La sombra del pasado

La importancia de Herbie Bancock y Wayne Shorter el indiscutible. Incluso sus detractores m¨¢s recalcitrantes deben reconocer que su aportaci¨®n es tan fundamental que el jazz moderno no ser¨ªa lo que es sin el toque m¨¢gico de estos dos soberbios m¨²sicos. Dos creadores, en el m¨¢s amplio sentido de la palabra, que le cayeron del cielo a Miles Davis justo en el momento que iniciaba un giro vital en su carrera. Como era costumbre en el trompetista, exprimi¨® sus talentos y se qued¨® con lo mejor de ambos; los dos quedaron exhaustos despu¨¦s de la experiencia: lo hab¨ªan dado casi todo. Las fuerzas restantes apenas les llegaron para grabar algunos discos formidables que inclu¨ªan m¨²sica emblem¨¢tica de toda una d¨¦cada rica e influyente.En su gira del verano ten¨ªan en la banda a Stanley Clarke y Omar Hakim, mientras que en ¨¦sta de oto?o llevan a Bunny Brunel y Gene Jackson: en el jazz, las rebajas llegan con el fr¨ªo. Brunel demuestra estar seriamente afectado por la t¨¦cnica espectacular de Clarke y tiende a organizar sus solos sobre cientos de notas indiferenciadas y farragosas.

Jackson es tan cargante como Hakim, si bien carece de la convicci¨®n de ¨¦ste para machacar con pases sin piedad. En los l¨ªderes, pocas sorpresas; siguen tocando su gran m¨²sica de siempre (Mayden voyage, Pinocchio) y la complementan con cl¨¢sicos del propio Miles, All blues, y Thelonious Monk, Round midnight.

Aunque pueda llegar a parecer una paradoja, en los nuevos arreglos se echa en falta menos creatividad, menos af¨¢n renovador. Los cambios incluidos no consiguen sino hacer perder viveza, y actualidad, a la din¨¢mica interacci¨®n entre melod¨ªa, armon¨ªa y ritmo que reluc¨ªa en las versiones cl¨¢sicas de los a?os sesenta.