La ¨²ltima cena del magnate

Robert Maxwell, el magnate que siempre estuvo rodeado de enemigos y de aduladores, cen¨® s¨®lo la ¨²ltima noche de su vida. Vestido de sport, con una chaqueta ligera en la mano lleg¨® a las 20.20 del lunes al restaurante del hotel Mencey, el m¨¢s tradicional de Tenerife. No dijo nada: se someti¨® a la sugerencia del ma?tre y comi¨® merluza con setas y almejas y se tom¨® tres cervezas locales. Sin compa?¨ªa alguna, se mostr¨® como una persona agitada y, seg¨²n el ma?tre Sergio Rodr¨ªguez Quintana, pareci¨® en todo momento un hombre son¨¢mbulo y ensimismado.Un transmisor-receptor era su ¨²nica compa?¨ªa: con ¨¦l trato de manera infructuosa de ponerse en contacto con su barco. No tuvo suerte. No tom¨® ni postre ni copas. Pag¨® con pesetas y cuando le devolvieron pregunt¨® si el servicio estaba incluido. La cena le cost¨® 3.300 pesetas y dej¨® 700 de propina. Cuando se iba olvid¨® su chaqueta. Rodr¨ªguez Quintana le persigui¨® para d¨¢rsela y por el camino comprob¨® que era una prenda ligera, en la que acaso ni siquiera hab¨ªa un billetero. Se fue en el mismo taxi que vino. Un cliente que le reconoci¨® en el bar le dijo: "Es dura la vida". Abroch¨¢ndose con dificultad la chaqueta sobre su gordura, Maxwell sonri¨® y se fue.

Sus ¨²ltimas horas en el barco, se desarrollaron as¨ª:

4.25 horas del martes 5. El barco cambia de rumbo y se dirige desde Gran Canaria al puerto de Los Cristianos, en el sur de Tenerife. La tripulaci¨®n le ve por ¨²ltima vez en la cubierta del yate, donde pide que se ponga el aire acondicionado de su camarote, "porque hac¨ªa mucho calor".

4.45. Maxwell pide por tel¨¦fono que se suspenda el citado servicio, sin m¨¢s.

9.45. El barco llega a Los Cristianos y fondea.

11.10. Se recibe en el yate una llamada telef¨®nica. Un tripulante golpea en la puerta de su camarote para avisarle. Nadie responde. Maxwell hab¨ªa desaparecido. Hacia las siete de la tarde, su cuerpo fue hallado en el mar.