Estudiantes no tuvo piedad con el Aris
Con las excepciones que siempre debe tener una buena regla, Estudiantes volvi¨® a demostrar que el baloncesto es un juego de equipo, y que para formar un conjunto no basta con que salgan cinco jugadores a la cancha. El ¨¢nimo general, el compa?erismo dentro y fuera del terreno, la palabra conciliadora, el reproche siempre cari?oso y en aras del beneficio general deben sobrevivir y habitualmente lo hacen ante la anarqu¨ªa, la b¨²squeda del lucimiento individual, la b¨²squeda de la paja ajena en lugar de intentar quitarse la viga del propio.Estudiantes fue el mejor Estudiantes posible mientras el Aris fue el peor que conocemos. Los colegiales tardaron en coger el aire al partido, pero desde el principio supieron aprovechar las debilidades ajenas, centradas en la defensa contemplativa de Berry, al que Pinone se hart¨® de superar, y el mal d¨ªa general de todos los tiradores griegos, con especial menci¨®n para sus tres estrellas. Gallis tir¨® lo habitual pero sin especial punter¨ªa (10 de 26). Berry no se qued¨® atr¨¢s con parecido resultado (6 de 18), mientras Iannakis se cortaba un poco m¨¢s sin que ello mejorase su porcentaje (3 de. 11).
Con las mu?ecas griegas en estado de hibernaci¨®n, s¨®lo hab¨ªa que esperar que el ataque estudiantil, o mejor dicho, el contraataque madrile?o, funcionase a satisfacci¨®n. Esto lleg¨® en los primeros 13 minutos del segundo tiempo y fue Ricky Winslow el que coloc¨® la espoleta que mand¨® al Aris a la estratosfera. El norteamericano anim¨® la noche hasta el delirio colectivo con sus tiros, entradas y machaques que sembraron el definitivo divorcio entre todos los jugadores rivales.
La m¨ªnima ventaja con la que el Estudiantes se fu¨¦ al descanso (35-34) fue llevada hasta los 21 puntos (57-46) en s¨®lo 10 minutos. Los colegiales llegaban en oleadas a la canasta rival, en la que se colocaban como pod¨ªan el, o como mucho los dos defensores que quedaban de las continuas discusiones con las que acababan los griegos su desafortunadas acciones de ataque.
Aquello era un sue?o que no se pod¨ªa desaprovechar, y el Estudiantes de este a?o no es de los que dejan pasar los malos momentos de sus rivales sin provocar da?os irreparables. Nada pod¨ªa parar el rodillo, ni siquiera la cuarta falta personal de Azofra, que fue sustituido por un s¨®lido Ruiz Paz que continu¨® dirigiendo a sus compa?eros con firmeza.
Resuelto el partido, el ¨²ltimo cuarto qued¨® para que jugadores y p¨²blico tuviesen tiempo para disfrutar de su ¨¦xito. Las acciones espectaculares con Winslow de protagonista habitual se suced¨ªan velozmente, mientras Gallis y Berry se empe?aban en arreglar sus estad¨ªsticas absolutas, pues sus pobres porcentajes eran ya irremediables. El tercero del grupo, lannakis, ni se molestaba en entrar en la batalla, una vez perdida la guerra.
Estudiantes estrena su casillero de victorias y lo hace de una forma inmejorable. Su exhibici¨®n ha de servir para confirmar que en el firmamento europeo siempre hay sitio para un conjunto unido y generoso. Un equipo que no sabe de protagonismos innecesarios o individualismos mal entendidos. Alejadas las dudas iniciales, se han terminado las contemplaciones y las medias tintas. Salvo un Joventut en estado de gracia, no hay raz¨®n para mirar al resto desde lejos. La lucha europea ha dejado de ser una quimera.
Todo esto ocurri¨® en un d¨ªa que pasar¨¢ a la historia del deporte mundial. Ocurri¨® el d¨ªa que perdimos a Magic Johnson.
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