche y en mi atasco, circulando por las carreteras que pago y no me construyen, me ponen al borde del infarto con sus gr¨²as, sus multas, sus veladas amenazas y las 1.000 pesetas del aparcamiento.
Llevo trabajando (y cotizando) m¨¢s de 20 a?os y me quedan otros tantos para jubilarme, pero ahora dicen que vamos a ser muchos viejos y que no habr¨¢ dinero para todos. Tampoco est¨¢ claro que mi hijo vaya a tener trabajo, si no lo mando a Estados Unidos en COU y le pago un master de dos millones cuando acabe la carrera. Hasta numerus clausus va a haber en la FP, tan bonita como la pintan ahora.
Me miro al espejo y pienso: soy un imb¨¦cil. Acabar¨¦ votando a Gil y Gil. El que avisa no es traidor.-
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